El confinamiento se alargará, casi nadie lo duda. Los quince días fijados por el decreto de alerta son una previsión legal más que real y la prórroga para el encierro domiciliario de la población se da por casi segura. En el País Vasco trabajan ya con esa previsión y para ello han decidido activar todos los recursos posibles, los públicos, los privados y los de la solidaridad ciudadana para al menos un mes. Estos últimos pueden ser una aportación relevante para constituir una suerte de ‘ejército de voluntarios’ dispuestos a colaborar con quienes peor lo están pasando y más dificultades tienen para hacer frente a esta situación. El Ejecutivo vasco ha activado un programa de urgencia para coordinar de modo unificado las acciones de solidaridad promovidos por organizaciones sociales, vecinales y de cualquier otro tipo para logar no sólo una mayor eficiencia en la ayuda sino también reducir el riesgo de contagio que pudiera suponer estas acciones de apoyo.
La iniciativa, denominada ‘Guztion artean’ (Entre todos) pretende ordenar la acción de los voluntarios que están dispuestos a colaborar. Ha establecido que el colectivo deberá estar integrado por personas mayores de edad pero de menos de 64 años. No podrán padecer problemas de salud y se les reclamará una disponibilidad de, al menos, dos horas durante dos o tres días por semana. El plan de actuación al que se empieza a dar forma prevé, por ahora, su aplicación durante cuatro semanas.
Los voluntarios que se ofrezcan a participar en ese ‘ejército de la solidaridad’ estarán asegurados por el Gobierno vasco y actuarán bajo las directrices que marque el lehendakari Iñigo Urkullu y el departamento de Salud. Se dedicarán a asistir a personas y colectivos de especial dificultad, como personas mayores asintomáticas que no puedan salir de casa o que sean dependientes y carezcan de apoyo familiar. Los voluntarios les realizarán las tareas cotidianas e inaplazables que por su situación de especial vulnerabilidad no puedan llevar a cabo. Se trata de labores como la compra de productos básicos, la recogida de medicamentos, la asistencia a mascotas, tareas como la retirada de la basura u otro tipo de gestiones inaplazables.
En cualquier caso, la red que ahora se constituye no se dirigirá a labores de acompañamiento por soledad u otras circunstancias, para lo que ya existen otras redes de apoyo como los servicios de teleasistencia, sino a compensar las limitaciones que la declaración del Estado de Alerta ha impuesto.
En el programa participarán organizaciones como la Cruz Roja, Cáritas, las agencias de voluntariado, las asociaciones Gisalde, Sartu y Bolunta o ciudadanos particulares que quieran implicarse. El Ejecutivo ha habilitado un teléfono para recabar las demandas de ayuda, así como registrar a las personas que quieran colaborar, es el 945-222 222.
Además se dispondrán de vehículos especiales, que estarán identificados correctamente para asegurar su libre circulación, destinados al reparto de comida para las personas que lo requieran. También se ha previsto un sistema de reparto de medicamentos a domicilio, ambos con las debidas garantías de conservación y frío. El plan prevé que a cada ciudadano asistido se le atienda limitando al máximo los riesgos de contagio, tanto para él como para el asistente. Por ello se prevé que los servicios se presten por un solo voluntario y siempre el mismo para cada beneficiario del servicio.
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