Mientras se van multiplicando las voces críticas que piden un Vistalegre III con el que sacar del marasmo a Podemos, se suceden las escaramuzas para asegurarse el control de una organización que hace aguas tras dos descalabros electorales consecutivos, el de las generales del pasado 28 de abril, y el de los comicios locales, autonómicos y europeos de hace dos domingos.
Una de esas escaramuzas tiene su epicentro no tanto en la formación que lidera Pablo Iglesias como en Izquierda Unida, en general, y en Alberto Garzón, en particular. Y es que el líder de IU "intenta participar en Vistalegre III para contrarrestar" al cada vez más numeroso y audible sector que cuestiona la estrategia y táctica política que Iglesias, Irene Montero y Pablo Echenique han seguido hasta ahora.
Un problema para Montero
En definitiva "Pablo necesita a Garzón en Vistalegre para ganar ese congreso" frente a un Ramón Espinar que aspira a sustituir a Iglesias "y al que se le pueden sumar todos los críticos". Pero el problema de actual líder de la formación "morada" no es tanto él como Montero a la que quiere dejar de "heredera" al mejor estilo dinástico.
Garzón, que es uno de los pocos socios que le quedan a Iglesias aunque también ha exigido parcelas propias de poder, acaricia una "forma de fusión con Podemos" similar a la que alumbró a Izquierda Unida, en la que la soberanía de cada partido acabó depositada en la dirección de lo que era en un principio una coalición de partidos, según han explicado a El Independiente fuentes de IU.
Es lo que Garzón denomina la "consolidación orgánica" entre ambas formaciones y "no necesariamente tiene que pasar por un cambio de nombre de Podemos", señalan los mismos medios de la coalición en conversación.
Enrique Santiago a los mandos
Si lo que se persigue con una nueva Asamblea Ciudadana de Podemos es dar al menos la sensación de abrir una etapa superadora de lo anterior un paso más sería, sin duda, ir a un modelo de unidad con Izquierda Unida más allá de los pactos preelectorales que firman ante cada convocatoria ante las urnas. El pergeñador de esta estrategia es el secretario general del PCE, diputado de IU y abogado de la coalición, Enrique Santiago.
No deja de ser una maniobra con dificultades tanto exógenas como endógenas. Primero, porque habrá, sin duda, resistencias en Podemos a dejar participar a Izquierda Unida en su Asamblea Ciudadana "donde Pablo intentará meter a Garzón" para incrementar su fuerza interna. Pero también en la propia Izquierda Unida se prevé una maremoto interno por el poder que tienen todavía los andaluces de IU.
Garzón no puede enfrentarse a Maillo, aliado con los anticapis
Y es que el coordinador de la coalición en Andalucía, Antonio Maillo, es un gran aliado de los anticapitalistas de Teresa Rodríguez en el único territorio donde Podemos, que no Iglesias, ha dado muestras de supervivencia. De hecho, es el modelo que anhela Garzón para el conjunto de la organización, una relación entre iguales bajo las siglas Adelante Andalucía y que consiguió hasta 49 mayorías absolutas en municipios andaluces. A Garzón, que necesita de Maillo, no le interesa enfrentarse a su barón territorial para sostener a un líder "morado" al que los anticapitalistas cuestionan.
Lo ha dicho con claridad meridiana el único alcalde "del cambio" que ha sobrevivido a la debacle de las elecciones locales y autonómicas, José María González, Kichi, quien en una entrevista este fin de semana en el Diario de Cádiz pide a Iglesias que asuma su responsabilidad por los resultados, cuya continuidad se "tendrá que decidir en la Asamblea de Vistalagre" para crear "un nuevo sujeto político".
Las "amputaciones" de Podemos
Kichi se une a otras voces destacadas que piden una nueva Asamblea Ciudadana. También lo ha hecho el que fuera líder de Podemos en la Comunidad de Madrid y senador, Ramón Espinar, que dejó sus cargos poco después de la espantada de Íñigo Errejón por entender que "en la situación actual no se dan las condiciones para llevar el proyecto de Podemos en Madrid hacia donde creo que debe dirigirse". Ahora quiere confrontar con el tándem Iglesias-Montero.
Este lunes, en una tribuna en eldiario.es, explica que "todas las organizaciones políticas sufren mutaciones con el paso del tiempo, pero Podemos ha sufrido amputaciones en muy poco tiempo. Asimismo, arremete contra el “modelo de análisis exculpatorio sobre cada suceso de la política española” en alusión a la nula autocrítica interna que se ha hecho tras los dos batacazos electorales y apela a "encontrarnos en una Asamblea Ciudadana", que es como Podemos denomina a sus congresos.
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