Todos querrán entrar a lomos del burro, entre palmas y ovacionados por los suyos, al ‘Jerusalem’ de Ajuria Enea. Pero el próximo Domingo de Ramos sólo uno de los candidatos podrá hacerlo. Para el resto, en la particular ‘Semana Santa electoral’ que el lehendakari Urkullu ha decidido convocar llamando a las urnas el próximo 5 de abril, sólo habrá discretas procesiones dentro de la ‘cofradía parlamentaria’, quizá inesperadas resurrecciones políticas y quién sabe si alguna crucifixión política. Urkullu activó ayer la ‘cuaresma y media’ de 55 días en la que los principales partidos en Euskadi pondrán en marcha sus procesos para captar adeptos. La XI legislatura en Euskadi ha sido la primera en la que se ha hecho política sin la amenaza de ETA pero en la que la vieja fractura entre nacionalistas y no nacionalistas no ha desaparecido. El balance es el habitual en estos casos; suficiente en el cumplimiento de su programa para el Gobierno y escaso para la oposición.
La campaña electoral que en apenas un mes, el 21 de marzo, arrancará en el País Vasco volverá a situar la cuestión identitaria en el centro del debate. Lo hará además con una cita electoral que tendrá lugar sólo una semana antes de que las formaciones abertzales y las no nacionalistas se fracturen un año más en la celebración del ‘Aberri Eguna’ que tendrá lugar el ‘Domingo de Resurrección’, el 12 de abril.
Durante su comparecencia para anunciar el adelanto de los comicios, Urkullu consideró que ha sido “un éxito” el recorrido que en esta cuestión ha tenido la legislatura que ayer dio por agotada. La Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco ya había dado por acabados sus trabajos este mandato. Sobre la mesa, para la XII legislatura, quedarán tres propuestas de nuevo estatuto, la firmada por el PP, la rubricada por EH Bildu y la que cuenta con el consenso –aunque con multitud de votos particulares- de PNV, PSE y Elkarrekin Podemos.
El nuevo encaje de Euskadi en España, la reforma del modelo territorial del Estado, será el caballo de batalla de la legislatura que alumbrará las elecciones del 5-A. La negociación se prolonga ya dos mandatos sin que el País Vasco cuente con una propuesta de articulado con mayoría suficiente que supere al Estatuto de Gernika. Hasta que eso suceda, el Ejecutivo de Urkullu, incluso en funciones, continuará reclamando al Gobierno de Pedro Sánchez el traspaso de algo más de una treintena de competencias pendientes. Entre ellas figuran la gestión de las prisiones y la asunción del régimen económico de la Seguridad Social.
Las elecciones vascas tendrán además retos en clave de partido muy dispares para cada una de las formaciones. A lo largo de la legislatura que arrancó con la jura de Urkullu del cargo ante el Árbol de Gernika el 26 de noviembre de 2016 la evolución no sólo del escenario política sino el interno de las formaciones ha sido intenso. En estos tres años y tres meses algunas se han debilitado, otras han logrado recuperarse y las hay que han apostado por un cambio de estrategia y horizonte para salir del atolladero.
PNV
Al presidente del PNV, Andoni Ortuzar el adelanto de las elecciones le pilló de visita en México. Desde allí ya ha avanzado cuáles serán las prioridades para su partido en la próxima legislatura. La principal será completar el cumplimiento del Estatuto de Gernika y abordar de modo inmediato “un nuevo Estatuto de autogobierno” con el Gobierno. Y el PNV tiene prisa por hacerlo. No confía en que la estabilidad del Ejecutivo central pueda ser eterna y por ello, antes de que la inestabilidad pueda llegar y complicar el entendimiento con Sánchez, quiere hacerse fuerte. Y lo quiere en Madrid y en Euskadi y en el caso del País Vasco el adelanto electoral le brinda la oportunidad de aspirar a una mayoría absoluta con su pareja consolidada, el PSE y, quien sabe, si con su socio presupuestario de última hora, Elkarrekin Podemos a modo de apoyo externo. Una suerte de alianza de socios en Madrid con afección en Euskadi.
El PNV defenderá la necesidad de dar pasos hacia ese nuevo encaje de Euskadi en España y presionar al Gobierno Sánchez para facilitar el proceso una vez culminado en el Parlamento Vasco. Por ahora los jeltzales aseguran que se hará desde el marco de la legalidad, apoyándose tanto en el Estatuto como en la Constitución española.
Los nacionalistas confían en lograr la mayoría absoluta para avanzar en su prioridad: el nuevo estatus vasco
Las encuestas le sonríen y todo apunta a que la formación nacionalista pueda mejorar los resultados de hace cuatro años y acercarse, junto al PSE, a la mayoría absoluta de la que en este mandato se había quedado a un solo escaño.
PSE
Los socialistas abordan confiados las elecciones. Si bien hasta ahora el PNV ha rentabilizado y capitalizado mejor su presencia en el Gobierno de coalición, al PSE la presencia en el Ejecutivo le ha dotado de gran visibilidad y le ha permitido frenar la pérdida de poder y votos que venía arrastrando. La secretaria general del PSE, Idoia Mendia, repetirá como candidata a lehendakari. Lo hará en un momento de solidez interna en la formación que lidera desde que sucedió a Patxi López al frente del a secretaría general.
Sin duda la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa también se interpreta como una carta a su favor en las elecciones del 5 de Abril en Euskadi. Su entendimiento con el PNV, tanto en Euskadi como en Madrid puede consolidarse y beneficiar a ambas formaciones. Históricamente el socialismo vasco y el PNV han sabido gobernar en coalición el País Vasco, con multitud de legislaturas a sus espaldas.
Los socialistas aspiran a consolidar su recuperación gracias al tirón de Sánchez y de su gobierno de coalición
En el próximo mandato una de las cuestiones más delicadas será la territorial. Los socialistas han apoyado con muchas reservas la propuesta de texto articulado para un nuevo estatuto vasco en el que el PNV quiere situar a Euskadi “de igual a igual con España”. Junto ello, ansía con la defensa del derecho a decidir o con fijar una clasificación entre “nacionales” y “ciudadanos”.
Bildu
La izquierda abertzale ha comenzado la carrera electoral con un cambio de ciclo. El secretario general de la coalición quería haber optado a la candidatura a lehendakari de EH Bildu. La inhabilitación que pesa sobre él por el ‘caso Bateragune’, y cuyo recurso aún debe resolver el Tribuna Constitucional, volvía a complicar la viabilidad de la candidatura de Arnaldo Otegi. Lo hizo la legislatura que ahora termina y en la que el líder abertzale tuvo que ser relevado a última hora por la periodista Maddalen Iriarte. Ahora Iriarte repetirá como cabeza de cartel de Bildu.
La coalición atraviesa por un buen momento en Madrid y uno no tan satisfactorio en Euskadi. Electoralmente los resultados le sonríen pero las relaciones y su capacidad de alcanzar acuerdos es de resultados muy dispares en uno y otro caso. Mientras de cara a respaldar a Sánchez y su Gobierno se ha mostrado dispuesto a facilitar alianzas y sintonías junto a ERC y el resto de partidos independentistas, en Euskadi EH Bildu se ha quedado sola.
Esta legislatura los grandes acuerdos no han contado con sus siglas. Mientras la coalición de Gobierno ha sido capaz de entenderse con Podemos y el PP, no lo ha hecho con Bildu.
Bildu inicia un nuevo ciclo. En Madrid logra el acuerdo con otros partidos que en Euskadi se le resiste
Ni siquiera en donde parecía que todo podría funcionar lo ha logrado. El acuerdo para el que será el tema central de la próxima legislatura en Euskadi duró poco. Suscribió un documento de bases con el PNV para que un grupo de expertos propusiera un articulado para un nuevo estatuto vasco. Finalmente, Bildu se desmarcó al considerar que las bases se habían incumplido y rebajado y no se sumó al consenso de mínimos de PNV, PSE y Podemos.
Elkarrekin Podemos
Los de Pablo Iglesias en Euskadi siguen divididos. Unos alejados de la dirección y otros no tanto. Al contrario que en el resto de partidos, en Elkarrekin Podemos hay más de una aspirante a ser candidata. La hay vinculada a la dirección en Euskadi, Rosa Martínez, y la que ha sido propuesta por la dirección nacional liderada por Iglesias, Miren Gorrotxetegi. El balance de los tres años y medio en Elkarrekin Podemos es que la candidata con la que se presentó, Pili Zabala, decepcionada con la política se diluyó en el grupo parlamentario y no volverá a concurrir.
Ahora Podemos quiere cambiar de estrategia. Su aspiración es imitar a lo sucedido a nivel nacional, pasar de la pancarta al despacho. El primer paso para pasar del no al Gobierno por el sí influyente lo dio con la aprobación de los presupuestos. Podemos dio el apoyo que pareció salvar la vida y el último tramo de legislatura a Urkullu facilitándole la aprobación de los presupuestos.
La formación morada afronta el 5-A dividida entre dos candidatas, la de Iglesias y la de la dirección vasca
Sin embargo, ese viraje estratégico hacia el posibilismo se le ha quedado insuficiente. El adelanto de las elecciones anula poder explorar nuevos acuerdos con los que presentarse a los comicios con un zurrón más repleto de acuerdos e influencia real en la política. Urkullu desoyó la semana pasada su petición para alargar la legislatura y aprobar más leyes apoyándose en ellos.
Es precisamente esta nueva ‘utilidad’ mediante la búsqueda de acuerdos una de las señas de identidad que Podemos quiere potenciar para desmarcarse de la otra gran formación de izquierdas en Euskadi, la abertzale, instalada en la confrontación.
PP
Los populares se juegan algo más que unos escaños. Las elecciones no anuncian nada bueno. Los prolegómenos de la convocatoria electoral, tampoco. Las dificultades para lograr que Génova confirmara la candidatura de Alonso a la lehendakaritza, y que se produjo ayer, revelan que la distancia entre los populares vascos y la dirección es importante.
En la dirección del PP de Casado no son pocas las voces que apuestan por una refundación integral del PP vasco. En ella se incluiría un relevo para Alonso. Ahora, con su plácet para que opte a las elecciones autonómicas, el resultado de las urnas para el PP puede ser decisivo para la suerte del ex ministro de Sanidad.
El recién confirmado candidato Alonso podría jugarse su futuro al resultado electoral de las elecciones
Los sondeos apuntan una pérdida de escaños significativa del PP, pasando de los 9 actuales a sólo 7 asientos. El suelo electoral del PP vasco se ha firmado con Alonso por debajo de los 100.000 votos. En los próximos días se podría cerrar la alianza con Ciudadanos que tanto populares vascos como los líderes de la formación naranja en Euskadi defienden. Podría ser el modo en el que remontar al menos ligeramente la caída de los últimos años de los populares, quienes han perdido muchos de sus apoyos que han sido capitalizados por Ciudadanos, Vox y el PNV.
Ciudadanos y Vox
Ninguna de las dos formaciones cuenta con representación institucional en Euskadi. Ambas formaciones aspiran a concurrir a las elecciones autonómicas del 5-A pero con escasas posibilidades de lograr un escaño. Ni los de Abascal no los de Arrimadas han proclamado por ahora a sus candidatos. En el caso de los naranjas todo está pendiente del congreso de renovación de su dirección que se celebrará en marzo tras la salida de Albert Rivera. Para ello Ciudadanos deberá comprometerse a la defensa de dos de las cuestiones centrales del discurso que tiempo atrás les distanciaba del PP: la defensa de la foralidad y el Concierto Económico vasco y del tejido institucional vasco.
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