Ha llegado el momento de dejar de lado la comodidad del hotel con todo incluido y lanzarse a la aventura subido a una autocaravana. España está llena de paisajes y tesoros a los que acceder subido a este vehículo, lo que te ofrecerá una vista totalmente distinta, ya que la experiencia de viajar en furgoneta permite sumergirse en la naturaleza y mimetizarse con ella.
El norte de Cataluña
Pueblos encantadores, paisajes sobrecogedores y románico, mucho románico. Esto es lo que ofrece esta ruta. Una carretera que sigue teniendo el encanto de lo rural y que transcurre tranquila entre Girona y Lleida. Aquí se verá que se vive conservando las tradiciones, de forma relajada y manteniendo los oficios tradicionales, y es que aquí siempre se ha sabido vivir. La aventura comienza en Puigcerdà, en plena comarca de la Cerdanya, y llega hasta Banyoles, donde el lago más grande de Cataluña da una bienvenida cristalina e imperturbable. De camino, esperan las gratas sorpresas de Besalú, Santa Pau, el Parque Nacional de Garrotxa y otras muchas paradas obligatorias de las que no cabrá arrependirse.
Tarragona y el Delta del Ebro
La estética ni sabe de fronteras ni la tierra tampoco. Los paisajes de transición tienen ese no se qué inquietante que invita a recorrerlos. Por eso llama Tarragona la atención en su expresión más meridional, cuando desde la montaña se pasa al inmenso Ebro. Recorrer sus carreteras secundarias por los limites con Castellón es un plan perfecto para realizar en furgoneta. El límite de sentirse en libertad lo ponen la ruta y la curiosidad. Este es un viaje de fuera hacia dentro, de la costa al interior, que cautivará con sus playas kilométricas, sus arrozales y cruces de caminos. Sant Carles del Ràpita, la Serra del Montsià, Les Cases d'Alcanar o La Selleta son algunos de los reclamos antes de llegar a Ulldecona, habiendo degustado antes, por supuesto, un buen arroz de la tierra.
Valles del Jerte y el Ambroz
Castaños, cerezos y pasos trashumantes. "Al menos una vez en la vida, hay que mirar la verdad cara a cara a cara", decía Chéjov en El jardín de los cerezos, y al menos una vez en la vida hay que visitar el valle del Jerte y deleitarse con su sinfonía de colores y sus cerezos en flor. Esta ruta también nos habla de castaños mágicos, juderías y templarios. Transcurre por el valle del Jerte y su mejor entrada, el valle del Ambroz. El punto de partida es Hervás, con sus calles empinadas, para seguir hacia Baños de Montemayor y probar las aguas de su famoso balneario, bajar por el puerto de Tornavacas y continuar hasta Cabezuela del Valle. Navaconcejo será la siguiente parada, seguida de cabrero, Valdastillas y Casas de Castañar antes de llegar a Plasencia, donde sorprendentes mansiones y palacios aparecen en rincones insospechables.
Por la sierra de Aracena
A una hora de trayecto en coche entre Sevilla y Huelva se encuentra la sieera de Aracena, uno de los parajes más bonitos que pueden encontrarse en Andalucía y con una gastronomía desdeñable. Esta sierra nos brinda la oportunidad de descubrir pueblos encantadores, dehesas de ensueño y montañas magníficas para recorrer. Así que es hora de poner la furgoneta en marcha y enfilar rumbo a la dehesa. Despedirse de la capital por Gerena y El Garrobo es buena idea antes de llegar al 'balcón de la sierra', Zufre. La carretera nos invitará a asomarnos al mirador Alto del Bujo y a pasear por otro pueblo a pocos metros con sabor serrano: Cañaveral de León. Cerquísima de Badajoz espera Hinojales, paraíso del cerdo ibérico, y más adelante, las curvas nos conducirán hasta las Tres Cumbres, para luego llevarnos hasta Jabugo, Cortegana, Aroche, Almonaster la Real y, por último, Aracena, con su espectacular Gruta de las Maravillas, de las más bellas de Europa. 240 kilómetros llenos de tesoros paisajísticos y gastronómicos.
La elegancia del sur de Madrid
El sur de esta comunidad autónoma ofrece unas rutas deliciosas alrededor del Tajo que son una magnífica opción cuando se quiere huir de la agobiante ciudad. En esta ruta encontraremos patrimonio histórico, paisajes agobiantes de ciudad. En esta ruta encontraremos patrimonio histórico, paisajes evocadores, ajos, fresas y buen vino. Sin duda, se disfrutará y dará la posibilidad de volver a casa con algún melón de su generosa huerta. Esta ruta empieza por todo lo alto en el Real Sitio de Aranjuez, entre los ríos Tajo y Jarama, para continuar hacia Colmenar de la Oreja y probar sus patatas. Después, aguarda el pasado fascinante de Chinchón y su casco histórico, y seguir descubriendo la vega del Tajo: Belmonte, Villaconejos, Villamanrique, Villarejo de Salvanés, y, por fin, Fuentidueña, enclave que merece la pena visitar en septiembre.
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