Las negociaciones entre el PP y Ciudadanos parecían haber tomado velocidad de crucero cuando Inés Arrimadas subió la apuesta. O pacto global, para País Vasco, Galicia y Cataluña, o nada, aún a sabiendas de que el todopoderoso Alberto Núñez Feijóo se negaría a cambiar de siglas y mucho menos con unos sondeos que apuntan a su cuarta mayoría absoluta. Fuentes de la dirección nacional popular admiten que "seguimos intentándolo" y los más optimistas recuerdan que la negociación con Vox al ayuntamiento de Madrid "se consiguió de madrugada, en el tiempo de descuento" en el hotel Orfila de Madrid, al lado del cuartel general de los populares.
Sin embargo, los hay quienes se malician de que la idea de Arrimadas "es buscar un chivo expiatorio si no hay acuerdo", en definitiva, "está buscando a quién culpar del fracaso". Lo que está haciendo la aspirante a la sucesión de Albert Rivera, agregan, es desarrollar "un mensaje en clave interna, para ganar su congreso" y no duda en usar al PP como ariete, según la opinión de un sector popular que ve mucho de tacticismo y "falta de sinceridad" en la portavoz de Ciudadanos.
Ciudadanos no se pone al teléfono ni en el País Vasco ni en Cataluña
Lo cierto es que, salvo en Galicia, donde Feijóo ha dejado muy claro que si los de Ciudadanos quieren algo deben llamar a su puerta, tanto en el País Vasco como en Cataluña las respectivas organizaciones territoriales de Cs no se ponen al teléfono. Para Cataluña aún hay tiempo, pero las elecciones del 5 de abril no dan respiro. La única negociación es la que pilota Arrimadas a través del secretario general del Grupo Parlamentario en el Congreso, José María Espejo -con incursiones de José Manuel Villegas, que ha sido siempre el interlocutor "natural" con el PP- y, de momento, parece no haber dado frutos, aunque desde Génova insistan una y otra vez que ambos partidos mantienen líneas de comunicación privilegiadas.
Los plazos apuran. Este jueves termina legalmente en Galicia para cerrar coaliciones y el viernes en el País Vasco. No hay que presentar todavía ni candidatos ni listas, pero sí registrar las alianzas. Además, pasado mañana se reúne el Consejo General de Ciudadanos, esto es, el órgano competente para validar los acuerdos preelectorales. En principio no parece que Arrimadas pudiera tener ninguna dificultad para que los suyos le dieran el plácet a un pacto con el PP, otra cosa es que estratégicamente les convenga.
"Arrimadas se comporta como si aún tuviera 57 escaños" y aspiraba al sorpasso a los populares. Un dirigente regional cree que "no han entendido que ir contra el PP es exactamente lo que les ha hundido" por lo que siguen practicando una suerte de "riverismo puro".
Lo cierto es que el PP se las prometía felices. La más que probable sucesora de Rivera había dado un giro radical respecto al modelo de relaciones con Génova, pasando del "no es no" a la fórmula "España Suma" a abrir las puertas a "Mejor unidos" y dejándose querer por Pablo Casado.
Sin embargo, los populares seguirán intentándolo hasta el final. A fin de cuentas, alegan, la más interesada debería ser la dirigente naranja, tanto para no irse de vacío tanto en Galicia como en el País Vasco, donde no tienen ni un escaño ni un concejal, y hasta disimular su más que previsible debacle en Cataluña, a tenor de lo que arrojan los sondeos con intención de voto . "A este paso el sorpasso se lo hacemos nosotros allí", afirma un barón territorial.
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