Todo el Congreso de los Diputados parece ya un comedor de estilo Remordimiento, aquel Renacimiento falso de rastro o de cuartel o de sacristía que se puso de moda en la posguerra, y que trataba de impresionar a las visitas con un lujo como de cetrería, feo, negro y encuerado. Los pudientes se traían mesas de médico como pasos de palio, sillones igual que ballestas y cómodas como tumbas de santa o del mismo anticuario que se las vendía. Hasta el lujo parecía entonces conventual, mortuorio y penitente. Algo así creo que le pasa al Congreso, que ahora ha repartido sus sillones, y que ya digo que yo veo como sillones Remordimiento, con sus grandes clavos de crucificado y su peso de herencia de cerrajero.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 El nuevo sustituto de los aires acondicionados que arrasa en Amazon: silencioso, potente y rebajadísimo
- 2 El Gobierno no descarta que el juez Peinado solicite al Supremo la imputación de Sánchez
- 3 Un señor con barba pintado de azul
- 4 España tropieza en su debut frente a Australia
- 5 La figura peligrosa y amoral de Zapatero vuelve a Venezuela
- 6 Argelia reactiva las exportaciones a España en crisis con Francia
- 7 Banco Santander cambia de estrategia en los depósitos: del no se van a remunerar a queremos competir en el mercado
- 8 Pepe Luis Vázquez murió de un infarto cerebral, según la autopsia
- 9 Mapfre anuncia subidas en los seguros de coche