Sánchez ya tiene un plan y lo anunciará el domingo como una Pascua o una matiné. Un plan para acabar con el “bloqueo político”, que suena a un plan fontanero y complicadísimo para fugarse de Alcatraz. Todo este tiempo, ya ven, lo que pasaba es que Sánchez no tenía plan. Él subía a la tribuna del Congreso como al templete de una banda (los ujieres van vestidos de banda de música), con gorra y galones de marinerito de su madre, pero en realidad no tenía plan, únicamente un solo de clarinete, el solo de los niños repipis. Él disimulaba quereres y tragedias con Iglesias, amores de verano y de tomavistas, pero no tenía plan, era sólo su cuerpo de caracola, esculpido por el mar, ahuecado por la música y anidado por perlas, que lo llamaba a ser mirado y deseado.
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