A los autobuses con arcoíris y con gay parece que se les puede quitar el arcoíris y el gay y dejarlos otra vez en vergüenza, en disimulo o en mentira, en carreta de mariquita antiguo, mariquita de cabaré o de sacristía. Y eso lo pueden hacer otros gais, otra gente con arcoíris en el parabrisas o en el pelo o en el ayuntamiento, como guardias municipales de la cosa gay, de la ortodoxia gay, del tráfico rodado gay, que tiene que ser colorido pero ordenado, como una parada militar o una vuelta ciclista.
Para seguir leyendo Regístrate GRATIS
Identifícate o Regístrate con:
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Los claroscuros de la duquesa roja: lesbiana y cercana a ETA
- 2 La España nuclear enfila el apagón: 60 pueblos sin reactor ni futuro
- 3 Muface: las novedades del contrato que ultima el Gobierno
- 4 Sánchez, ridículo imborrable
- 5 Las revelaciones sobre el Fiscal General revolucionan a Ayuso
- 6 Imane Khelif contra el odio: “Represento a las mujeres del mundo”
- 7 Podemos allana el camino para el regreso de Irene Montero
- 8 Viajeros de un tren de Renfe rompen la ventanilla por humo
- 9 Los mejores disfraces caseros para Halloween 2023: 'hazlo tú mismo'