El Partido Popular afronta la negociación con Ciudadanos dispuesto a llegar a un acuerdo "sí o sí" para las elecciones vascas y catalanas en una negociación en la que asumen que el barón popular gallego, Alberto Núñez Feijóo, "va a tener que hacer algún gesto", con la formación de Inés Arrimadas. En principio, Feijóo no tiene ninguna intención de tocar la "marca" PP y así lo ha dejado claro en público y privado, pero otra cosa es que abra la lista a incorporaciones individuales, una vez que se ha demostrado que Galicia se ha convertido en el primer escollo de la negociación.
Recuerdan en Génova que aunque Ciudadanos se fue de vacío en Galicia en las generales del 10-N, cita electoral en la que perdió los dos diputados que había conseguido el 28-A, sacó 63.000 votos, que pueden ser determinantes en unas autonómicas para no perder el diputado de la mayoría absoluta. En definitiva, "son tres escaños que están bailando", según sondeos propios, que confirman, tal y como adelantó este lunes El Independiente, que aunque Cs se quede fuera del Parlamento gallego Núñez Feijóo no se puede permitir el lujo de perder un solo voto.
Habrá que convencer al barón gallego pero también a Ciudadanos "para que se integren bajo las siglas del PP", pudiera ser en calidad de independientes, pero no en forma de coalición, con lo que en Galicia no hay tanta prisa negociadora como en el País Vasco, puesto que diez días es el plazo que tienen para anunciar si van de la mano a la contienda electoral del 5 de abril.
Feijóo advierte que no está dispuesto a encabezar "un bloque de partidos"
No es la fórmula que más le gusta a la formación naranja que quiere un pacto global, en los tres territorios. Su negociador, José María Espejo, secretario general del Grupo Parlamentario, dijo este martes en un comunicado tras su cita con Teodoro García Egea, que "nos preocupa (que el PP) se pueda plegar a las tesis de auqellos que prefieren poner las siglas y los intereses partidistas por encima de los intereses generales de los ciudadanos".
Precisamente, Feijóo ha advertido hoy, en la presentación de su candidatura que no está dispuesto a encabezar "un bloque de partidos". Ha defendido en este sentido que los gallegos "no quieren dividirse en extremos, sino encontrarse en lo que les une y prefieren entendimiento a enfrentamiento; no quieren partir Galicia en dos bloques de partidos”, lo que augura ciertas resistencias por su parte aunque de ello depende el pacto en País Vasco y Cataluña.
Mientras tanto, las direcciones de PP y Ciudadanos intensifican sus contactos. Teodoro García Egea y Ana Beltrán, en calidad uno de secretario general y, ella, de visecretaria de organización, son los negociadores populares. La gestora de Ciudadanos nombró una comisión encabezada por el secretario general del Grupo Parlamentario en el Congreso, José María Espejo. Pero la primera reunión "formal", con las elecciones vascas y gallegas ya convocadas, se ha saldo en fracaso.
Otra cosa es que Arrimadas acepte una presencia testimonial en las candidaturas gallegas bajo las siglas populares y, en cambio, esté dispuesta en Cataluña a una coalición, hasta con cambio de nombre ("Mejor unidos"), donde serían la parte fuerte de una posible alianza, A cambio, el PP no pone ninguna dificultad en que el candidato sea de Ciudadanos, "aunque tiene que ser pactado".
Disimular el batacazo
A fin de cuentas, creen que es Arrimadas la que más tiene que perder si no se aviene al pacto. Primero porque corre el riego de volver a quedar fuera del parlamento gallego y vasco, y, segundo, porque le resultaría muy difícil disimular el batacazo que le auguran las autonómicas catalanas, mientras que los populares ofrecen signos de cierta recuperación, a tenor de los sondeos, incluso si fueran por separado.
En el País Vasco la negociación puede ir mucho más rápida. De hecho, ambos partidos ya estuvieron a punto de alcanzar un acuerdo para el 10-N que Rivera acabó dinamitando. Hay pocas dudas respecto a que Alfonso Alonso va a ser el cabeza de lista, sobre todo una vez confirmado por el Comité Electoral de Génova este martes. Y es que a estas alturas, y dado lo precipitado del calendario, ya no hay margen de maniobra para buscar una alternativa, salvo que surgiera un nombre incontestable que garantizara mejores resultados, lo que no parece probable.
Mientras, el presidente del PP, Pablo Casado, y la más que probable sucesora de Albert Rivera, Inés Arrimadas, mantienen una interlocución constante. Sin embargo, para Casado esta operación de aproximación va más allá de las elecciones autonómicas de este año. No ha ocultado su voluntad, a medio plazo, de aunar el voto de centro-derecha mediante un proceso de fusión con Ciudadanos, incluso sacrificando sus siglas y a cambio de dar a Arrimadas un puesto importante, con proyección política, pero para eso queda todavía un largo camino de resultado incierto.
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