El 6 de enero es una fecha especial. Los niños disfrutan de la llegada de los Reyes Magos a sus hogares y abren los regalos que previamente han pedido mediante la clásica carta. Los aficionados al fútbol, pequeños y mayores, incluyen en sus deseos los nombres de las estrellas que quieren para su equipo; sin embargo, los dirigentes se adelantan unos días, ya que a partir del 1 de enero pueden negociar directamente con los jugadores cuyo contrato expira al final de la temporada.
La práctica de cazar al agente libre es tan antigua como el propio fútbol, lo sorprendente es la calidad de esos jugadores. Hasta hace pocos años y salvo en casos excepcionales, este nicho estaba copado de futbolistas secundarios y/o veteranos. El crecimiento de los agentes dentro del organigrama futbolístico y la metamorfosis del mercado ha colocado a los grandes nombres del panorama en este espacio, hoy privilegiado y "ayer" residual. Los clausulazos sólo se antojan alcanzables para los clubes propiedad de las mayores fortunas del globo, y los fichajes de relumbrón se hacen a "coste cero", pese a que esconden importantes retribuciones. Así se han producido algunos de los traspasos tradicionalmente considerados "del siglo", como son los casos de Lionel Messi y Sergio Ramos rumbo a París, David Alaba desde el Bayern de Múnich al Real Madrid o la presumible llegada de Kylian Mbappé al conjunto blanco.
¿Qué ha cambiado el mercado del fútbol?
La burbuja del fútbol ha estallado. Las cuantiosas ganancias de los clubes provocaron una especie de inflación, ya que se tradujeron en una depreciación del dinero y por tanto un aumento del precio a pagar por los jugadores. La crisis del coronavirus ha cambiado drásticamente esta situación. El estudio 'Football Money League', que elabora cada año la consultora Deloitte, dictaminó que los 20 clubes económicamente más poderosos del planeta fútbol perdieron unos 2.000 millones de euros entre las temporadas 19/20 y 20/21 a causa de la pandemia. El desfalco lo achacan a "la reducción de los ingresos en el día de partido por la ausencia de espectadores, compensaciones a las televisiones y los impactos comerciales negativos, así como la oportunidad perdida de continuar su trayectoria de crecimiento".
Ante la pérdida de beneficios cada euro cuenta; mientras que antes de la pandemia no parecía importar pagar un sobrecoste de varios millones de euros por un futbolista. Además, los agentes han sabido ver como nadie esta coyuntura: se frotan las manos y sus ojos imitan a los del Tío Gilito cuando ven que sus clientes acaban contrato al concluir la campaña.
Desde el 1 de enero, jugadores como Mbappé (23 años y 160 millones de euros de valor de mercado según Transfermarkt -el portal de referencia en tasación de futbolistas), Paul Pogba (28 años y 55 millones de valor de mercado) o Paulo Dybala (28 años y 55 millones) pueden firmar un nuevo contrato para la próxima temporada sin tener que hablar con su club. Como compensación por estos pases gratis, jugadores y agentes cobran una prima por el fichaje -al menos de manera habitual- y el futbolista incrementa su salario en cada año firmado.
El caso de Alaba, contratación estrella del Real Madrid el pasado verano, es un ejemplo de las operaciones que reinan en el fútbol actual. Según rebeló la revista alemana Der Spiegel, el austriaco cobrará unos 20 millones brutos por cada una de las cinco temporadas firmadas, cantidad notablemente superior a la que percibía en Múnich. Además, el jugador se embolsó 17,7 millones con la prima por el fichaje, su agente 5,2 y su padre y asesor 6,3. L'Équipe descompuso el contrato de Messi, que según el medio francés percibirá 30 millones netos en su primer año y 40 millones en el segundo y tercero, así como una prima de fidelidad de entre 10 y 15 millones netos.
La fórmula afecta incluso a los astros con contrato en vigor, como sucede con Erling Haaland. El noruego, representado por Mino Raiola (uno de los agentes con más nombre junto a Jorge Mendes), firmó una clausula liberatoria por 75 millones de euros para el verano previo al del final de su contrato. De este modo, tal y como informa L'Équipe, la cuenta para firmar al ariete del Borussia Dortmund asciende a 300 millones de euros y se fracciona de esta manera: 75 millones de traspaso, un salario bruto de seis temporadas de entre 30 y 35 millones, y una comisión de 20 millones a repartir entre Raiola y el padre de la perla. El guarismo es similar al que pagó hace más de 20 años Florentino Pérez por Zinedine Zidane, que convirtió al francés en la compra más cara de la historia, aunque la cifra total tiene una distribución menos asequible y de mayor complejidad.
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