Los datos resultan tan contundentes como inapelables: al término del tercer trimestre de 2008, las entidades financieras españolas tenían concedidos préstamos para la financiación de actividades productivas en el sector constructor por valor de 156.363 millones de euros y otros 315.443 millones destinados a actividades inmobiliarias. En total, más de 471.800 millones de euros en créditos a dos de las actividades fundamentales sobre las que se forjó el milagro económico español de principios de siglo y el posterior derrumbe.
Once años después esa cifra se había reducido en más de tres cuartas partes. Apenas 112.594 millones suman hoy ambas partidas en el balance de las entidades financieras en España, la cifra más baja en 15 años, según los últimos datos reportados por el Banco de España, referentes al cierre del tercer trimestre de 2019.
Obviamente, tan tajante reducción del crédito no ha sido el resultado de un movimiento puntual, sino que responde a una tendencia iniciada con el estallido de la crisis y que no ha logrado revertirse ni siquiera tras seis años consecutivos de sólidos crecimientos.
Tras reducirse más de un 75% en 11 años, el stock de crédito a la construcción sigue cayendo al mayor ritmo
Ni sidquiera es una tendencia exclusiva de estos sectores. Entre el cierre de 2008 y el del pasado ejercicio, la financiación bancaria de actividades productivas se ha reducido a casi la mitad, en medio del proceso de desapalancamiento al que se vieron obligadas las empresas, que también han tratado de diversificar sus fuentes de financiación fuera de los canales bancarios.
Esta situación ha afectado a la práctica totalidad de los sectores, pero en ninguno se alcanza unas proporciones similares a las industrias más ligadas al ladrillo.
Incluso, los datos de 2019 siguen mostrando, al menos hasta el tercer trimestre, un descenso mayor en el stock de crédito para la construcción y las actividades inmobiliarias y todo hace pensar que la situación no ha cambiado en los últimos meses.
Al contrario, algunas firmas del sector aseguran estar percibiendo un endurecimiento de las condiciones que les aplica la banca para acceder a financiación.
Y lo cierto es que la última encuesta de préstamos bancarios, correspondiente al último trimestre del año, muestra un endurecimiento, aunque ligero, de los requerimientos de las entidades tanto a grandes empresas como a pymes para otorgar créditos, a causa de los costes relacionados con las exigencias de capital y de la percepción de mayores riesgos.
La banca alega que la caída esta más motivada por la falta de demanda que por unos requisitos más restrictivos
Mientras los bancos consultados por El Independiente restan importancia a estos ajustes y, sobre todo, niegan una restricción particular del crédito al sector, desde la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Madrid (Asprima) sí aprecian crecientes dificultades para obtener crédito bancario.
"Actualmente, la financiación bancaria está dedicada exclusivamente a financiar la construcción de la obra, adquiriendo el promotor el suelo con sus recursos u otro tipo de financiación alternativa. Esta financiación bancaria, y a partir de mediados del pasado año, ha tendido a un endurecimiento, aumentando los porcentajes de preventas que los bancos exigen para formalizar el préstamo hasta el entorno del 70% de las viviendas de la promoción", afirma su gerente adjunto, Jaime Fernández.
Los datos parecen apoyar la idea de una banca más restrictiva a la hora de conceder créditos a las empresas más ligadas a la industria del ladrillo. Pero desde el sector financiero apuntan más al lado de la demanda como el responsable de la caída más pronunciada del crédito en estos ramos de actividad. No en vano, la citada encuesta de préstamos bancarios también apuntaba a una contracción de las peticiones de fondos por parte de las sociedades no financieras por sexto trimestre consecutivo.
Más selectivos
Desde un banco del Ibex señalan que las incertidumbres políticas y regulatorias que ha experimentado España en el último año han supuesto un freno para la actividad de la construcción -especialmente la ligada al inmobiliario- que se ha traducido en una menor demanda de fondos. Y el alto volumen de entregas registrado el último año también habría ocasionado una cancelación de flujos que ha acelerado la caída del stock de crédito.
Ésta y otras entidades sostienen que no hay razones para extremar las cautelas con el negocio de la construcción -más allá del aumento de las salvaguardas que se ha mantenido desde la crisis- porque ni se ha experimentado un repunte de la morosidad que obligue a ello ni hay bases para temer un nuevo colapso en el sector.
Asprima advierte de que la falta de crédito al sector puede agravar el problema de la vivienda en el futuro
Eso sí, también hay quien observa que en un entorno de desaceleración como el actual la banca está adoptando una actitud más selectiva a la hora de dar préstamos, especialmente con las actividades más sensibles al ciclo económico, como es la de construcción. Además, advierten, en este sector existe una elevada fragmentación, que se traduce en la existencia de compañías muy saneadas junto a otras con balances que generan más dudas.
Sean unos u otros los motivos, lo cierto es que la financiación a la construcción y el sector inmobiliario sigue marcando mínimos de varios lustros, en un momento en que algunos datos empiezan a dejar sensaciones preocupantes: la última EPA muestra que en 2019 se destruyeron 10.000 empleos en la construcción, y la Agrupación de Fabricantes de Cemento de España (Oficemen) alertaba recientemente del estancamiento del consumo de cemento desde la segunda mitad del año pasado.
Y desde Asprima advierten de los riesgos que una prolongación de esta situación puede tener para uno de los problemas más acuciantes a los que se enfrenta España en la actualidad: el acceso a la vivienda.
"Nos preocupa que la falta de financiación sea una causa añadida (junto con la desaceleración económica y la falta de suelo finalista) de una menor producción de viviendas (78.000 viviendas finalizadas en la actualidad frente a las 122.000 que, de media, prevé el INE como consecuencia de la creación de nuevos hogares netos) que contraiga aún más la oferta y repercuta en un peor acceso a la vivienda para los colectivos que más la necesitan como, por ejemplo, la primera vivienda para jóvenes", sentencia Jaime Fernández.
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