Madrid se ha adelantado a las pautas generales del Gobierno y ha remitido un "detallado documento" al Ministerio de Transportes que dirige José Luis Ábalos en el que da cuenta de las medidas necesarias para afrontar la desescalada en el transporte público madrileño en las próximas semanas, aparejada a la previsible relajación del confinamiento que prevé detallar el Ejecutivo este mismo martes: a la reapertura de la actividad económica se suma la salida condicionada de los niños hasta 14 años y la nueva fase que permitirá salir a hacer deporte o pasear este mismo sábado.
La propuesta de la Consejería de Transportes que dirige Ángel Garrido (Cs) tiene como eje central y "absolutamente esencial" el uso obligatorio de la mascarilla en el transporte público de Madrid, que se erige como la única vía de evitar contagios en transportes de alta capacidad en las próximas semanas, como lo es la red de Cercanías y Metro de Madrid. "Es la única manera de recuperar la seguridad de los ciudadanos", alega Garrido.
Pero hay más iniciativas: Madrid prevé movilizar en las próximas semanas el 100% de la capacidad de transporte disponible y plantea además reforzar las líneas ferroviarias de mayor demanda con autobuses lanzadera, que también se habilitarán para unir intercambiadores con hospitales y con centros de trabajo.
Las previsiones iniciales del Gobierno regional no son muy halagüeñas respecto a la capacidad con la que cuenta la red de transporte público regional para trasladar a pasajeros y mantener, al mismo tiempo, la distancia interpersonal de seguridad. Por ello plantea tres escenarios de distanciamiento social que deberá delimitar la Consejería en concurso con el Ministerio de Transportes: el más extremo, el de mantener una separación de dos metros entre viajeros, implicaría atender a 885.000 pasajeros de los 5,5 millones que utilizaban el transporte público diariamente, es decir, una reducción de casi el 84%, según cálculos del departamento de Ángel Garrido.
Incluso en el mejor de los casos, la reducción de pasajeros aparejada a la crisis del coronavirus supondár un coste de al menos 250 millones de euros "por encima de lo que teníamos presupuestado" por la reducción de las ventas, según ha desgranado el propio Garrido en una entrevista para Cadena Ser.
Por contra, si se decreta que la distancia interpersonal sea de un metro, se podrá dar servicio a tres de cada 10 personas de las que se transportaba con anterioridad -1,5 millones de pasajeros-, cifra que caerá hasta los 1,1 millones si se aumenta esa separación de seguridad a metro y medio.
Reducir la hora punta
Las otras dos patas sobre la que se sostiene la propuesta de Garrido implica alcanzar un "consenso" entre las administraciones públicas y el sector privado para reducir la hora punta y la "saturación habitual" del transporte público de Madrid en determinadas franjas horarias, priorizando el teletrabajo y, de no ser posible, apostando por la flexibilización de horarios laborales escalonando, por ejemplo, el comienzo de la jornada laboral.
Del mismo modo, Madrid apela a la responsabilidad "de todos" insistiendo en el uso de bicicleta o los trayectos a pie para los recorridos de proximidad.
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