Sólo restan dos semanas para que se abran las urnas y, con el avance del calendario, comienza una cuenta atrás para Albert Rivera y para su proyecto político. Ni una sola de las encuestas electorales publicadas en los últimos meses pronostican una vía para la esperanza de los liberales, más bien todo lo contrario: la caída se ha ido agrandando conforme pasaban los días, y ni si quiera giros argumentales como el de levantar el veto a Pedro Sánchez -uno de los motivos que originó la peor crisis interna de la historia del partido- han servido para revertir la pesimista tónica demoscópica.
Si algunos sondeos prevén que el descenso alcance los 30 escaños -el 28 de abril lograron batir su récord con 57 asientos en el Congreso de los Diputados y un 15,8% del voto-, los más optimistas sitúan la caída en torno a la veintena, tal como reflejó el sondeo de DYM para El Independiente de septiembre.
Esta es la cifra sobre la que ronda no sólo el terreno que consiguieron conquistar los de Rivera en primavera -subieron 25 diputados respecto a las anteriores generales- sino el conjunto de escaños que Ciudadanos obtuvo en aquellas circunscripciones de menos de 600.000 habitantes, dando un vuelco a los resultados de 2016 en buena medida a costa del PP, que registró una debacle histórica en muchos de estos territorios.
La fuerza de los 19 escaños que logró arañar Rivera en la considerada 'España vacía' -en varias provincias de Castilla y León, Extremadura, Castilla La Mancha, Galicia y, en menor medida, Aragón- fue la que le impulsó a escalar hasta la tercera posición en abril y quedarse a tan solo 200.000 votos de superar a Pablo Casado. De cara al 10-N, una vez dado por perdido el discurso del sorpasso, el líder de Ciudadanos se la juega compitiendo con Pablo Iglesias y, como novedad, con Santiago Abascal, para hacerse con el último escaño que se reparte en las circunscripciones más pequeñas -los primeros suelen favorecer a PP y PSOE-. De lograrlo, la caída será mucho más liviana y, si pierde el favor de la España rural, podría tocar el suelo como quinta fuerza política.
Hace seis meses, Albert Rivera subía al podio político a Ciudadanos con un crecimiento exponencial que no supieron predecir las encuestas. Y arrasó en la 'España vacía'. Frente al único escaño que los naranjas lograron en 2016 por la circunscripción de Valladolid -el de Francisco Igea- en primavera barrió con ocho diputados por Castilla y León: sólo Soria se quedó sin manto naranja.
Misma suerte corrieron en la otra Castilla, donde Rivera obtuvo escaño por Toledo, Albacete, Guadalajara y Ciudad Real. En Zaragoza repitieron, pero el 28 de abril se estrenaron en otras dos circunscripciones consideradas pequeñas: Teruel y Huesca.
Entre Galicia y Extremadura, la formación liberal recolectaron cuatro diputados más, dos por cada comunidad autónoma (Cáceres, Badajoz, A Coruña y Pontevedra).
Así, la pasada cita a las urnas tanto Rivera como Sánchez se repartieron los 21 asientos que habían perdido tanto Iglesias como Casado en las 19 circunscripciones más despobladas.
Pese haber pasado tan sólo unos meses, la situación en cuanto a la tendencia del voto es radicalmente diferente hoy. Tal y como pronostican las encuestas, el 10-N sólo tiene una cosa en común respecto al 28-A: que ningún bloque, ni a izquierda ni a derecha, consigue sumar una mayoría estable.
Si bien el PSOE se mantiene, aunque algo más debilitado, en primera posición, todas las encuestas apuntan a un ascenso meteórico del PP que recuperará un buen puñado de votos en algunos de sus feudos más tradicionales, como es el caso de Castilla y León, en detrimento de Rivera.
Y contra todo pronóstico, también Vox afronta estas elecciones con mayor fortaleza que en primavera y no precisamente por aumentar ellos su fuerza electoral, sino por la fragilidad de sus adversarios, especialmente la de Rivera. El mayor problema de Ciudadanos, según corroboran los sociólogos, es la abstención y la desmovilización a la que atiende su electorado -1,8 millones de votantes naranjas se encuentran en esta posición-, una tendencia que "si no ha logrado revertir ya es difícil que revierta" a dos semanas de que se abran las urnas, señalaba el director general del Instituto DYM, Carlos Rello, a este medio.
Programa volcado en la crisis de Cataluña
Ya en primavera, el primer punto de un total de 175 recogidos en el programa con el que Rivera concurrió a las urnas iba dirigido a la imperiosa necesidad de aplicar el artículo 155 en Cataluña "de forma inmediata".
Seis meses después, la hoja de ruta naranja sigue siendo la misma, si bien se ha volcado en reforzar las medidas respecto a la autonomía catalana, histórico negociado de Ciudadanos.
Con el fin de "defender la unidad de España" y "garantizar la convivencia entre todos los catalanes", en el marco de la violenta respuesta de radicales independentistas a la sentencia del 'procés', que durante días han convertido la ciudad de Barcelona -sobre todo- en un auténtico campo de batalla, Rivera ha implementado medidas como que el Gobierno central asuma la dirección de los Mossos d'Esquadra o que el Estado recupere la gestión de las cárceles catalanas, así como una nueva ley de indultos para que no haya "ningún resquicio a la impunidad" de los líderes del proceso soberanista.
Más alejadas de los primeros puntos están las medidas para atraer el voto en la España rural, si bien el denominado Plan Naranja contra la Despoblación forma parte de uno de las 10 reformas urgentes del Gran Acuerdo Nacional que propone Rivera como condición sine qua non para brindar su apoyo a Pedro Sánchez en una hipotética sesión de investidura tras el 10-N.
Además de las propuestas presentadas en primavera, los naranjas han desgranado otras tres novedades dirigidas al ámbito rural: la deducción del 60% del Impuesto de Sociedades -para el 28 de abril los naranjas ya proponían una deducción del mismo porcentaje pero en el IRPF- para los negocios de los pueblos de menos de 5.000 habitantes; bonificación del 40% de las cuotas a la Seguridad Social para emprendedores en el ámbito rural; y supresión total del Impuesto de Sucesiones para agricultores profesionales, sean o no parientes.
"Será difícil recuperar esos escaños"
Sólo 14 días separan a Ciudadanos de la que puede ser su mayor debacle electoral hasta la fecha. Los trackings internos, aunque también negativos, son algo más halagüeños y sitúan la fuerza naranja en torno al 12,8% del voto. Dentro del partido confían en que la volatilidad del voto y la importancia de las próximas jornadas termine decantando la balanza del votante indeciso hacia su terreno.
En las circunscripciones pequeñas en concreto, y según declaran algunos cuadros de las bases del partido, "será difícil recuperar esos escaños", precisamente por uno de los males endémicos al que se enfrenta Ciudadanos: "las agrupaciones están devastadas y desmotivadas" y existe un "continuo goteo de dimisiones que lo hace muy complicado", aseguran.
Sea como fuere, los liberales no se dan, ni mucho menos, por vencido. Desde hace un par de semanas aquí, han multiplicado sus actos públicos y sus denominados 'Encuentro Ciudadano' para unificar a la masa naranja y llamar a la movilización no sólo de su electorado, sino también de sus afiliados. La campaña electoral aún no ha empezado y, teniendo como precedente los debates celebrados en el marco de las anteriores generales, Rivera consiguió destacar por encima de sus rivales en los días previos a los comicios de primavera. Falta por ver si, ahora, todos esos esfuerzos serán suficiente.
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