Runze Hao lleva un año en dique seco, completamente desaparecido del mapa. En 2018 llegó al Granada CF como una apuesta de la propiedad china del club nazarí. Le precedía la leyenda de su padre, Hao Haidong, héroe del fútbol chino y máximo goleador de la selección. Unos lazos de sangre que, sin embargo, le han privado ahora de jugar en el club andaluz, al que ha llevado a los tribunales por incumplimiento de contrato. Su travesía por el desierto comenzó cuando su progenitor, refugiado en España, calificó al Partido Comunista chino de “organización terrorista que debería ser expulsada de la humanidad”.
“Quería evitar hablar porque, al final, el que sale perjudicado es el Granada pero no he tenido más remedio”, explica Runze, de 24 años, en conversación con El Independiente. El jugador quiebra en estas líneas un año de silencio. “Ha sido el peor año de mi vida”, reconoce. Doce meses en los que ha estado desterrado, a su pesar, del césped. El pasado junio dejó abruptamente el club serbio Radnički Niš tras las explosivas declaraciones de su padre. Durante la presente temporada tenía que haber militado en las filas del Granada CF. Su contrato expiraba a finales de este junio.
He optado por hablar porque lo que me ha sucedido puede servir a otros. Esto no debería pasar en un país occidental, democrático y libre como España
“Cuando llegué de Serbia intenté contactar con el Granada pero me dijeron que ya no era empleado del club. No pude volver a entrenar”, lamenta el joven. La entidad andaluza que le dio la espalda es desde hace un lustro propiedad de Daxian 2009 SL, un conglomerado controlado por el grupo de inversión chino Wuhan DDMC Football Club Management. El actual presidente es Rentao Yi, empresario y miembro del Partido Comunista chino. Runze presentó el pasado otoño una demanda por despido en el juzgado de lo Social de la ciudad de la Alhambra a la que ha tenido acceso este diario y cuya resolución se espera en cuestión de días.
Runze vincula la pesadilla del último año a los dardos lanzados por su padre coincidiendo con el aniversario de la masacre de Tiananmen y denunciando sin medias tintas al PCC. En las horas siguientes a su discurso, difundido en un canal del opositor Guo Wengui, la censura borró cualquier rastro de Haidong en el internet local, desde su palmarés hasta sus declaraciones. “También han borrado toda mi información a pesar de que no tengo nada ver con las palabras de mi padre. Mi caso dice mucho de cómo se puede tratar a una persona”, lamenta Runze.
“He optado por hablar porque lo que me ha sucedido a mí puede servir a otros. Es muy peligroso que un club como el Granada CF pueda estar dirigido desde el Partido Comunista y adopte medidas como la que he sufrido yo. No debería suceder en un país occidental, democrático y libre como España”, replica el futbolista, que durante meses ha tratado de gestionar discretamente una salida sobre la que la entidad no ha proporcionado razón alguna. “Envié un burofax a través de un abogado de la AFE (Asociación de Futbolistas Españoles). Lo que le trasladaron del Granada es que tuvieran cuidado con a quien estaba ayudando”, agrega.
Un año en "el limbo"
“Entiendo que la situación que padezco es una decisión del dueño del club y una interferencia del PC. No resulta normal que un club de la categoría del Granada esté haciendo esto por motivos ideológicos”, desliza. Runze dependía del contrato del Recreativo Granada, el filial del Granada CF que milita en Segunda División B, para mantener su residencia legal en España. Desde hace un año no ha podido renovar el Número de Identidad de Extranjero. “Estoy en condición irregular. No puedo abandonar el país. He tenido que cerrar mi cuenta bancaria; no puedo alquilar una casa y no tengo adonde ir. Vivo con mi padre, afincado en el sur de España. Si no hubiera sido por su ayuda, no sé lo que hubiera sido de mi”, detalla desolado.
Su calvario arrancó en junio pasado, tras la rescisión del contrato con el Radnički Niš, un equipo vinculado históricamente al movimiento obrero y presidido por Ivica Tončev, miembro del Partido Socialista serbio. “Dos días después de las palabras de mi padre, el director deportivo y el entrenador me dijeron que tenía que irme del club, que querían jugadores jóvenes. Me resultó todo muy raro. Yo soy un jugador joven y unos días antes habían hablado de renovarme. Dijeron públicamente que mi contrato había terminado el 31 de mayo pero jugué un partido el 2 de junio y marqué un gol”, evoca.
Con ayuda de amigos de mi padre, se alquilaron tres aviones para evitar sorpresas de última hora y tener alternativas
Concluida su etapa balcánica, Runze emprendió el regreso a España en coche junto a su novia Estrella. “Cuando intenté acceder a Croacia, les expliqué que tenía que renovar mi permiso de trabajo en España, que había sido prorrogado por la pandemia. Los agentes me preguntaron si mi padre era Hao Haidong y si era futbolista. Me respondieron que no podían dejarme pasar y me recomendaron acudir a la embajada china en Belgrado. Intenté contactar con el abogado del Granada CF pero no pude. Me dejaron completamente tirado”, se queja el joven.
Atrapado en mitad de los Balcanes, en países con estrechos intereses con el gigante asiático, Runze pidió la ayuda paterna. “Existía el riesgo de que si intentaba abandonar el país a bordo de un avión regular, me ocurriera lo mismo o algo peor, como la deportación a China”, explica el veinteañero, que solía jugar de defensa central. La opción más prudente era dejar Belgrado en un jet privado. “Con ayuda de amigos de mi padre, se alquilaron tres aviones para evitar sorpresas de última hora y tener alternativas. Viajé completamente solo. No me parecía verdad”, rememora.
Demanda contra el club nazarí
Una vez aterrizado en el sur de España -donde su progenitor lleva una vida alejada de los focos con Ye Zhaoying, cinco veces campeona mundial de bádminton y medallista olímpica en los Juegos de Sidney-, Runze trató sin éxito de establecer comunicación con la entidad granadinista. Hasta ahora. El pasado octubre, consciente del mutismo, su abogado presentó una demanda en los tribunales de la ciudad de la Alhambra. “He ido a juicio no por el dinero sino por el contrato”, alega. Runze está vinculado al Granada B y el equipo le adeuda unos 60.000 euros. Su letrado también busca una compensación por los daños causados.
El fútbol no debería mezclarse con la política. Lo que han hecho es jugar con la carrera de un chaval que simplemente está intentando cumplir su sueño
“Llevaba tres años vinculado al club. Estaba muy contento y cómodo. Le tengo mucho cariño al Granada”, comenta Runze. “Es la etapa en la que más he aprendido, no solo como jugador sino también como persona. Han sido tres años en los que he mejorado muchísimo y yo agradezco de verdad todos mis momentos en Granada”, desgrana.
“El fútbol no debería mezclarse con la política. Lo que han hecho es jugar con la carrera de un chaval que simplemente está intentando cumplir su sueño”, dice el joven en un español modelado por sus años en el sur. Con 15 años, Runze sacrificó su vida sin achaques en Pekín -estaba matriculado en una de las mejores escuelas del país- por la ambición de seguir los pasos de su padre.
De Pekín a La Mancha
Cambió entonces los rascacielos de la capital china por el paisaje manchego. La primera elástica que se enfundó en su periplo europeo fue la del Albacete Balompié. “Lo dejé todo por mi sueño. Renuncié a mi vida en China para intentar llegar a ser futbolista profesional en Occidente. Llevo muchos años de esfuerzo en mis espaldas”, arguye quien unos años antes había acompañado a su padre en su breve aventura en el fútbol británico. Las lesiones frustraron su debut en la Premier League en las filas del Sheffield United.
Renuncié a mi vida en China para intentar llegar a ser futbolista profesional en Occidente
“Yo no comparto las palabras de mi padre. Nunca hasta ahora había tenido un problema con el Gobierno de mi país. Soy un jugador de fútbol. Lo demás no me importa”, insiste. “Llevo un año sin hacer nada. No puedo hacer gran cosa. Es como estar en el limbo, sin saber qué va a ser de mi vida”, admite. Durante estos doce meses su gran apoyo ha sido su pareja, a la que conoció precisamente en Granada. “Me enamoré de él porque era un chico muy correcto y respetuoso. Siempre hace lo que debe y por eso me duele ver lo que le ha sucedido. Él ama el club y la ciudad. Él ha sido el primero que no se podía creer lo que estaba pasando”, confiesa la joven.
Runze, que conoció al ex presidente del Granada CF Jiang Lizhang, desembarcó en la entidad nazarí al abrigo de la política de apostar por talento del lejano Oriente. “Conocí a Lizhang. Me pareció alguien normal que tenía buenas ideas para el futuro del club. Prometió mucho y luego no cumplió”, apostilla. “Al principio había cinco chinos en el club pero cada temporada iba reduciéndose la presencia. No estaban contentos en el Granada”, reconoce quien indica que la estrategia era “traer jugadores chinos para que pasaran un año en el equipo y luego venderlos más caros a su regreso”.
Sueños rotos
“Confío en la justicia española. Yo tenía un contrato profesional y he pagado mis impuestos en este país. Para mí, España es ya mi primera casa”, murmura Runze, consciente de que regresar a casa ya no es una opción. “Echo de menos a mi familia. Es la primera vez en dos años que no he podido volver en verano a ver a mi madre y mis abuelos, que siguen en China. Ellos no tienen nada que ver con todo esto”, matiza.
Alguno de sus sueños también han quedado en suspenso por los avatares de este último año. “Cuando era pequeño y los periodistas venían a entrevistar a mi padre, siempre decía que mi sueño era jugar con la selección china. Sigue siendo así y sería un honor representar a mi país y a mi gente”, comenta. En estos meses de parón, reconoce haber recibido ofertas de Suiza y Polonia que no han podido fructificar mientras los tribunales dictan sentencia. “Soy una persona que intenta ponerse metas en la vida a través del trabajo y sacrificio”, avisa. “Lo que más quiero es volver a jugar al fútbol. Este año he pensado algunas veces en dejarlo pero ahora aspiro a regresar”, concluye.
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