Amnistía Internacional lo catalogó como 'El Mundial de la vergüenza'. Las campañas de boicot al torneo se han sucedido en varios de los países participantes e incluso algún patrocinador ha finalizado su relación comercial con la federación correspondiente por ceder a la censura de Qatar y de la FIFA. El incumplimiento de los derechos humanos, la discriminación a mujeres y homosexuales y la explotación a trabajadores extranjeros ha motivado este desprecio desde occidente a la celebración de la cita futbolística en el país árabe; sin embargo, ninguna de estas acciones ha causado efecto y la pelota rueda sin parar en Qatar.
La apertura del país pérsico al mundo con su condición de anfitrión de la mayor fiesta del fútbol internacional está en marcha. Desde el pasado domingo con la ceremonia inaugural con Morgan Freeman, Qatar es el centro de miradas procedentes de todas las partes del globo. Las reivindicaciones y los debates que llenaron páginas en prensa y horas de emisión en radio y televisión antes del primer partido han pasado a un segundo plano, aunque en las previas a los estrenos y en los primeros pasos del Mundial se ha cuestionado a los protagonistas sobre su posición con la problemática.
La única reivindicación sobre los temas que rodean a la polémica qatarí ha sido protagonizada por Alemania, cuyos futbolistas se taparon la boca por la prohibición de la FIFA de llevar el brazalete LGTBI. El resto de participantes ha optado por señalar en sus comparecencias que no iba a dar su opinión sobre esos asuntos o, como los casos del capitán de Francia Hugo Lloris, el capitán de Bélgica y Eden Hazard o los seleccionadores de Irán, Carlos Queiroz, de Ecuador, Gustavo Alfaro, y de España, Luis Enrique.
De Hazard a Luis Enrique
Una de las respuestas que más suspicacias ha despertado es la del extremo belga del Real Madrid Eden Hazard. Su federación fue una de las siete que anunciaron su renuncia a llevar el brazalete arcoiris por una posible sanción deportiva de la FIFA y tras su partido ante Canadá fue abordado sobre ello. "No me siento cómodo hablando de ello porque estoy aquí para jugar al fútbol (...) No quería empezar el partido con una tarjeta amarilla, habría sido negativo para el resto del torneo. Si tuviera que hacerlo de nuevo, quizá lo pospondría", indicó para regatear al periodista, que insistió y le preguntó si le gustó como Alemania había mostrado al mundo su postura al mismo tiempo que burlaba a la FIFA: "Sí, pero luego perdieron el partido. Habría sido mejor que no lo hicieran y que ganaran. Estamos aquí para jugar al fútbol, no estoy aquí para transmitir un mensaje político. Hay gente que es más indicada para hacerlo. Nosotros queremos centrarnos en el fútbol", subrayó Hazard.
No arreglo, no soy político, no tengo capacidad de decisión. Decido mi lista o la lista que considero debe representar a nuestro país y me centro en el fútbol"
luis enrique, seleccionador de españa
Igual que el habilidoso atacante dribló las cuestiones políticas, el capitán francés 'salió de puños' y explicó el porqué de su negativa a portar la banda que ha causado la discordia en Qatar: "Tengo mi opinión personal. Cuando recibimos a los extranjeros en Francia, a menudo queremos que cumplan con nuestras reglas, respeten nuestra cultura. Haré lo mismo en Qatar. Tengo que mostrar respeto por eso", apuntó el campeón del mundo en Rusia 2018.
Los casos de Hazard y Lloris son los únicos que han salpicado a jugadores, aunque el talentoso mediocampista de Ecuador Moisés Caicedo también fue preguntado pero su entrenador, Gustavo Alfaro, que se sentaba a su lado en la sala de prensa salió al paso por él. "No lo metan en problema. Estamos a favor de todos los derechos humanos, en todo el mundo, y de la igualdad. Bregamos por eso. Ellos son jugadores de fútbol, tienen su talento, tienen sus sueños, tiene sus ilusiones y merecen ser respetados por eso", argumentó Alfaro en una clara exposición del propósito de los participantes en Qatar.
La tesis defendida por los profesionales desplazados al Golfo Pérsico también abarca al seleccionador de España, Luis Enrique, que destacó que no tiene "capacidad de decisión" sobre la realidad en Qatar. "No arreglo, no soy político, no tengo capacidad de decisión. Decido mi lista o la lista que considero debe representar a nuestro país y me centro en el fútbol. Ojalá la calidad de vida de todas las personas pueda ser mejorable en el mundo, pero ese no es mi trabajo", zanjó el asturiano desde la Ciudad del Fútbol de Las Rozas después de anunciar la lista de convocados de España para el Mundial.
La situación más evidente del Mundial en la uno de sus protagonistas elude pronunciarse sobre conflictos políticos es la que vive Carlos Queiroz. El seleccionador de Irán, cuyos jugadores no cantaron el himno en su primer partido para protestar por la represión que sufre el país asiático tras la muerte de Mahsa Amini, ha recibido todo tipo de preguntas alejadas del ámbito futbolístico. "¿Por qué no le haces estas mismas preguntas a otros seleccionadores? ¿Por qué no le preguntas a Southgate (seleccionador inglés) por Afganistán?", replicó Queiroz a una periodista de la BBC al finalizar una rueda de prensa en la que el deporte no había sido el punto de interés.
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