Pedro Sánchez ha mostrado este lunes su "determinación" para formar Gobierno lo antes posible. En la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE, el líder socialista ha anunciado esas prisas pero no ha entrado en más detalles sobre quién será su socio prioritario. Sólo ha descartado una gran coalición con el PP y soluciones similares como negociar una abstención con Pablo Casado. En rueda de prensa posterior, su secretario de Organización, José Luis Ábalos, ha insistido en esa premura y ha aceptado como viable la opción de buscar una mayoría parlamentaria con Unidas Podemos, Ciudadanos, Más País y los partidos regionalistas, con el objetivo de que su Gobierno no vuelva a depender de los independentistas.
Según ha explicado Ábalos, las opciones prioritarias siguen siendo las alianzas que no pasen por Esquerra Republicana de Cataluña. Y todas ellas necesitan el voto afirmativo de los diez diputados de Ciudadanos, partido que se encuentra sin dirección tras la dimisión de Albert Rivera. En un plazo de quince días, el Consejo General de Cs debe reunirse para elegir una Gestora que convocará una Asamblea General para elegir a la nueva Ejecutiva del partido antes de cuatro meses.
Esa dilatación de los tiempos contrasta con las prisas de Sánchez por formar Gobierno. La suma de Unidas Podemos, PNV y Ciudadanos se antoja a priori inviable, dado el abismo ideológico existente entre el partido de centro y la izquierda radical de Pablo Iglesias, que ya anuncia que con Ciudadanos no tiene nada que pactar, mientras reclaman hasta siete ministerios a cambio de hacer presidente a Pedro Sánchez. Esa fórmula también encuentra el obstáculo de la lucha contra privilegios regionales como el cupo vasco que ha enfrentado a Albert Rivera con los nacionalistas vascos la pasada legislatura.
La otra suma posible consiste en un acuerdo entre el PSOE y el nuevo Ciudadanos que lograse la abstención del PP en la investidura. Para no dar vuelo a esta posibilidad, Ábalos ha asegurado que descartan cualquier colaboración del partido de Pablo Casado, ya que lo ven sometido a la presión de Vox, que le pisa los talones como tercera fuerza política. «Su margen es muy escaso por la presión que tiene de la ultraderecha», ha asegurado.
Si las prisas del PSOE por formar Gobierno le impiden esperar a la renovación en la dirección de Ciudadanos, a Pedro Sánchez sólo le queda la opción de repetir la alianza Frankenstein que le llevó a Moncloa con la moción de censura a Mariano Rajoy y que esta vez incluiría la entrada en el Gobierno de Unidas Podemos.
Se trataría de una coalición entre ambos partidos que el PSOE rechazó reiteradamente para justificar la repetición de elecciones con argumentos variados: desde que no sería coherente ni compacto, sino que supondría dos gobiernos en uno, hasta la inestabilidad política que generaría, pasando por la deslealtad de Podemos hacia el PSOE en asuntos de estado como el desafío independentista catalán. Para incluirlos ahora en su Ejecutivo, Sánchez tendría que desdecirse de todo ese discurso. En este contexto, fuentes de la Ejecutiva federal no descartan la celebración de terceras elecciones y apuestan por el acuerdo con Ciudadanos como el favorito de Sánchez, aunque no lo reconozca públicamente.
El presidente en funciones ha recabado la confianza plena de la dirección socialista en su reunión a pesar del hermetismo sobre su política de pactos, más secreta que nunca. No obstante, en la cúpula del partido tampoco ocultan el malestar existente con el jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, al que responsabilizan de las expectativas generadas por repetición electoral.
En rueda de prensa, Ábalos ha nadado en la ambigüedad sobre la fórmula que elegirá Sánchez para "articular esta realidad compleja para formar un Gobierno progresista lo antes posible". "No queríamos -y lo seguimos manteniendo- un Gobierno que dependa de partidos independentistas. Lo dijimos. Y lo decimos", ha asegurado, antes de también afirmar lo contrario. "En las elecciones pedimos más apoyo para superar el bloqueo y hemos tenido la respuesta que hemos tenido, por tanto tomamos nota".
Con esa ambivalencia, el dirigente socialista ha explicado que Sánchez tiene que llamar y "sondear" a las fuerzas políticas, especialmente con las que no quieren "bloquear" a España antes de "establecer la dinámica que se puede plantear para formar ese Gobierno. "Las experiencias ya las hemos vivido. Tomamos nota de las experiencias y tomamos nota de los resultados electorales, sabemos las posibilidades y en función de eso ya se articulará el proceso para lo antes posible tener un Gobierno para España", ha asegurado. En esa línea, no ha querido hablar de socios prioritarios y ha explicado que el PSOE "contará con todas las fuerzas políticas que quieran colaborar".
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