Cáncer de ovario: ocho de cada 10 casos se diagnostican en estadios avanzados

No es de los más frecuentes, el cáncer de ovario supone el 5% de los cánceres que se detectan cada año a las españolas. Sin embargo y a diferencia de los de mayor incidencia, el gran reto de este tipo tumores – como el que acaba de reconocer  que padece la periodista Sara Carbonero – es el diagnóstico precoz. “Casi el 80% de los casos de cáncer de ovario se  diagnostica en estadios avanzados, lo que obliga a realizar tratamientos más afectivos, de operaciones y quimioterapia”, afirma Ana Santaballa, vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y jefa de Sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital La Fe de Valencia.

Cada año se diagnostican 3.300 casos de cáncer de ovario en España

Según los datos de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), cada año se diagnostican 3.300 casos de cáncer de ovario en España. De ellos, aproximadamente el 44% sobrevive más de  cinco años. Sin embargo, la supervivencia es mucho mayor (90%) en los tumores de células germinales, que son los más comunes en adolescentes y jóvenes. Y es que este cáncer afecta sobre todo a mujeres mayores, en la década de los 60.

Santabella reconoce que el diagnóstico tardío provoca que los tratamientos que necesitan las enfermas de cáncer de útero suelen ser agresivos. “El tratamiento empieza con una cirugía que es agresiva y que requiere de quimioterapia posterior. A veces no es posible operar y primero hay que hacer tratamientos de quimioterapia para luego intentar intervenir”, explica la oncóloga.

Se calcula que 1.900 mujeres fallecen cada año por un tumor de ovario, una cifra que supone el 5% de  todas las muertes por cáncer y el 1,1% del total entre las mujeres. La edad media es de 67,7 años.

Sin embargo, la supervivencia a estos tumores en España es algo mejor que la media europea, que está en el 37%. Los mejores datos se dan en Islandia, Austria, Portugal y España. Estos datos también han mejorado desde la década de los ochenta de forma sostenida.

Santabella es optimista sobre los avances. “En los últimos años han sido sobre todo a nivel de conocimiento molecular. Ahora sabemos que el cáncer de ovario es muy heterogéneo, que hay subtipos con alteraciones moleculares distintas y que sólo con el desarrollo de estas dianas moleculares en tratamientos personalizados conseguimos mejorar la supervivencia”, explica Santabella.

Estos tratamientos son, sobre todo, con antiantiogénicos, también inhibidores e inmunoterapia. En muchos de los casos aún no han sido aprobados, pero los resultados son alentadores.

Síntomas del cáncer de ovario

Precisamente porque son inespecíficos, sus síntomas se confunden y es por ello que el tumor tiene tan difícil dianóstico. Pero la AECC habla de aquellos que deben poner a una mujer en alerta:  la hinchazón o aumento del diámetro abdominal, un dolor pélvico o abdominal persistente o la dificultad para comer o sensación de plenitud continua.

Aparte, aunque de forma menos frecuente, el tumor de ovario puede provocar la necesidad de orinar más frecuentemente, cambios en el tránsito intestinal, cansancio o cambios en el peso así como sangrado o alteraciones del ciclo menstrual.

La edad media de quienes debutan con este tipo de cáncer suele estar a partir de los 60 años. Y la mitad de los casos se producen en países desarrollados. En África y el sur de Asia es un tumor raro, lo que se debe, según la AECC, en parte a la baja natalidad de los países desarrollados.

Entre los tipos de cáncer más frecuentes, son los carcinomas serosos (32%), los adenocarcinomas (20%) y los carcinomas mucinosos (12%). Los tumores germinales sólo representan el 2% de los tumores, pero son éstos precisamente los que se diagnostican en las más jóvenes, los que mejor responden a los tratamientos y por lo tanto, los que mejor supervivencia tienen.

Entre los factores de riesgo, la AECC estima que hasta un 10% se atribuyen a factores genéticos heredados, así como los  tratamientos hormonales (que pueden proteger contra la enfermedad o la ausencia de  trabajo y sus consecuencias. Otros factores de riesgo son la ausencia de embarazos, el sobrepeso y la sal, además del tabaco.