La sociedad vive días de incertidumbre y miedo. Confinadas en sus casas y lejos del abrigo de familiares y amigos, millones de personas tratan de mirar al futuro con cierta esperanza, pero los telediarios borran la sonrisa a cualquiera. En una coyuntura así donde todo parece desmoronarse y la muerte forma parte del día a día, uno busca respuestas. Y muchos las encuentran en la religión.
En estos momentos acerquémonos unos a otros, ejerciendo ante todo caridad, comprensión, paciencia, perdón"
El Papa Francisco
Sorprende cómo las misas han asumido un papel relevante en la parrilla televisiva. Sus espectadores han aumentado, según datos de Kantar, casi en un 88% si lo comparamos con el último domingo antes del confinamiento. También, cómo el Padre Nuestro se convirtió el 25 de marzo en Trending Topic en Twitter después de que el Papa convocase al mundo a rezar ese día a las 12. Miles de católicos orando a la vez ante una situación sin igual, ante la mayor crisis de Europa desde la II Guerra Mundial.
"En la vida siempre ha existido el límite y el sufrimiento, pero en las últimas décadas el estado del bienestar nos ha hecho pensar que todo está bien. Los accidentes les tocaban a otros, las enfermedades se cebaban con otros, la pobreza extrema era de otros países...", analiza el sacerdote Julián Lozano en conversación con El Independiente. "Esta pandemia nos pondrá de nuevo ante límites y sufrimiento. Y en esa situación uno intentar agarrarse a asideros que le puedan sostener. Cuando llega un sufrimiento grande hay que buscar verdades grandes, no pequeñas. En ese sentido, la Iglesia y la palabra de dios juegan un papel fundamental", añade.
La religión y los "charcos estancados"
En la misma línea que el filósofo Jorge Freire, que va un paso más allá y asegura que la religión ha adquirido en momentos similares de la Historia una fuerza mayor. Según él, el ser un humano se sigue 'agarrando' a Dios en las situaciones más difíciles "y, según aseguró Freud, esto seguirá siendo así mientras el ser humano mantenga el miedo a la muerte, situación que no tiene muchos visos de cambiar".
También aclara que son algo similar a fiel durmiente. "Decía Nietzsche que, aunque se replieguen las aguas de la religión, quedan charcos estancados. Por eso la conducta religiosa sigue aflorando, aunque mude la piel. Sospecho que muchos de los que tiempo atrás habrían entonado diez padrenuestros son los que hoy dedican sus energías al biomagnetismo o al reiki", explica sobre que no sólo buscamos el consuelo en la religión que nos viene por cultura sino en distintas espiritualidades.
La psicóloga Lucía Cuesta lo expresa en otros términos, pero revalida la misma idea. Para el creyente ,"Dios es esperanza; esperanza de que todo va a salir bien, de que mi abuela se va a curar, de que no me van a despedir, de que voy a traer al mundo a un hijo sano, etc", asegura y añade que un religioso no encuentra sentido a ciertos dolores si no piensa en la vida eterna.
Y más cuando llegan malas noticias. "Ante una pérdida, la sensación de soledad es inmensa. Nos sentimos solos, vulnerables, vacíos y creer en un ser superior, que nos ve, nos entiende y nos cuida, minimiza ese sentimiento", añade.
Casi el 70% de los españoles se define como "católico"
América Latina, donde la Iglesia tiene un poder inmenso, ha dejado estas últimas semanas algunas imágenes impactantes, como la del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pidiendo a la población que lleve estampitas de santos y vírgenes para hacer frente al coronavirus. "Algunos quieren cerrar iglesias, el último refugio de las personas", criticó su homólogo en Brasil, el evangélico Jair Bolsonaro. Y en Bolivia, la presidenta interina, Jeanine Áñez, invitó en un vídeo a todos los bolivianos a unirse "en una sola voz de oración. Unidos y de la mano de Dios, todo es posible. Que Dios nos bendiga".
Algunos quieren cerrar iglesias, el último refugio de las personas"
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil
En España, el porcentaje de católicos practicantes es mucho menor que al otro lado del Océano Atlántico. Sin embargo, aunque la mayoría de la población se define como católica según el CIS de enero (67,2 %), apenas un 20,5 dice ser "católico practicante". Esa misma encuesta revela unos 5,5 millones de españoles dicen acudir a misa cada semana. En el lado opuesto de la moneda, el 62 por ciento no asiste "nunca" o "casi nunca" a oficios religiosos sin contar con bodas, bautizos o comuniones.
Pero, ¿se vuelve creyente quien no lo era? Para el filósofo Freire, la respuesta es no. Lo que ocurre, según su punto de vista, es que despierta a aquellos que habían dado un paso atrás.
El Papa: "Ayudémonos a mantenernos firmes"
En los últimos días, el Papa Francisco ha copado titulares y portadas en muchos diarios internacionales. El viernes ofreció una bendición extraordinaria en una Plaza de San Pedro totalmente vacía y dejó una imagen histórica. "En esta situación sin precedentes, en la que todo parece fallar, en lo que realmente importa", dijo recientemente el argentino.
Llevamos en nuestro ADN el compartir, el entregar. Y si no lo hacemos, es que no estamos llevando bien nuestra fe"
"La verdad de esta experiencia se mide en la relación con los otros, que en este momento coinciden con los familiares más cercanos: acerquémonos unos a otros, ejerciendo ante todo caridad, comprensión, paciencia, perdón". Además, pidió a la familia de la Iglesia que esté cerca en estos momentos de los más necesitados. Unas palabras que querían escuchar millones de católicos en el mundo.
Es ese aspecto caritativo lo que más destaca del sacerdote Julián Lozano cuando se le pregunta qué papel jugará la Iglesia una vez que se supere la pandemia y la sociedad quede sumida -seguramente- en una crisis económica y social. "Llevamos en nuestro ADN el compartir, el entregar y la generosidad. Y si no lo hacemos, es que no estamos llevando bien nuestra fe", señala.
Las respuestas que no da la ciencia
El escritor e historiador británico Tom Holland, autor del libro "Dominio", una biografía del cristianismo, señaló esta semana en EFE que el cristianismo "ofrecerá a la humanidad la promesa de que, si la muerte no los perdona, hay un mundo más allá del nuestro". "El cristianismo afrontará el coronavirus como siempre ha afrontado las pandemias a lo largo de sus más de dos mil años de historia: animando a los cristianos a cuidar de los enfermos y ofreciéndoles la esperanza de que Dios escuchará sus plegarias".
Para Julián Lozano, la religión tiene respuestas que nadie más puede ofrecer. "Apreciamos muchísimo todo lo que nos ofrece el progreso humano, la ciencia, la tecnología, la medicina. Pero eso no tiene respuestas para todo", indica. "Ni la ciencia ni el desarrollo evitan el plantearte que un ser querido ha muerto, que te has quedado en la ruina..."
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