Asegura que no ha dejado de echarle de menos ni un sólo día, y han pasado 25 años desde que se lo arrebataron de su lado al mediodía del 23 de enero de 1995. Fueron unos tiros casi a quemarropa mientras comía en el bar 'La Cepa' de su amada San Sebastián. A Gregorio Ordóñez ETA lo mató por ser una amenaza a su discurso del terror, el silencio y la obediencia, por no mostrar miedo y hablar y condenar con la claridad que hasta entonces nadie había osado a hacer en público. Quien fuera concejal del PP en San Sebastián es sólo un recuerdo construido con relatos, fotografías y retales de historias para su propio hijo, Javier, que tenía apenas 14 meses cuando se quedó huérfano.
Su mujer, Ana Iríbar ha removido como nunca estos días su vida, la pasada, la robada y la que ha aprendido a vivir sin 'Goyo'. Lo ha hecho en busca de fotogafías, recuerdos o incluso cartas que le enviaron cuando ETA decidió hacerle viuda, "algunas incluso de víctimas que entonces no sabían que lo serían más adelante". Una muestra que bajo el título, 'Gregorio Ordóñez. La vida posible', hoy se inaugurará en el Palacio de Miramar de San Sebastián y que será el primero de los actos -tras la recepción del Rey Felipe VI del pasado lunes- que con motivo del 25 aniversario de su asesinato se llevarán a cabo en la capital guipuzcoana.
Y el sábado, la placa. Un símbolo que ante el lugar donde fue tiroteado mortalmente recordará lo que ETA hizo hace cinco lustros y que nada recordaba al paseante de la calle 31 de agosto de Donostia. Como su hermana Consuelo, Ana no oculta que el odio vuelva a rebrotar y alguien quiera ensañarse con la memoria de su marido, "si lo hicieron hasta en tres ocasiones con su tumba...". Asegura que los discursos del perdón que en pos de la reconciliación en ocasiones se enarbolan no le agradan, afirma que lo que en realidad buscan es otra cosa: "Se está utilizando el perdón, no para lavar la conciencia del asesino sino la conciencia de una parte de la sociedad vasca y sus instituciones, las que no estuvieron a la altura de las circunstancias y ahora buscan ser perdonados".
Su esperanza es que la memoria de Gregorio no se pierda y que las nuevas generaciones conozcan su legado, "su trabajo y las condiciones en las que lo hizo". También la fuerza y vigencia de su discurso, "hoy muchos de sus mensajes serían un titular para explicar la situación actual".
Pregunta.- ¿Cómo ha sido el proceso de revisar, recordar y recabar la vida junto a Gregorio y la vida sin él para exponerla en la muestra que hoy se inaugura en San Sebastián?. En lo personal, ¿cómo ha sido el proceso de revivirlo tan intensamente?
Respuesta.- El proceso de buscar, encontrar, revisar, seleccionar la vida de 'Goyo' para mi ha estado lleno de emociones, ha sido duro, difícil en lo emocional. De alguna manera, ha sido revivir episodios como el del atentado, que sigue siendo duro recordar. Diría que también ha despertado emociones muy positivas, allí donde hemos presentado el proyecto, donde he hablado de Gregorio Ordóñez, hemos tenido una acogida maravillosa. Todo el mundo entiende que es muy importante recordar quién fue. Ha sido un proceso de búsqueda de objetos personales de Goyo, fotografías, incluso más de 300 cartas y telegramas que tenía guardadas, muchas sin abrir. Cartas enviadas el mismo 24 de enero de 1995 de expresidentes de Gobierno, víctimas que iban a serlo de ETA, sin saberlo todavía, familiares de otras víctimas, muchos ciudadanos anónimos que se tomaron la molestia de escribirme una carta poniendo como única dirección, ‘viuda de Gregorio Ordóñez, San Sebastián’. Son cartas que me entregó el ayuntamiento, que es adonde llegaron la mayoría. Por suerte ya hay un archivo colgado de la página web de la fundación en el que recopilamos las intervenciones públicas de Gregorio, de referencias de prensa, en televisión y radio.
P.- ¿Ha descubierto cosas de Gregorio que quizá desconocía?
R.- Alguna aportación sí, pero en general nada especial. Gregorio era un libro abierto. Lo importante ya había sido recopilado, ordenado. Hemos hecho un trabajo para la exposición, para que los que le conocimos le recordemos y para que las nuevas generaciones le conozcan, lo descubran. Sí me ha sorprendido gratamente la acogida de la muestra, tenía dudas de cómo nos iban a recibir, volviendo a contar 25 años después quién era Gregorio. Debo decir que a todo el mundo le ha emocionado, eso sí me ha sorprendido. A Gregorio le he reescuchado, releído y he descubierto que muchas de las cosas que él decía entonces son adaptables a la situación política actual.
La presencia de la izquierda abertzale en nuestros actos es incompatible con nuestro discurso y la figura de Gregorio"
P.- Esta acogida positiva que ha recibido, ¿es síntoma de la deuda pendiente que sobre su figura aún persiste?
R.- Probablemente esa buena aceptación del proyecto tenga que ver con esa deuda moral que tiene una parte de la sociedad con Gregorio y con todas las víctimas de ETA. Sería interesante pensar que el cambio que Gregorio supuso en vida, 25 años después del atentado pueda suponer otro cambio, abrir una ventana de oxígeno para la memoria de los hechos. Todo lo que está en la exposición son fotos y documentos que soportan una parte de la historia de San Sebastián, del País Vasco, de España.
P.- Han pasado cinco lustros, ETA se ha disuelto y la sociedad vasca actual es distinta. ¿Alguien del entorno de la izquierda abertzale se ha acercado 25 años después a solidarizarse con usted?
R.- No, ni falta que hace. La fundación Gregorio Ordóñez nunca ha invitado a sus eventos anuales, ni a esta exposición, a las personas vinculadas con lo que entonces era HB y ahora es Bildu o Sortu. Seguimos pensando que siguen desarrollando el discurso político de ETA y en ningún caso podrían estar. Su presencia es incompatible con el discurso y la figura política de Gregorio Ordóñez. Seguimos en el mismo punto. Hoy siguen ocupando, con distintas siglas, lugares importantes en las instituciones y con un nuevo Gobierno de coalición que está gracias, entre otros, a la abstención del residuo político de ETA.
P.- El sábado se colocará una placa que recordará a Gregorio en el lugar donde lo asesinaron. ¿Qué significa para usted que la ciudad que tanto amó tenga una placa en su memoria? Después de tantos años, ¿es un logro o eso es demasiado decir…?
Que la placa llegue 25 años después no me emociona. Aquí en el País Vasco todo llega tarde"
R.- Usted lo dice. Que hayan tenido que pasar 25 años para que San Sebastián tenga una placa, no sólo para Gregorio, sino para todas las víctimas... Que llegue esta placa 25 años después no me emociona, no. Me habría emocionado que hubiera sucedido 10 días después, que era lo suyo, cuando la corporación municipal perdió a uno de sus compañeros por ser asesinado. Aquí en el País Vasco todo ha llegado demasiado tarde. Vamos a pensar en las nuevas generaciones. Para ellas, para la historia, es importantísimo que el nombre de Gregorio Ordóñez figure en un lugar público, donde fue asesinado por ETA y que las nuevas generaciones y quienes visitan la ciudad o se pasean por la calle 31 de agosto sepan que allí lo mataron.
P.- Su hermana Consuelo dice no tener dudas de que no tardarán en atacar la placa, que el odio aún persiste y que se dejará sentir. ¿Usted también lo teme? ¿Le preocupa que su mero recuerdo aún suscite ese tipo de comportamientos en la sociedad donostiarra?
R.- Será un termómetro para medir la situación real de la sociedad vasca. No podemos olvidar que se atentó hasta en tres ocasiones contra su tumba, lo que es el colmo de los colmos. Vamos a ver qué pasa con la placa en su memoria. Ese miedo lo tenemos todos dentro. La noticia es que se pone la placa, lo que luego haga alguien contra ella, lo denunciaremos y significará que aún hay una asignatura pendiente en la sociedad vasca muy importante.
P.- Está muy agradecida al alcalde de San Sebastián, Eneko Goia (PNV) por su actitud ante el recuerdo que querían brindar a Gregorio. Donostia es la primer capital vasca que pone placas a víctimas de ETA…
R.- Sí, quiero agradecérselo especialmente. Tanto para la exposición como para la placa ha demostrado hacia la familia una gran sensibilidad y respeto, lo agradezco mucho. Nos va a recibir a la familia y amigos en el ayuntamiento, que es lo que hace con todos. Lo emocionante ese día será, además de la placa, el recorrido que haremos desde el ayuntamiento, por la calle mayor, la calle 31 de agosto hasta el bar ‘La Cepa’ donde fue asesinado. Repetiremos el último recorrido a pie que hizo. Queremos abrir ese recorrido a todo el que se quiera acercar, vamos a convocar a la gente para que el donostiarra que quiera estar a las 11.30 en el Ayuntamiento de San Sebastián para acompañarnos en este último homenaje se sume.
Su tumba la atacaron tres veces, vamos a ver qué pasa con la placa. Será un termómetro del momento actual"
P.- Hace unos días aseguraba que en estos años ha evitado la calle donde mataron a Gregorio, que no pasaba por ella. La placa, los homenajes, ¿cierran la herida o al menos la cicatrizan de algún modo?
R.- Esa calle siempre va a ser la calle donde Gregorio fue asesinado, eso no lo vamos a cambiar y cada 23 de enero lo vamos a recordar con mucha tristeza y dolor. En todos estos años no hemos dejado de echarle de menos. A Gregorio en los momentos importantes de mi vida y en la de mi hijo -tenía 14 meses cuando lo asesinaron- siempre le vamos a echar de menos: en una cena, en un momento familiar, en la graduación de mi hijo, piensas en él, notas su ausencia. Siempre nos va a faltar.
P.- El perdón al que apelan algunas víctimas como camino para cerrar una etapa dolorosa, ¿es algo que contempla? ¿Se puede perdonar? ¿Los asesinos le han pedido perdón por alguna vía?
R.- Sólo he encontrado un leve consuelo en los gestos de apoyo de la gente de la calle, las manifestaciones, cuando le recuerdan en los aniversarios, etc. Lo que de verdad a mi me aporta consuelo es la justicia, saber que se les detuvo a los tres miembros del comando, que tuvieron un juicio, que cumplieron la condena. El sumario sigue abierto, se está investigando la autoría intelectual del asesinato. La conciencia de quien ha matado, ha realizado un crimen que no tiene remedio me preocupa muy poco, ojalá hubieran tenido conciencia en el momento de apretar el gatillo o a la hora de decidir el siguiente en la lista. El tema del perdón se utiliza con otra intención en la sociedad vasca. Se sigue hablando del tema del perdón, para mí se está utilizando el perdón para lavar, no la conciencia del asesino, sino la conciencia de una parte de la sociedad vasca y de las instituciones vascas gobernadas por el nacionalismo. No estuvieron a la altura de las circunstancias y buscan ser perdonados. Quieren lavar una especie de culpa colectiva, residual, que pueda quedar en una parte de la sociedad vasca.
P.- ¿Qué cree que diría hoy Gregorio de la situación en la que se encuentra Euskadi y el modo en el que se abordan cuestiones como las víctimas, los presos de ETA, la convivencia…?
R.- Basta con coger cualquier frase de Gregorio. Sería adaptable a la situación actual. No me atrevo a decir qué diría él. Le mataron para que no siguiera opinando, hablando, estimulando a la sociedad más crítica y valiente. Lo que decía hace 25 años valdría perfectamente para un titular hoy.
P.- Borja Sémper aseguró en su abandono de la política que Gregorio Ordóñez fue uno de sus referentes para entrar en política. ¿Hoy en San Sebastián es un referente o es una figura que se ha tratado de arrinconar y que las nuevas generaciones ni siquiera conocen?
R.- Ese es el objetivo de la exposición, que los jóvenes, las nuevas generaciones y en su propio partido le conozcan, lo descubran. Que se sepa qué hizo, qué consiguió y en qué condiciones trabajaba. Conocer su biografía, su carácter, sus creencias, etc. Es la deuda que la familia y la fundación tenemos con él.
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