El presidente de Telefónica , José María Álvarez-Pallete, había adelantado dos semanas la reunión del consejo de administración y los inversores esperaban medidas estratégicas y de calado para sostener su valor en bolsa, tras la fuerte caída del mes pasado que llevó las matildes (como se conoce a las acciones de la teleco) a su nivel más bajo en 22 años.
El consejo de administración ha aprobado este martes un ya esperado plan de bajas incentivadas en España para mayores de 53 años y al que se pueden acoger hasta 5.000 empleados de varias de sus filiales nacionales (con una plantilla total de unos 22.000 trabajadores). Y, en paralelo, también ha confirmado que estudia diferentes fórmulas para monetizar su red de 50.000 torres de telefonía.
Telefónica España planteará esta misma semana a los sindicatos, en el mercado de la negociación del nuevo convenio colectivo, la puesta en marcha de un plan de bajas voluntarias. El grupo provisionará 1.600 millones de euros para hacer frente a los gastos derivados de las prejubilaciones y calcula que el recorte de plantilla le permitirá ahorrar 220 millones de euros al año a partir de 2021.
La teleco no ha desvelado las condiciones que ofrecerá a los que se acojan a las bajas voluntarias, pero los sindicatos dan por hecho que se mantendrán las del anterior plan de prejubilaciones: el pago de un 68% del sueldo bruto y el pago de las cotizaciones de la Seguridad Social hasta su jubilación.
En paralelo, la compañía ofrecerá a los sindicatos un plan de formación masiva para 6.000 empleados para adiestrarlos en habilidades críticas para el grupo como seguridad, robotización, analytics, desarrollo web, consultoría de negocio o metodología Agile. El grupo asegura que duplicará el presupuesto dirigido a formación –sin desvelar el importe total- y que las horas de formación por empleado e incrementará hasta un 40%.
Hacer caja con las torres
En paralelo, el consejo de Telefónica ha acordado seguir estudiando cómo “monetizar” su enorme red de torres de telefonía repartida por todo el mundo y se ha marcado como objetivo conseguirlo en el próximo año. La compañía simplemente ha confirmado que estudia diferentes opciones para hacer caja con su red de infraestructuras, entre las que figura traspasar más torres a su filial Telxius.
Telefónica opera a través de una cartera de unas 130.000 torres en todo el mundo y es propietaria, directamente o a través de filiales, de una cartera de 68.000 torres. Telxius –de la que Telefónica controla un 50,01% del capital, tras vender el 40% a KKR y el 9,99% a Amancio Ortega- es dueña de 18.000 y las 50.000 torres restantes son propiedad de otras filiales del Grupo Telefónica.
La compañía calcula que, en términos comparables de mercado, esta cartera de aproximadamente 50.000 sites podría generar unos 830 millones de euros en ingresos y unos 360 millones en resultado operativo, pudiendo requerir 25 millones de euros en inversiones anuales en mantenimiento.
Telefónica ya creó Telxius en 2016 como parte de una estrategia de creación de valor con su red de infraestructuras. Ahora la compañía se ha marcado como objetivo lograr “más sinergias” a través de la compartición de redes y también “capitalizar el interés” por la red de agentes privados y públicos.
“La intención de Telefónica es monetizar una cartera adicional de activos de telecomunicaciones móviles en los próximos 12 meses. La compañía está analizando diferentes opciones de monetización con el fin de generar valor añadido para sus accionistas”, explica la empresa en un comunicado. “Una posibilidad podría ser la ampliación de Telxius mediante la incorporación de sites adicionales de las filiales de Telefónica”, como había adelantado Bloomberg.
Durante las últimas semanas se había especulado con que del consejo de administración de este martes saldría un plan de choque para revigorizar la acción en bolsa. Los inversores auguraban que la compañía tomaría medidas concretas para rebajar la deuda del grupo, que se sitúa en cerca de los 40.000 millones de euros, y para reforzar su balance en un momento en que lidia con un escenario complicado por el eventual impacto del Brexit y de la crisis en Argentina.
Las especulaciones apuntaban a que la compañía impulsaría el proceso de desinversión en algunas filiales, singularmente en Latinoamérica, con Ecuador, Perú y México como salidas potenciales. Y también se planteaba que Telefónica retomara la estrategia de recomprar acciones propias y amortizar la autocartera para hacer más atractiva la rentabilidad a los inversores. Una modalidad que la compañía abandonó con la llegada a la presidencia de Álvarez-Pallete, pero que podría volver a tomar protagonismo en la política financiera de la firma.
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