En torno a las 10 de la mañana del miércoles, Rocío Monasterio desataba un nuevo capítulo de la tormenta en la que se ha convertido la investidura de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid. La fórmula de un paso adelante y dos atrás que está siguiendo Vox en las últimas semanas en la capital no está dejando indiferente a nadie: si hace dos días rompían negociaciones con los populares porque consideraban que no se estaba cumpliendo el acuerdo suscrito en el que les prometían 'concejalías de gobierno', ahora renuncian a ocupar cargos de responsabilidad en Madrid.
Y Ciudadanos habría respirado tranquilo ante la nueva salida de Vox si no fuera por un pequeño detalle: Monasterio pide a cambio que los naranjas les traten "como iguales" y suscriban un "programa único común" que incluye premisas como la derogación de decenas de artículos de leyes que protegen los derechos LGTBi o la repatriación de inmigrantes menores no tutelados.
Aunque se negociasen o revisasen los puntos de dicho acuerdo -como propone el PP- el simple hecho de rubricar un documento en el que aparezca el sello de Ciudadanos junto al de Vox terminaría por dinamitar un partido ya mellado por la ola de salidas motivada por la "derechización" de Albert Rivera y el cordón sanitario levantado a Pedro Sánchez a nivel nacional. E Ignacio Aguado lo sabe. Por ello, en una breve comparecencia en la que no admitió preguntas de los periodistas, el candidato naranja en Madrid fue tajante: "no vamos a llegar a ningún tipo de acuerdo con aquellos partidos que hagan retroceder a la Comunidad de Madrid".
Frente al discurso de blanqueamiento de Vox que ha seguido el partido en los últimos días -asegurando que no es una extrema derecha comparable a la existente en otros partidos europeos o tildando a la formación de 'ultraconservadora'-, a Aguado no le ha temblado el pulso en atacar a Vox, al que considera un partido que "frivoliza con la violencia machista, que estigmatiza a los inmigrantes, que ataca al colectivo LGTBi" y que, en definitiva, quiere una Comunidad "en blanco y negro". Y en medio de la diatriba, el candidato naranja encendió todas las luces del PSOE y de Más Madrid al asegurar que solo "vamos a llegar a acuerdos con partidos que quieran progresar, no que quieran retroceder", sin especificar siglas.
Solo unos minutos antes, Íñigo Errejón había tendido -otra vez- la mano a Ignacio Aguado, quien ha aprovechado la época de crisis interna que vive el partido para alentar a Rivera a escuchar a los críticos y volver a tomar "la regeneración" por bandera, también en Madrid. Pero Ciudadanos ya ha cerrado completamente esa puerta. "Creo que no hay mayor retroceso para la Comunidad de Madrid que gobierne Íñigo Errejón", defendía Aguado en EsRadio para justificar sus declaraciones de por la mañana.
La posibilidad de escuchar las propuestas de Gabilondo y Errejón "está descartada". La de firmar un acuerdo conjunto con Vox, que entre otras cosas significaría ir en contra de su propio programa, también. Y Ciudadanos deposita su confianza en un PP que, a su vez, ve "viable" ese acuerdo con algunas modificaciones y que no está dispuesto a librar las batallas de los naranjas con la ultraderecha por ellos. "Ahora toca preguntarle al PP qué prefiere", zanjaba Aguado, "yo me comprometo a trabajar mañana, tarde y noche para llegar a un acuerdo" en el que no haya "tripartitos, y vamos a respetar la palabra dada".
Las cartas están encima de la mesa, y la hasta ahora última opción para todos gana cada vez más fuerza. Arriesgarse a unas segundas elecciones no es un escenario "deseable" para Ciudadanos pero, como afirman algunas fuentes, "podría ser el único" si no logran llegar a un acuerdo con el PP y este se alinea con Vox. Las otras dos opciones pasarían ambas por contravenir el mandato de la Ejecutiva y sentenciar "para siempre" la credibilidad de Rivera. Pero "mis principios y los de mi partido están por encima de un Gobierno", concluía Ignacio Aguado.
A las 14:00 horas del martes 2 de julio, fecha límite que Vox ha dado a PP y Ciudadanos para aprobar sus premisas, debe haber acuerdo. Este día debe estar convocada la sesión de investidura para el 11 de julio y, de no haberlo, tal y como adelantaba El Independiente, Monasterio no tiene inconveniente en llevar las negociaciones para la investidura de Díaz Ayuso al 11 de septiembre.
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