Debía ser el año del negocio del fútbol en Bilbao, de recibir a cientos de miles de aficionados e ingresar decenas de millones de euros en las arcas y balances económicos de hoteles, bares y restaurantes. El gran evento, la Eurocopa 2020, lleva seis años preparándose. La sorpresa futbolística de la temporada, la final vasca de la Copa del Rey entre el Athletic Club y la Real Sociedad, se confirmó como un regalo inesperado el pasado 5 de marzo. Ese mismo día el coronavirus aparecía como uno de los factores que provocaron la primera muerte relacionada con el Covid-19 en Euskadi. El concepto de pandemia parecía aún lejano y la posibilidad de establecer un ‘estado de alerta’ que confinaría a la población en sus casas al menos 15 días, casi impensable.
Pero las cosas han avanzado rápido, muy rápido. Apenas diez días más tarde, el balance del Covid-19 en el País Vasco se escribe con cifras mucho más inquietantes: 630 infectados, 22 fallecidos y 262 fallecidos. En los bares de Bilbao ya no se habla de… nada. Están cerrados. La Eurocopa y la final de la Copa que habían copado gran parte de las conversaciones hasta hace sólo una semana se han diluido de un plumazo. El reparto de entradas se ha suspendido, los planes de viaje han quedado anulados y los planes para vivir una jornada histórica superados por otros acontecimientos históricos y muchos más preocupantes.
Ya nadie cree que los acontecimientos que iban a marcar la vida de la ciudad los próximos meses, de abril a julio, sucedan. No al menos en las fechas previstas. Tampoco el ánimo social está para ello. La Copa del Rey anunciada para el 18 de abril ya ha sido pospuesta y el evento deportivo más importante de Europa que debía atraer desde junio a la ciudad a cientos de miles de visitantes, será, -salvo sorpresa-, aplazado mañana por la UEFA hasta el verano del próximo año.
El virus se ha llevado por ahora el fútbol y el negocio de la capital vizcaína. Los hoteles de la ciudad y su área de influencia tenían ya reservadas buena parte, en torno al 85%, de sus habitaciones para mediados de junio y hasta mediados de julio. Los restaurantes y locales de toda la ciudad también contaban con engordar sus cajas en unas semanas habitualmente de escasa actividad. El coronavirus se lo ha tragado todo, incluso a los críticos.
85 millones, en el aire
La presencia de la selección española en Bilbao, ciudad que se convertiría en sede del combinado nacional había suscitado movimientos en contra. Las medidas decretadas por la pandemia incluyen la prohibición de concentraciones al menos durante los próximos 15 días, con lo que la manifestación que las juventudes de la izquierda abertzale había convocado en Bilbao contra la Eurocopa no podrá celebrarse.
En este escenario de alarma, el balance económico-futbolístico que iba a engordar este año la economía bilbaína deberá recalcularse. Según parece, al verano de 2021 es la opción más factible y que mañana podrían acordar las 55 federaciones en la reunión telemática que celebrará la UEFA para decidir el futuro de la Eurocopa 2020 (o 2021).
Bilbao no perdería su condición de sede de la Eurocopa, compartida con otras 12 ciudades europeas, en una edición singular con motivo del 60 aniversario de la competición balompédica. Parece inimaginable hoy vislumbrar una Eurocopa con decenas de aficiones de todo el continente cruzándolo de punta a punta de ciudad a ciudad libres de virus y con el riesgo de contagio convertido en cosa del pasado.
En Bilbao también quedan en el aire la venta de entradas. En total, cerca de medio millón de peticiones para asistir a alguno de los cuatro partidos entre selecciones que estaban programados para el campo de San Mamés. Este estadio sería la sede de la selección española que se enfrentaría al menos a las selecciones de Polonia y Suecia y a una tercera selección del Grupo E aún por determinar (Irlanda del Norte, República de Irlanda, Bonia Herzegovina y Eslovaquia). Partidos de ‘la Roja’ previstos para los días 15, 20 y 24 de junio próximo. Sería el regreso de la selección a Bilbao más de medio siglo después. El último partido se remonta a mayo de 1967.
Anulaciones y suspensiones
El negocio era redondo. Las instituciones vascas invertían apenas 5,5 millones de euros y esperaban un impacto económico en la ciudad de 85 millones de euros. Una competición en la que la gran beneficiada -y ahora perjudicada- sería la UEFA, a la que el Gobierno aplicó una exención de impuesto en Euskadi e incluso en el pago de primas a los jugadores, que ahora podría quedar en el aire si la crisis complica su mantenimiento.
Al más que probable retraso de la Eurocopa en Bilbao, el Covid-19 también ha desplazado, por ahora de modo provisional, otro gran evento que Bilbao -junto a San Sebastián- ansiaba desde hacía tiempo. La final de la Copa del Rey no es cosa nueva para el Athletic, el otrora ‘Rey de Copas’ y que ha visto cómo en las últimas finales ha estado presente en tres ocasiones desde 2009. Pero nunca contra sus vecinos guipuzcoanos. Por el momento, la Federación Española de Fútbol y los dos clubes han acordado que no se celebrará el 18 de abril. Por el momento no hay fecha alternativa.
En Bilbao el alquiler de hoteles, vuelos, furgonetas y otros servicios para trasladar a decenas de miles de aficionados de la capital vizcaína a Sevilla, donde estaba previsto celebrar la final de Copa, se ha frenado en seco. Las anulaciones se han impuesto a la espera no sólo de una nueva fecha sino de conocer cuál será el devenir de la batalla que todos libramos contra el coronavirus.
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