El presidente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), José María Marín Quemada, confirmó hace apenas dos semanas que el polémico informe con propuestas para las administraciones sobre cómo regular los nuevos negocios de la economía colaborativa estaría listo “muy pronto”.
El estudio sobre la economía colaborativa se elevará al pleno en dos semanas
La declaración podía sonar a mero voluntarismo, dado que la elaboración del informe ha sido el detonante último de la guerra interna que se ha desatado en el organismo y su aprobación parece difícil en un pleno totalmente enfrentado y dividido –no sólo, pero también- entre detractores y defensores de la economía colaborativa, entre los que quieren preservar y los que quieren desregular los sectores afectados por el boom de plataformas como Airbnb, Uber o Blablacar.
Pero a pesar de que seis de los diez consejeros del organismo prácticamente han roto relaciones con Marín Quemada –entre ellos la vicepresidenta del centro- y que algunos incluso han dejado de asistir a algunas reuniones a modo de boicot, el presidente de la CNMC y su equipo de colaboradores más cercanos están plenamente convencidos de que, efectivamente, el informe se aprobará muy pronto. Tan pronto como que los planes pasan por elevarlo al pleno del organismo en la última semana de septiembre o, más probablemente, en la primera de octubre. Y la certeza de que su aprobación saldrá adelante se diría que es total.
Cisma por la regulación de Airbnb y Uber
La CNMC dio a conocer el pasado marzo las conclusiones preliminares de su estudio sobre la economía colaborativa para abrir un proceso de consulta pública. La propia difusión del documento, sin pasar por el pleno y sin el permiso del mismo, desató la respuesta airada de los consejeros rebeldes, que llegaron a pedir la cabeza del promotor del informe, el director de Promoción de la Competencia del supervisor, Antonio Maudes (al que el presidente de la CNMC ha mantenido en su puesto contra viento y marea).
Una comisión de expertos introduce mejoras en el texto para evitar el rechazo del consejo
Además de las formas, el contenido de las conclusiones preliminares resulta inasumible para los consejeros más reacios a desregular sectores tan (políticamente) sensibles como el del taxi o el turismo. Y es que la CNMC hace en ese informe preliminar una defensa a ultranza de los efectos positivos de la economía colaborativa para inyectar mayor competencia en los mercados en que se ha implantado (mayor número de rivales, más oferta, formación de precios más eficiente…) y reclama a todas las administraciones públicas que las nuevas normativas para regular las alternativas a hoteles, taxis o autobuses interurbanos no incluyan “restricciones injustificadas” e “innecesarias” tanto para los particulares que comparten su casa o su coche como para las plataformas online que los ponen en contacto con los clientes (Airbnb, HomeAway, Uber, Cabify, Blablacar…).
Cambios para sortear el veto
Para salvar el veto de los consejeros rebeldes y lograr aprobar el polémico informe, la dirección de la CNMC ha creado una comisión técnica que lleva varios meses puliendo el documento definitivo para introducir cambios suficientes en la redacción para hacerla asumible para los detractores, según confirman a El Independiente fuentes conocedoras del proceso.
La comisión, liderada por el propio Antonio Maudes y por Josep Maria Guinart –uno de los pocos consejeros que aún mantienen su apoyo al presidente del organismo-, está introduciendo lo que se pretende que sean “mejoras técnicas” para evitar el rechazo en bloque de los vocales que están en pie de guerra. Unas mejoras que van más allá del simple maquillaje para hacer digerible el texto al bando rebelde –los implicados saben que un mero barniz no sería suficiente-, pero que no cambiarán por completo la filosofía de respaldo a los nuevos negocios colaborativos.
Los promotores del informe llegaron a plantearse trocearlo en tres partes para evitar el veto a desregular el teaxi
La creación de una comisión técnica para conseguir mejorar el documento es, en realidad, la segunda estrategia diseñada por el equipo directivo de la CNMC para lograr hacer asumible el texto a los vocales detractores. Antes del verano, el equipo del departamento de Promoción de la Competencia trabajó con el plan de trocear el informe en tres partes para cada uno de los grandes sectores actividad que se abordan: alojamiento turístico, transporte urbano y transporte interurbano. Entonces el objetivo era salvar al menos partes del estudio y sortear el veto del bando rebelde a la desregulación del taxi (una materia especialmente sensible para los seis consejeros afines al PP).
Pero finalmente esta estrategia se descartó al considerar que los problemas y los retos a los que se enfrentan cada uno de los sectores de actividad en que han irrumpido estos nuevos negocios disruptivos son en esencia compartidos. Y se optó por retomar el enfoque integral y por la defensa en todos los ámbitos de una regulación lo menos restrictiva posible.
“Yo no soy partidario de prohibir, sino de ordenar”, suele resumir el presidente de la CNMC, que subraya como uno de los objetivos de su mandato al frente del supervisor “elevar a la categoría de normal lo que es normal”. Y para él, la economía colaborativa lo es. En unos días se sabrá si lo ha conseguido.
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