A Iñigo Urkullu no le salen las cuentas. No lo hicieron en el otoño pasado y es probable que tampoco lo hagan este año, el último de su segunda legislatura. El Gobierno que preside desde 2012 se enfrenta al riesgo de una prórroga de la prórroga presupuestaria, situación en la que ha aprendido a desenvolverse y a la que dice no temer. En caso de tener que asumirla, el deseo de agotar hasta el final su legislatura podría frustrarse en forma de adelanto electoral. El lehendakari insiste en que no será hasta el próximo otoño de 2020 cuando los vascos serán citados con las urnas, pero el deseo puede quedar maltrecho por los números.
Un adelanto electoral que es probable que no pasase factura al PNV, que sale muy bien parado en todas las encuestas de intención de voto que se hacen públicas desde hace meses. La última, la suya. El 'Sociómetro' llegaba incluso a otorgarle dos escaños más que los 28 que posee ahora, 30, que sumado al incremento del PSE, de 9 a 12, permitiría al Gobierno de coalición alcanzar la mayoría absoluta del Parlamento Vasco -de la que ahora está a un voto- de manera muy holgada.
El historial presupuestario de Urkullu este mandato ha sido agitado. Primero se entendió con el PP, en los tiempos en los que populares y nacionalistas se apoyaban en Euskadi y Madrid. Después llegó la ruptura, consecuencia de la moción a Rajoy que derrumbó el puente de su sintonía. Fue entonces cuando el PNV miró con ojos de rescate a la izquierda, a la abertzale y a la 'populista'. El Ejecutivo que tiene a gala ser el más social que jamás ha gobernado el País Vasco no supo atraerse el apoyo de los de Otegi, ni de los de Iglesias. Las demandas desproporcionadas de Elkarrekin Podemos, sumada a la negativa del PP a repetir la abstención de 2017, forzó al PNV a confiar en los de Otegi. Tampoco funcionó. Su demanda para elevar las pensiones a través de la RGI hasta un importe mínimo de 1.080 euros era inasumible. Fue entonces cuando el lehendakari prorrogó las cuentas 2018 y que hoy están en vigor.
El Gobierno vasco se apoyó dos años en el PP, fracasó con Bildu en 2018 y ahora explorará a Podemos
Y ahora podría tener que volver a hacerlo. Para sacar adelante las cuentas de 2020, y quien sabe sin con ellas la culminación precipitada de la legislatura, su único asidero es de color lila. En 2016 y en 2017 se apoyó en el PP, en 2018 lo intentó con EH Bildu y ahora lo hará con Podemos. El PP de Alfonso Alonso ya le ha dicho que se 'autodescarta' como apoyo del Ejecutivo de coalición PNV-PSE y parece imposible que EH Bildu salga al rescate de Urkullu a pocos meses de una convocatoria electoral autonómica en la que el voto abertzale pugnará por un caladero similar.
"Enfoque de género"
Por el momento, los de Iglesias que en Euskadi lidera Lander Martínez ya se han dejado querer. Es quizá una oportunidad para sacar cabeza y mitigar la caída de apoyos que les pronostican todas las encuestas en el País Vasco. El foco será una vez más social y deberá pasar de las palabras a los números, a los proyectos reflejados en las cuentas. No será un precio barato. Por si acaso, en el Gobierno vasco no quieren hacerse ilusiones, la buena disposición al diálogo no es garantía de nada. Ya existió en el pasado y no fructificó.
Por el momento, el proyecto de cuentas que el próximo viernes el Ejecutivo remitirá al Parlamento Vasco para iniciar su tramitación incluye dos guiños evidentes a Elkarrekin Podemos: un "enfoque de género" en su presupuesto y una traslación de su política de "sostenibilidad" medioambiental a las distintas partidas. El consejero de Economía, Pedro Azpiazu, se encargó de subrayar convenientemente ayer, durante la presentación del proyecto presupuestario, que para la elaboración de las cuentas se han tenido en cuenta cerca de un centenar de informes remitidos por las distintas entidades y áreas públicas. Documentos dedicados a atacar las barreras de género que aún impregnan la gestión pública: "la reducción de la brecha salarial, las políticas de igualdad, etc".
Las cuentas incluyen 1.776 millones en dos 'guiños' a Podemos: 'enfoque' de género" y lucha contra el cambio climático
Llegó incluso a cuantificar la "perspectiva de género" que se ha inyectado a las distintas partidas: 1.236 millones de euros. Destacó también que dos de los Entes más relevantes de la adminitracion vasca, Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud, y EiTB también documentaron sus respectivos informes de genero para elaborar las cuentas.
No fue el único gesto traducido en millones de euros. El esfuerzo económico en la acción de Gobierno para luchar contra el cambio climático y contribuir a la sostenibilidad medioambiental suma en el plan económico de 2020 un total de 540 millones de euros, según Azpiazu.
Ayudas sociales
Uno de los caballos de batalla en la negociación que cuanto antes quiere iniciar el Ejecutivo será la Renta de Garantía de Ingresos (RGI). La partida no crece, será de 20,5 millones de euros. El Gobierno afirma que es por la caída en la reclamación de solicitudes, lo que interpreta como una buena señal y recuerda que las ayudas que se concederán para los colectivos más necesitados crecerán un 2%, el mismo importe que aumentan los salarios públicos. La partida de la RGI fue uno de los elementos de confrontación en el pasado entre el PNV y Podemos.
El proyecto que quiere aprobar Urkullu es de 11.774 millones de euros, con una menor partida dedicada a amortización de deuda que permitirá disponer de 301 millones de euros más para gasto del conjunto de consejerías. El Gobierno vasco vuelve a destacar que el peso social de sus cuentas es lo que las define, el 77% del importe tiene un fin de este tipo, -en el que engloba las áreas de Salud, Educación, Empleo y políticas sociales. El Sistema vasco de Salud es sin duda el que mayor presupuesto tiene asignado, con 2.999 millones, o lo que es lo mismo, un coste diario del sistema asistencial de 8 millones de euros. Tras la Salud, la Educación es la segunda cartera en cuantía económica, 2.919 millones de euros, 74 más que en el fracasado proyecto presupuestario de 2019. Empleo y Políticas Sociales absorberán 1.038 millones, Desarrollo Económico e Infraestructuras 962 millones y Seguridad, 670 millones de euros.
Los datos no parecen mal aval para Urkullu en caso de un adelanto electoral. Su Gobierno podrá presentar buenos resultados en materia de empleo, en la que ha logrado el objetivo marcado de un paro por debajo del 10% al final del mandato. Para 2020 la previsión que maneja de un desempleo del 9,8% de la población, gracias a los 11.500 empleos que se prevén generar. A ello suma una tasa de déficit presupuestario del 0%, incluso con superávit desde 2017 y un estimación de crecimiento económico del 2% para el próximo año.
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