Ricardo Cavolo está en el centro del arte urbano de España y de la ola de ilustradores e ilustradoras que invade el panorama editorial. Su nombre suena en ferias, eventos de arte, en acciones de marcas y en proyectos editoriales. Habita en lo excepcional, pero Cavolo ha dedicado su talento en su nuevo libro al otro extremo del mundo. En Periferias (Lunwerg), explora todo aquello que esté completamente alejado del éxito, ni siquiera que esté en lo ordinario, en lo común, ni en lo habitual.
Periferias son personas, lugares o animales; son los albinos, los hobos, las niñas diosas kumari, los caballeros de Bacongo, la mujeres soldados kurdas, las favelas, los albinos africanos, las ciudades dormitorio en Japón, los países “fuera del mapa” como Transnistria o Somalilandia. En total, hasta 150 historias ilustradas que componen el libro.
"Periferias es una obsesión que tengo desde hace muchos años", explica Cavolo. "Las periferias son un poco la cara b de la sociedad, un lugar en el que, aunque a la gente le incomode mirar, siguen sucediendo cosas bonitas, sigue habiendo magia. La gente es la misma, con más o menos penurias, que lo pasan más o menos putas, pero es la misma, se ríen, se enamoran, tienen hijos, hacen fiesta...”
El artista explica esta obsesión como algo que ha desarrollado desde su experiencia. "Desde pequeño conviví con la familia de mi padrastro, que son gitanos, y eso seguramente es lo que me hace ir viendo el mundo de las periferias”, un espacio en el que vivió de manera fronteriza entre dos etnias.
Magia en una escombrera
El libro de Cavolo es una reivindicación de lo bonito que hay en ese mundo periférico. "A nadie le gusta mirar a una escombrera, pero cuando hay magia en una escombrera es como más mágica aún. Por el contraste de que haya en la basura jeringuillas y rentas, y haya algo mágico ahí parece que es más potente que si sucede algo mágico en Callao”, explica.
Para hacer este libro el autor reconoce que no tuvo que documentarse en exceso, “las periferias castizas de España las conozco, pero tenía curiosidad por lo de fuera. Entre viajes y un poco de investigación me documenté”. Y añade: “Pero poca documentación, porque esto es un proceso de muchos años de algo que he seguido mucho. Igual que hay gente a la que le gusta el futbol, pues a mi me gusta esto”.
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