Las cintas de cassette están guardadas en algún cajón. Sus hijos acabaron cansados de aquellos viajes en el coche familiar al son de los tambores y cánticos indígenas interminables. Especialmente insoportable debía de ser la de los aborígenes de Taiwan. En casa no les quedó más remedio que aceptar las pipas, los escudos, las mazas de los sioux, la indumentaria de plumas indígena colgada de la pared o los numerosos y coloridos sombreros decorando las baldas de la biblioteca. También asumieron con resignación que ‘aita’ no parara de adquirir más y más libros sobre indígenas. Hoy la colección reúne casi 500 ejemplares sobre el tema, algunos especializados en historia indígena, leyendas, en las minorías del norte de América, del sur…
Lo que jamás pensaron que ocurriría es que llegaran a ver a su padre estudiar, diccionario en mano, el ‘lakota’, un dialecto sioux: “Lo chapurreo. Si me lo preparase podría incluso dar un mitin”, asegura divertido Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso y una de las pocas voces que ha apoyado esta semana que España tuviera un gesto con los pueblos indígenas de México. “Intento leer libros en su idioma. Hasta hace poco había incluso una agencia de noticias de ellos que la seguía con frecuencia”.
Su mujer aún recuerda el bautizo de unos de sus hijos con el agua traída de una reserva indígena y con el niño cubierto con aquel manto tejido por una mujer sioux y que poco o nada se parecía con las angelicales vestimentas blancas tradicionales. La pasión de Aitor es tal que cada dos o tres años viaja hasta alguna reserva indígena americana para pasar un tiempo y seguir investigando sobre su realidad. Viaja solo, los suyos ya han tenido bastante.
Minorías avanzadas
Le hubiera gustado ser un jefe indio o algo similar. Hoy es el jefe del grupo vasco en el Congreso y el 28-A aspira a revalidar esa posición. Esteban no oculta que no es lo mismo, pero que de algún modo es otra forma de defender a una minoría, “la vasca”. Esteban ha sido uno de los pocos que estos días ha apelado a España a no despreciar la petición de perdón hecha por Andrés Manuel López Obrador. Cree que en realidad con quien habría que disculparse no es con México sino con el pueblo indígena y que también debería hacerlo el estado mexicano.
Insiste en que sería un modo de elevar la autoestima de todas estas minorías y colaborar, por ejemplo, en la recuperación de muchas de las lenguas minoritarias en peligro: “En México el Nahuatl lo habla más de un millón de personas, el idioma de los aztecas, los ‘mexican’. Pero también se habla maya, mazateco, mixteco, zapoteco, etc.”.
Cuando este profesor de Derecho Constitucional y doctor en Derecho habla de su pasión por los pueblos indígenas se le ilumina la cara. Sabe que es algo inusual, que pocos se interesan tanto por estos pueblos que él admira desde niño, desde que jugaba a “indios y vaqueros”. Primero fueron sus plumas, el colorido de sus ropas o su condición de minoría la que le hizo fijarse en ellos. Después llegó el descubrimiento de sus historias y leyendas.
Esteban es capaz de reconocer muchas de las minorías indígenas que existen en el continente americano; los sioux, los dakotas, los apaches, los cherokees: “Son muchos y creo que no estará de más ayudarles, hacer un reconocimiento de que hubo muchas cosas de las que se hicieron que no estuvieron bien”. Preguntado por si esa disculpa debería hacerla también el lehendakari por la condición de vascos de muchos de los conquistadores, asegura que “ellos viajaban bajo la Corona de Castilla, pero si acordamos que no eran españoles sino vascos, las disculpas las echaría echando betún, no me costaría nada”.
La ciudad de Tenochtitlan
Rechaza la idea generalizada de que los indígenas que los conquistadores españoles se encontraron cuando hace cinco siglos llegaron a América “eran unos bárbaros”. “No es cierto, en muchos aspectos eran sociedades muy sofisticadas”, asegura Esteban. Cita el relato que hizo el conquistador Bernal Díaz del Castillo a la llegada de Hernán Cortés a México en la obra ‘Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España’: “Allí describe su llegada a la ciudad de Tenochtitlan y cómo se quedaron alucinados, era una ciudad más grande que cualquiera de las europeas entonces. En medio de una laguna, con acueductos, con sistema organizado de transportes y comercio impresionante. Había colegios de dos tipos, para los pudientes y no tanto, había literatura, los códices y tenían un sistema religioso complejo”.
Hoy Esteban habla cinco idiomas, inglés, francés, euskera, castellano, alemán y algo de árabe. El primero, de alguna manera, se lo debe a los indígenas. En la escuela estudiaba francés y los libros sobre las minorías americanas sólo estaban en inglés, por lo que se puso a estudiar el idioma.
En este tiempo ha visitado reservas en EEUU y en Canadá fundamentalmente. Asegura que las minorías indígenas son muchas y en situaciones muy dispares, algunas “se han convertido en los mayores empleadores de sus zonas, otras en cambio son muy pobres”.
Estos días está inmerso en la campaña electoral. El adelanto con las urnas ha frustrado un encuentro que tenía programado con un amigo indígena, “ahora tendré que ir el próximo año a la reserva Ute en Canadá”.
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