El mundo se quedó impactado, una vez más una infamia de la guerra había cruzado una frontera del horror por la que no había transitado antes la humanidad. Se acababa de conocer el alto precio de acabar con los nazis. Lo marcaban las fotos de cadáveres apilados en la calles, de miles de familias enteras atrapadas y muertas en los sótanos de sus casas y las imágenes de la ciudad, que es conocida por su belleza, absolutamente destruida.
El 13 de febrero de 1945 se inició un ataque aéreo aliado contra la ciudad alemana de Dresde que se cobró 25.000 vidas, en su mayoría civiles. Británicos y alemanes habían estado antes en la ciudad atraídos por sus encantos. “Dresde tenía una imagen de cuento de hadas, era un lugar que estaba fuera del mundo; un lugar inocente. Después del bombardeo, tanto en Inglaterra como en Estados Unidos tenían muy presente cómo era la ciudad de antes de la llegada de los nazis. En Dresde habían vivido y viajado muchos norteamericanos e ingleses y, por consiguiente, sí que se produjo un momento de angustia inmediatamente después del bombardeo en el que se preguntaban cuál era el precio que había que pagar para acabar con los nazis”, explica a El Independiente Sinclair Mckay, autor de Dresde 1945. Fuego y Oscuridad (Taurus).
Muchos de los que participaron en el bombardeo tuvieron pesadillas el resto de su vida.
Un total de 796 bombarderos aliados, principalmente británicos, arrasaron la ciudad en cuatro mortales oleadas en las que se intercalaban bombas incendiarias y explosivas. En una ciudad desprovista de búnkeres de hormigón los habitantes se refugiaron en los sótanos de los edificios, donde perecían aplastados, quemados o ahogados por el humo. En el interior de los aviones aliados, Lancaster y Mosquito, viajaban 5.500 aviadores, bombarderos, técnicos y soldados. Muchos de los que participaron en el bombardeo tuvieron pesadillas el resto de su vida.
Dresde, un asidero para los nazis de hoy
A Churchill le preocuparon las consecuencias del bombardeo en la población alemana “qué efecto tendría en la población, cómo se podrían librar de los nazis si ellos llevaban a cabo semejante destrucción entre la población civil”. La reflexión del mandatario británico contenía mucha verdad porque a día de hoy el bombardeo de Dresde sigue siendo uno de los grandes argumentos de los neonazis para reinventar su papel en la guerra. “La extrema derecha trata de secuestrar los bombardeos y los recuerdos de esos bombardeos para decir que los alemanes no tienen porqué sentir culpabilidad respecto a la guerra, para decir que los aliados tienen tan manchadas de sangre las manos como los alemanes” considera el autor.
De ahí el siguiente paso en el argumentario conspiranoico de los nazis que habitan el siglo XXI es negar el Holocausto. “Las autoridades de Dresde de hoy no quieren saber nada de las opiniones de la extrema derecha, especialmente ahora que llega el 75 aniversario. La conmemoración en la ciudad es algo sagrado para ellos, se recuerda con mucha profundidad y con gran dignidad. Es importante el silencio y la oración tiene una presencia enorme, la gente sale a las plazas enciende velas y recuerda en silencio”.
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