La formación del Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos dará paso a la consolidación del liderazgo de los dos secretarios generales de los partidos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Tras el frenesí de nombramientos estos días y el arranque del Ejecutivo en las próximas semanas, los aparatos internos de ambos partidos empezarán a trabajar para traducir esos logros en tranquilidad interna. Tanto Sánchez como Iglesias aprovecharán su condición de presidente y vicepresidente del Ejecutivo para blindar sus liderazgos internos en los próximos años.
En Unidas Podemos se contempla que la tercera asamblea ciudadana, Visalegre 3, se celebre antes del verano para acorazar a Iglesias como líder y a Irene Montero como sucesora. Tras las dos debacles electorales del partido, ambos vieron en peligro esa posición. En abril, el partido pasó del 21,1% de voto (5.087.538 papeletas) y 71 diputados logrados en 2016 a 14,31% (3.732.929) y 42 escaños. En la repetición electoral de noviembre, la caída fue aún mayor con sólo 35 escaños.
En ese periodo, voces críticas como la de Ramón Espinar, ex secretario general de Madrid, pidieron la celebración del congreso del partido, al que todavía pertenecía Íñigo Errejón, que en noviembre lanzó su propia plataforma electoral con Más País. "Podemos tiene futuro, pero los Iglesia-Montero no", aseguraban entonces fuentes próximas a Espinar, que había publicado un artículo ofreciéndose como alternativa al liderazgo de Pablo Iglesias.
En el mes de junio, Espinar no era el único dolor de cabeza para el secretario general de Podemos, que intentaba sin éxito alcanzar el Gobierno a través de un acuerdo con el PSOE. La destitución de Pablo Echenique como secretario de Organización no era suficiente para frenar la avalancha de críticas de barones internos. La bunkerización sufrida en la organización, con un núcleo de poder cada vez más reducido en torno al chalet de Galapagar se unía a los malos resultados electorales para generar un tremendo malestar en los territorios, donde señalaban al tándem Iglesias-Montero como responsables de la situación y renegaban de la sucesión anunciada a través de Montero.
Con la entrada de ambos en el Consejo de Ministros la situación cambia completamente. Su liderazgo se convierte en indiscutible y cualquier dirigente que aspire a ostentar cargos en el Gobierno debe mostrar su lealtad a la pareja dirigente. Iglesias y Montero aprovecharán la coyuntura para blindarse en una nueva asamblea ciudadana.
Según los estatutos de Podemos, la Asamblea Ciudadana Ordinaria podrá convocarse entre los dieciocho meses y los cuatro años respecto de la Asamblea anterior por la Secretaría General, por el Consejo de Coordinación y por una mayoría de tres quintas partes (3/5) del Consejo Ciudadano que se reúne este viernes. Vistalegre 2, que supuso la consolidación del pablismo y la derrota del errejonismo, se celebró en febrero de 2017.
Aprovechando la experiencia de Gobierno conjunto, las direcciones de Podemos y de Izquierda Unida apuestan por consolidar también su fusión como Unidas Podemos y tomar el control de territorios y baronías independientes de la dirección estatal como Andalucía (Teresa Rodríguez).
Menos turbulenta ha sido la gestión de Pedro Sánchez al frente del PSOE desde que tomó el control en junio de 2017, tras ganarle las primarias a Susana Díaz. Tras ese 39 Congreso Federal del PSOE, la dirección sanchista modificó los estatutos del partido blindando a su líder. Los cambios reglamentarios acometidos impiden desde entonces que un secretario general vuelva a ser derribado por dirigentes territoriales como ocurrió en el Comité Federal del 1 de octubre de 2016, cuando los barones lograron tumbar a Pedro Sánchez. El cambio de estatutos hizo que el contador para la limitación de mandatos se pudiera a cero, permitiendo al secretario general optar a la reelección hasta 2033.
El Reglamento del PSOE establece que el Congreso Federal ordinario será convocado entre el tercer y cuarto año desde la celebración del Congreso anterior por el Comité Federal. Es decir, podría celebrarse de forma ordinaria desde junio de este año hasta junio de 2021, aunque también se puede convocar uno extraordinario sin esperar hasta el verano.
La ventaja de acelerar su celebración es que Sánchez pasaría el trámite orgánico y adaptaría una Ejecutiva nacida en la oposición a las labores de apoyo que necesita un Gobierno. A partir de ahí se reajustarían tareas y funciones a la nueva situación y se provocaría la renovación del resto de direcciones, desde las autonómicas hasta las locales, permitiendo al sanchismo acceder a territorios hasta ahora vedados como Andalucía, con la sustitución de Susana Díaz como baronesa.
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