Ada Colau ha llorado. Otra vez. La entrevistaban en la radio y se le ha encogido el corazón como a las madres que cuentan que sus hijos no la llaman, entre el desmayo coreográfico y el cortejo pasivo agresivo. Han tenido que parar el programa como para poner a hervir el té de los vahídos y sacar el abanico y la sombrilla de encaje de los sofocos. No es la primera vez que llora, ya digo. Colau ha llorado por los okupas, por las sentencias sobre los desahucios, por la Guerra Civil y hasta en el homenaje al asesino Puig Antich, como perseguida por el polen alergénico de los cementerios y por la chinche de velatorio, tan española.
Para seguir leyendo Regístrate GRATIS
Identifícate o Regístrate con:
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Tres encuentros "casuales" en Madrid con espías extranjeros asedian al agente del CNI en prisión
- 2 Vascos y navarros 'odian' el triple que el conjunto de españoles
- 3 El primer santo milenial jugaba a Pokémon y difundía la fe
- 4 Pedro Buerbaum, rey de los 'pollofres' y gurú de los negocios
- 5 ING permite a sus clientes pagar y sacar dinero en moneda extranjera sin comisiones
- 6 Protección para Begoña
- 7 La opa de BBVA sobre Sabadell le hace volar en bolsa: sube casi 70% este año
- 8 Hidalgo: de negociar la venta de Air Europa a borrarse del mapa
- 9 Dabiz Muñoz sube de nuevo el precio del menú DiverXO