Rafael Nadal se sometió ayer martes a un tratamiento de radiofrecuencia pulsada en el pie izquierdo y tendrá que esperar hasta finales de este semana o principios de la próxima para saber si surte efecto.
El tenista español ganó el domingo su décimo cuarto título de Roland Garros y después anunció que había jugado todo el torneo con el pie dormido por infiltraciones debido a la lesión crónica que padece, conocida como la enfermedad de Müller-Weiss. Nadal avanzó que se sometería a este tratamiento y que el resultado determinaría en gran medida el futuro de su carrera profesional.
Nadal visitó el martes en Barcelona a su doctor, Ángel Ruiz Cotorro, y después se dirigió a la clínica Teknon para someterse a la radiofrecuencia pulsada. Está técnica, muy poco invasiva, consiste en dañar los nervios que envían la señal de dolor al cerebro. "Con este tratamiento, el nervio se queda temporalmente adormecido", explican desde el equipo del campeón de 22 Grand Slam.
"Rafa se encuentra ya en casa y estará tres o cuatro días con actividad física normal de mantenimiento. Será después cuando en función de la evolución del tratamiento y siempre que este sea positivo, retomaría los entrenamientos en pista", añade el comunicado, donde no se descarta que Nadal tenga que someterse a un segundo tratamiento en función de la evolución del pie izquierdo.
"Si funciona, voy a seguir"
Con 36 años recién cumplidos, Nadal aseguró el domingo en París que si el tratamiento daba resultados, alargaría su carrera. "Si funciona, voy a seguir", señaló el tenista.
En caso de que la radiofrecuencia pulsada no acabe con los dolores en el pie, Nadal tiene otra opción más sobre la mesa, aunque mucho más agresiva y que conlleva el riesgo de que no pueda volver a competir. Sería una operación que le tendría al menos seis meses apartado de las pistas. Y con 36 años ya cumplidos, Nadal tiene que pensar si le merece la pena.
«Es un planteamiento de vida mío, tendré que pensar si compensa según qué cosas o deja de tener sentido. Tengo que hablar conmigo mismo, con muchísima calma", avanzó el domingo. "Si compensa estar meses, medio año parado, sin una seguridad de que vaya a volver. Mi carrera tenística siempre ha sido una prioridad, pero nunca ha sido más importante que mi felicidad o mi vida».
Qué es la enfermedad de Müller-Weiss
Todo empezó en Estoril en abril de 2004, cuando sufrió una fractura por sobrecarga en el pie izquierdo que le hizo perderse entre otros torneos Roland Garros. Al año siguiente volvió a sentir molestias en el mismo pie y se le diagnosticó una osteocondritis del escafoides, conocida también como enfermedad de Müller-Weiss. Se trata de una lesión que se produce porque el hueso escafoides tarsiano no se había endurecido lo suficiente durante la infancia.
Con el paso del tiempo, «el hueso se había deformado, había crecido y corría el riesgo de astillarse», explica el periodista Dominic Bliss en el libro Rafa Nadal: simplemente leyenda (Lunwerg). La lesión no se podía operar y el especialista que le vio en Madrid le advirtió que cabía la posibilidad de no volver a jugar al tenis. Por suerte, el presagio no se cumplió. La solución que encontró el equipo de Nadal fue diseñar unas plantillas especiales, realizar infiltraciones y sesiones especiales de fisioterapia y tomar analgésicos para soportar el dolor.
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