Morata de Tajuña celebra la III Feria de la palmerita, el dulce por excelencia del sureste de Madrid que, aunque puede degustarse en apenas uno o dos bocados, ha conquistado a toda la región y ha traspasado fronteras en toda una 'revolución' pastelera.

La localidad ofrece una feria que desde 2017 convierte durante dos días a este pequeño pueblo, de apenas 7.500 habitantes, en la capital de la pastelería de España.

El trabajo que conlleva este evento gastronómico deja a los seis obradores de la localidad exhaustos. El ajetreo de la feria es indescriptible, “una locura, una burrada”, según dicen los propios pasteleros de la zona.

De los 60.000 kilos de ese producto que se vendieron durante todo el 2018, unos 5.000 se despacharon durante la feria. Eso equivale a unos 115.000 de estos bollitos vendidos en apenas dos jornadas.

Los pasteleros, artesanos y tradicionales defienden que las palmeritas tienen que venderse "recién hechas", y descartan acudir a la feria con kilos de dulces producidos los días previos.

Porque en Morata son unos puristas del chocolate que entienden que, aunque se estén introduciendo novedades, una buena palmerita debe ser artesanal y tiene que haberse horneado "en el día".

Así se lo ha explicado a Efe Loli de La Torre, hija de Luis de La Torre, el creador de esta exquisitez que ha colocado a su pastelería, la de La Torre, más conocida como 'la de abajo', como lugar de culto para los amantes del chocolate.

Sobre la receta poco puede desvelar: fue su padre, un apasionado de la pastelería, quien dio con la mezcla perfecta en uno de sus muchos experimentos.

Es la masa, el hojaldre, con un toque especial de almíbar y una gran esponjosidad, la que aporta "el toque especial de este producto, que sigue siendo un exitazo", asegura Loli.

En 1995 la familia comenzó a notar que estos dulces encandilaban a los clientes, que los llevaban a los cumpleaños como alternativa a la tarta tradicional. Así comenzó su salto a la fama, logrando reconocimiento en todo Madrid y en el resto de España.

Actualmente se llevan casi a diario a Arganda del Rey y a algunos mercados próximos del sureste y de la capital; y también cada semana se encargan desde todo el país, desde Andalucía hasta el País Vasco. Pero no solo en España ha triunfado este pastelito, que ya ha viajado hasta Estados Unidos o Japón.

Esta demanda ha provocado, además, que se hayan introducido cambios: ya no solo están las tradicionales glaseadas y de chocolate negro, sino que en la pastelería La Torre (como en casi todas) las hay de chocolate blanco, oreo o fresa. También el I+D+i ha llegado a las palmeritas, según bromean en la localidad.

Todas ellas se llevarán a la feria, que será inaugurada el día 14 con una palmera gigante de chocolate que intentará superar a la del año pasado, de casi cuatro metros cuadrados de hojaldre y chocolate.

Se dará a degustar a los asistentes para que abran apetito, aunque el objetivo del encuentro es que los golosos se paseen por todos los establecimientos, conociendo la amplia oferta y picando de aquí y de allá.

Porque no hay que olvidar que esta feria quiere dar a conocer este producto gastronómico y, por ende, promover el comercio local.

Por ello, el Consistorio ha organizado toda una serie de actividades para invitar a los asistentes a pasar el día, o el fin de semana, en Morata de Tajuña, con visitas a los museos y a su patrimonio más destacado, o con conciertos en la plaza.

El alcalde de Morata, Ángel Sánchez, reconoce a Efe que todos los vecinos son conscientes de que su pueblo es conocido fuera de sus fronteras gracias a las palmeritas, "un pilar del comercio morateño y, sobre todo, un icono positivo".

Como aviso a los catadores, desde la localidad recalcan que en numerosos sitios de Madrid se venden supuestas palmeritas de Morata que "no tienen nada que ver" con las auténticas y "desprestigian" al buen producto. Cuando prueben las de Morata "no querrán esas copias", advierten.