El Promotor de la Acción Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Ricardo Conde, continúa con la ronda de declaraciones en el marco del expediente abierto al magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo Javier Borrego por haber presuntamente “amenazado” al presidente de dicha Sala Luis Díez-Picazo.
Según informan fuentes del órgano de gobierno de los jueces a El Independiente, el promotor ha citado el próximo día 20 al presidente de lo Contencioso y a sus secretarias a testificar antes de decidir si archiva o eleva a la Comisión Disciplinaria el expediente abierto a Borrego. Además, el Consejo también ha llamado a declarar al magistrado José Manuel Sieira, presidente de la Sección Quinta en la que se integra el magistrado investigado, y al letrado del Gabinete Técnico que se le asignó para poner al día sus sentencias ante el retraso acumulado por el juez.
Luis María Díez-Picazo remitió una carta el pasado 3 de abril al órgano que preside Carlos Lesmes denunciando que el comportamiento de Borrego con él fue “inadmisible, tanto en el plano personal como puramente profesional” y que creía que “no debía quedar sin la debida respuesta” por parte del órgano de gobierno de los jueces.
El presidente de lo Contencioso, ante la queja de los compañeros de Sección de Javier Borrego por el retraso acumulado en sus ponencias, y después de que se le hubiera asignado sin éxito un letrado del Supremo para ayudarlo a sacar adelante sus resoluciones, le comunicó en su despacho el pasado mes de abril que pondría “oficialmente” en conocimiento del órgano de gobierno de los jueces su situación “por escrito”. Fue entonces cuando el magistrado presuntamente “amenazó” al presidente de lo Contencioso y lo “empujó”.
La versión de Borrego
Las secretarias del presidente de la Sala Tercera informaron por escrito al Promotor de la Acción Disciplinaria del CGPJ de lo sucedido. Dijeron, alarmadas, que el magistrado investigado había empujado a Díez-Picazo. Por su parte, Borrego ha alegado que las versiones de las secretarias se contradicen ya que una de ellas vio la puerta del despacho del presidente abierta y la otra cerrada mientras se producía el ‘encontronazo’ entre ambos togados.
Javier Borrego declaró el pasado miércoles ante Ricardo Conde. Explicó que tuvo problemas de adaptación a su llegada al tribunal debido a varias circunstancias, entre ellas a que no procede de la Carrera Judicial (es abogado del Estado) y debido a que estuvo sin secretaria asignada durante semanas. Además, defendió que, pese a los retrasos iniciales en dictar sus resoluciones, “en estos momentos” sus sentencias se encuentran al día.
Sobre el incidente en la puerta del despacho de Díez-Picazo, apeló a que es un hombre pacífico que en “45 años de carrera profesional”, seis de ellos en el Tribunal de Estrasburgo, “jamás” ha amenazado a nadie. Además, recalcó que padece una dolencia en el brazo que le impide levantarlo de forma brusca para propinar un empujón.
Además, el magistrado investigado dijo haberse sentido “monitorizado” y “vigilado” por el presidente de su Sala. Manifestó que Luis Díez-Picazo dio orden expresa a los letrados del Gabinete Técnico para que no le atendieran cuando le surgían dudas jurídicas. Borrego enmarcó todos estos episodios en el supuesto ánimo del presidente en que no solicitara al CGPJ una prórroga de su jubilación hasta los 72 años.
“Déjame en paz”
En contraposición, el ex juez del TEDH hizo hincapié en el episodio que tuvo lugar en un bar cercano al Supremo el pasado 29 de julio cuando ambos se encontraron acompañados por otros colegas del Alto Tribunal. Le comunicó al Promotor de la Acción Disciplinaria que el pasado 14 de agosto pidió amparo a la Sala de Gobierno del Supremo por el trato recibido por parte del magistrado Díez-Picazo. Borrego denunció que fue a darle la mano al presidente de la Sala Tercera y este no se la dio gritándole “¡largo, largo de aquí!” ante la atenta mirada de sus compañeros.
En el escrito remitido a la Sala de Gobierno, el togado manifestaba sentirse “mal ante una conducta tan groseramente desconsiderada hacia un magistrado compañero del Supremo”. Fuentes que presenciaron la escena del bar consultadas por este medio afirman que Luis Díez-Picazo se negó a darle la mano al magistrado restando importancia a los sucedido. "Déjame en paz", le espetó el presidente de lo Contencioso del Alto Tribunal.
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