No serán ellos el obstáculo, lo han repetido hasta la saciedad. Por una vez, el PNV no será el voto decisivo, ni la factura más cara a pagar para despejar el camino a un Gobierno. Esta vez ese papel lo interpreta otro nacionalismo, catalán, ERC. En la formación de Andoni Ortuzar no prevén elevar el precio a su apoyo y menos aún hacerlo inasumible para el gobierno en construcción que fabrican PSOE y Unidas Podemos. En realidad, el coste ya se comprometió a abonarlo el Ejecutivo antes de convocar las elecciones y esta vez, en Sabin Etxea se conformarían con que lo pague. La formación nacionalista sabe que la mayor amenaza actualmente es que el 'tren' de un Ejecutivo de Sánchez descarrile y que España pueda verse abocada a la alternativa de 'las derechas'. Por eso la factura no se engordará y la disposición a ceder seis escaños de apoyo se mantendrá en una suerte de 'low cost'.
La formación se ha apresurado a desmentir que la reclamación de la cesión del Régimen Económico de la Seguridad Social se iba a poner sobre la mesa como condición a su apoyo. No se hará. Y no es porque el PNV haya renunciado a lograrla, ni porque no ansíe gestionarla, sino porque sabe que eso incendiaría aún más el patio y complicaría de modo importante el ya de por si frágil escenario de acuerdo que se trabaja estos días.
La comunicación entre el PSOE y el PNV es fluida y permanente. Desde Sabin Etxea aseguran que los contactos son frecuentes pero no desvelan muchos más. Discreción. Los nacionalistas vascos se han posicionado en un discreto segundo plano, los focos hora no les apuntan. Durante las anteriores negociaciones fallidas de Pedro Sánchez, las que precipitaron la repetición electoral el 10-N, los jeltzales insistieron en que su experiencia les demuestra que la discreción es esencial en cualquier proceso de negociación y que ésta faltó.
Ahora, Sanchez e Iglesias parecen haber seguido la máxima que el PNV acostumbra a aplicar; guardar silencio en público y mantener un perfil bajo, fijar como prioridades los contenidos y culminar después en la distribución de un organigrama de cargos y carteras.
"Será largo"
Esta puede resultar la negociación más barata llevada a cabo por el partido en los últimos años. En enero pasado la entonces ministra de política territorial, Meritxell Batet cerró con el Gobierno vasco un compromiso largamente reclamado por el nacionalismo institucional vasco: el cumplimiento de las transferencias pendientes del Estatuto de Gernika de 1979. El Ejecutivo de PNV y PSE las cuantifican en 33 transferencias y entre ellas, ya a comienzos de año, no figuraba la gestión del Régimen Económico de la seguridad Social. Entonces el PNV denunció que no se incluyera, incluso pese a figurar como una de las dos competencias prioritarias -junto a la de prisiones- en el acuerdo de Gobierno que el PSE firmó con ellos en Euskadi.
Ahora el PNV asegura que "es consciente" de que el proceso para ver un día transferida a Euskadi esa materia "será aún largo". Pero por si acaso, insiste en que algún día habrá que poner ese 'cascabel'. Para presionar cuenta con un reciente pronunciamiento del Tribunal Constitucional que avala que la transferencia de la gestión de económica de la Seguridad Social es un derecho de Euskadi recogido en el Estatuto de Gernika.
El PNV reconoce que será complicado y llevará tiempo el traspaso de la Seguridad Social y no la condiciona a un apoyo a Sánchez
Hasta que eso llegue, el Gobierno de Sánchez, si logra tomar posesión, tendrá un largo recorrido de 'pagos' ya programados y con calendario hacia el País Vasco establecido, aunque vencido. El cronograma, que preveía tener completado para comienzos de 2020 todo el listado, se tendrá que actualizar. Sin duda el más polémico y sensible será el de la gestión de las cárceles en Euskadi. La gestión de las prisiones figura en la lista, si bien lo hacía en el último lugar de la última fase en la que se ordenó el bloque de transferencias.
'Agenda vasca'
En la 'agenda vasca' que el partido siempre exhibe cuando alguien le reclama un apoyo, esta vez figuran peticiones más de actitud que de contenido expreso e inminente. El propio Ortuzar aseguró a comienzos de semana que Sánchez debería "escuchar" a los que reclama el apoyo. Será el bloque de 'gestos' que el PNV también reclamará, bien para sí, bien para si 'amigos' catalanes. El discurso que esos días llena de contenido el mensaje del PNV pasa por cuestiones complejas que sin duda también centrarán la mesa de negociación que el PSOE tiene abierta con ERC y que ayer se activó formalmente.
Si se logra armar una legislatura sólida, cuestión complicada, la posición del PSOE y del Gobierno que pudiera liderar en coalición con Podemos tendrá mucho que decidir ante el escenario de renovación del Estatuto vasco que ahora se plantea. La entrada de Podemos y la necesidad de apoyos del PSOE podría engrasar un nuevo escenario y disposición a abordar reformas en el modelo territorial. Por el momento, el PNV insiste en incluir en el derecho a decidir en su propuesta de Estatuto y en justificar un articulado para un nuevo encaje de Euskadi "de igual a igual" con España por la vía de la 'confederación'. El socialismo vasco ya ha marcado una línea roja que no está dispuesto a traspasar: el marco legal.
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