España está llena de secretos, de lugares escondidos en los que la historia marcó un antes y un después. Sitios únicos que arropan con cierta soledad aquello que algún día fue grande. En este 1 de noviembre en el que rendimos culto a nuestros muertos por la festividad de Todos los Santos, en El Independiente hemos visitado algunos de los cementerios escondidos y con más historia de la ciudad de Madrid y hemos recopilado otros del resto de la geografía española. ¿Quieres saber cuáles son?
Cementerio Británico: históricos como Lhardy o Loewe
Un camposanto, curioso como mínimo, que se construyó en el año 1854 en Carabanchel, entre las calles Inglaterra, Irlanda y Comandante Fontanes. Un pedazo de Inglaterra en el medio de un barrio obrero, rodeado de casas que hace no mucho eran chabolas a medio construir. Se levantó para enterrar a aquellos británicos que eran protestantes y no podían ser sepultados en cementerios católicos. Pero desde principios del siglo XX está permitido inhumar a miembros de otras confesiones y en la actualidad hay más de 1.000 tumbas de diferentes nacionalidades; alemanes, franceses, canadienses... más de 43 distintas.
Este cementerio acoge a grandes personalidades de la burguesía extranjera que marcaron un antes y un después en el Madrid del siglo pasado y que han dejado su legado en la ciudad para siempre. Enrique Loewe Rössberg, alemán, llegó a Madrid dispuesto a triunfar. Un emprendedor que se dedicaba a la marroquinería, creaba piezas elegantes y de piel, un producto orientado al lujo. Así nació Loewe, icono de moda y glamour en todo en mundo. Las tres generaciones de Enrique Loewe (Heinrich en alemán) descansan en este cementerio Británico.
Margarita Kearny Taylor era británica, casada con un diplomático español y afincada en Madrid desde el 1930. Fue la creadora del famoso salón de té Embassy, conocido por sus pastas y delicatessen en el Paseo de la Castellana. La tumba de Margarita también se encuentra en este camposanto, aunque el tiempo ha hecho mella en la lápida y apenas puede leerse su nombre.
Otro representante de la burguesía madrileña que descansa aquí es Emilio Lhardy, fundador del restaurante Lhardy, conocido por sus platos tradicionales exquisitos en pleno centro de Madrid. La familia Tertsch, antepasados del eurodiputado de Vox Hermann Tertsch, la familia Parish (dueños del circo Price) o la familia Bauer también forman parte de la historia del cementerio Británico.
Hay alguien que conoce muy bien los entresijos de este lugar, él es David Butler, el portavoz de la comisión gestora del Cementerio Británico, y también, el guía siempre dispuesto a narrar las historias que acompañan al lugar. Tiene 86 años y, vestido de traje y corbata con un look puramente british, da la bienvenida a los curiosos que se acercan hasta Carabanchel para descubrir qué esconde este camposanto.
Cementerio de La Florida: los fusilados del 3 de mayo
Es de sobra conocido el lienzo de Francisco de Goya Los fusilamientos del Tres de Mayo de 1808, que retrata un pasaje de la historia de España en el que fueron asesinados 43 milicianos a manos de los franceses. El cementerio de La Florida se esconde en el Parque del Oeste, junto a la Escuela de Cerámica de Madrid y a pocos pasos de la Ermita de San Antonio de la Florida. Un camposanto diminuto y austero que guarda con honor los restos de aquellos que un día lucharon por España.
Está custodiado y a buen resguardo desde el 1917 gracias a la Sociedad Filantrópica de Milicianos Nacionales Veteranos. "Lo de milicianos nacionales es porque en la Guerra de la Independencia se hicieron milicias populares para hostigar al ejercito francés. Nosotros somos los sucesores de las milicias populares", indica Felipe Cortés, vicepresidente de la sociedad.
A su entrada nos recibe una representación en cerámica del famoso cuadro de Goya, acompañado por un pebetero que se enciende el día 2 de mayo de cada año. Si se quiere indagar, hay que planificar la visita con antelación, ya que tan solo abre sus puertas en los meses de mayo y junio.
Cementerio Hebreo: austeridad y estrellas de David
El primer cementerio judío de España forma parte del camposanto de Nuestra Señora de la Almudena. El más modesto, también el más solitario y más tranquilo, de todos los que hemos visitado para realizar este reportaje. Recoge unas 100 tumbas, austeras, en las que no hay flores ni recuerdos de los familiares que los visiten. No existe en la religión judía esta forma de recordar a los muertos.
Todas las lápidas están adornadas con la Estrella de David o en su defecto, con la menorá, el candelabro o lámpara de aceite de siete brazos.
Cementerio Civil de Madrid: símbolos de la izquierda
Está situado junto al cementerio de Nuestra Señora de la Almudena y recoge el nombre de civil porque en él descansan los restos de aquellos que no quisieron ser enterrados baja el ritual católico. Fue inaugurado en el año 1884 y alberga los restos de numerosos símbolos de la izquierda.
A su entrada, una de las primeras tumbas que se ven es la de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, la que fuera secretaria general del Partido Comunista. Y apenas unos metros más allá encontramos los restos de Pablo Iglesias, el fundador del PSOE. Justo enfrente están las lápidas de Francisco Pi i Margall y Nicolás Salmerón, dos de los cinco presidentes de la Primera República. Un pequeño paseo permite ver también graffitis con la bandera republicana y lápidas con la hoz y el martillo en vez de la cruz católica.
Cementerio Alemán de Cuacos de Yuste
Situado en Cuacos de Yuste, en la provincia de Cáceres, se trata de un camposanto militar en el que están enterrados soldados alemanes de la Primera y Segunda Guerra Mundial. El Gobierno alemán, en los años 80, decidió reunir en un mismo cementerio todos los cuerpos de los alemanes que acabaron en España, bien por el derribo de aviones o por el naufragio de barcos. Hay alrededor de 200 tumbas, 26 de soldados de la Primera Guerra Mundial y 154 de la Segunda Guerra Mundial.
Cementerio A Somoza
En algunas aldeas gallegas, como en esta de A Somoza, se enterraba a los niños recién nacidos y que no habían sido bautizados. La iglesia católica se negaba a enterrarlos en un camposanto, de modo que eran trasladados a estos lugares que quedaban fuera de todo aquello que tuviera que ver con la religión.
Cementerio Vilafranca del Penedés
Se construyó encima de un solar que tiempo atrás acogía un convento de monjes capuchinos. Tiene casi 200 años de historia, en él se mezclan corrientes artísticas de estos últimos años y es un paseo por la historia arquitectónica de nuestro país. Hay enterrados algunos personajes ilustres de la vida cultural catalana de los siglos XIX y XX, como Manuel Milá y Fontanals y Eugeni d’Ors.
Cementerio de Sayalonga
El de Sayalonga, en Málaga, es "el cementerio redondo". Así se conoce popularmente, pero para ser más concretos, es octogonal. Esconde en su arquitectura símbolos de la masonería, triángulos, escalinatas y pirámides truncadas.
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