Lucio Blázquez, el famoso tabernero madrileño que convirtió en un "lujo" los modestos huevos rotos en Casa Lucio, está ingresado en un centro hospitalario de la capital aquejado de neumonía, han informado este lunes a Efe fuentes próximas a la familia.
Con 87 años, el pasado mes de febrero perdió tras una larga enfermedad a su mujer, María del Mar García, con la que llevaba 59 años casados y con quien tuvo tres hijos, hoy al frente del negocio familiar, que aumentó con la apertura de la taberna Los huevos de Lucio, también en la castiza Cava Baja madrileña.
Abulense de nacimiento, en 1974 abrió Casa Lucio, donde tuvo, reconoció en una entrevista con Efe, el "atrevimiento" de llevar a la carta de un restaurante, un plato mejorado de su abuela: huevos rotos.
"Entonces parecía una cosa de pobres, para llenarte mojando pan, y ahora es un lujo", que han saboreados premios Nobel, reyes, presidentes, futbolistas, actores, cineastas, escritores y turistas.
A lo largo de su dilatada trayectoria como tabernero ha recibido múltiples reconocimientos, como el premio Embajador de Madrid otorgado por la Comunidad Autónoma o el que la Academia Madrileña de Gastronomía le concedió al Plato Castizo por su emblemática fuente de huevos fritos con patatas.
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Puente medió con Marruecos para que Alsa cobrase una deuda
- 2 El PSOE denuncia el "montaje" contra Sánchez "para beneficio del PP" y anuncia que la citación judicial será recurrida
- 3 Convocatoria oficial de la Selección Española de fútbol para los Juegos Olímpicos de París 2024
- 4 De la amistad al resentimiento: así se degradó la relación entre Obama y Biden
- 5 La 1 pierde la mitad de su audiencia tras la Eurocopa de fútbol
- 6 Los minoritarios de Sabadell cargan contra la CNMC por su inacción con BBVA y la fusión
- 7 El Servicio Secreto reconoce que el atentado a Trump es su "mayor fallo" en décadas
- 8 Por qué es festivo en Madrid este 25 de julio y qué hacer
- 9 El juez cita a Pedro Sánchez como testigo para que declare en Moncloa sobre el caso de Begoña Gómez