El grupo de expertos del Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada (Icgea) ha realizado un análisis sobre las actuaciones racistas, tras el caso Vinicius, en los estadios de fútbol que concluye que el fútbol español es "el que menos comportamientos racistas sufre entre las grandes ligas europeas".
Explica la entidad que los últimos acontecimientos en el fútbol español “han avivado el debate sobre el racismo, pero ¿es España un país racista por las actuaciones de determinados ciudadanos en los estadios de fútbol? ¿estos actos, sólo ocurren en el fútbol?, ¿en el deporte en general? o ¿es un problema social? Estas son algunas de las preguntas que en los últimos días están copando los medios de comunicación de los países europeos, y allende de nuestras fronteras comunitarias” y a las que pretende dar respuesta el Instituto Coordenadas.
Tras una valoración de los actos racistas dentro del deporte, el grupo de expertos concluye que el problema no es ni de un país en concreto ni exclusivamente deportivo, “se trata de una patologia arraigada en la sociedad. Desde hace más de un siglo, el deporte es el escenario utilizado sistemáticamente para ejercer violencia verbal, no solo por racistas, también grupos de ciudadanos que aprovechan su asistencia a los estadios para proferir todo tipo de insultos y descalificaciones a deportistas, equipos arbitrales y aficionados del equipo rival”.
“La sociedad lleva tolerando muchos años actos discriminatorios o xenófobos en los recintos deportivos, que son concebidos socialmente con una mayor tolerancia en estos ámbitos, y van dirigidos a un deportista, que si se producen en otros escenarios”, indicó Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del Instituto Coordenadas.
Sostiene que, “lejos de ser un problema de España, se trata de una lacra que afecta también, y en mayor medida, a otras grandes ligas europeas”. El Instituto Coordenadas expone que en el caso de Italia es uno de los grandes problemas que enfrentan los organismos deportivos de este país durante las últimas décadas. “Recientemente asistíamos con asombro a la acción realizada por los hinchas de la Lazio, al inundar la curva de la Roma con pegatinas de Anna Frank y, aunque en Italia fue un escándalo de igual dimensión que lo acontecido en los últimos días en España con el caso Vinicius, movilizando a la sociedad para recriminar estas actuaciones, semanas después volvieron a la palestra los actos racistas y antisemitas en el deporte italiano”, añade.
Dicen estos analistas que, “como en otros países, la discriminación frente al deportista de otras razas en Italia trasciende más allá del fútbol, afectando a muchas de las modalidades deportivas con gran seguimiento en el país. Jugadores de fútbol como Dalbert Henrique, Samuel Umtiti, Lameck Band, o el conocido caso de Romelu Lukaku han sido discriminados partido tras partido por la hinchada rival o, más preocupante todavía, por su propia afición, tal como han sufrido Donnarumma, Balotelli o Moise Kean, al que no solo le insultaron sus propios compatriotas sino que sus compañeros de equipo y su entrenador le tildaron de provocador y culpable de los insultos recibidos, recriminándole su actitud por negarse a jugar al tener que oír reiterados y repetitivos insultos desde la grada por su color de piel. Otras deportistas italianas han sufrido estas agresiones, como la jugadora de voleibol Paola Egonu, una de las estrellas europeas de este deporte, quien ha renegado de volver a vestirse con la camiseta nacional debido a los insultos recibido de los propios italianos por defender los colores de su selección, dejando en vilo su participación en los Juegos Olímpicos de 2024”.
De la Premier League inglesa indica que es una de las que más sufre esta "patología", con una progresión de casos de racismo en sus estadios. En la temporada 2019/20, hubo más de 150 incidentes racistas relacionados con el fútbol, un aumento de más del 50% frente la anterior temporada y más del doble que en las tres temporadas previas. El comportamiento de sus aficionados y ciudadanos se equipara o incluso se puede considerar más gravoso del que llevan a cabo los aficionados y ciudadanos del resto de países europeos, sobre todo en comparación con España.
Un claro ejemplo, más allá del que vemos día a día en los estadios o hasta en los propios deportistas, pudimos observarlo en la Eurocopa de 2020 celebrada en Inglaterra, donde el equipo inglés cayó frente a la selección italiana y la ira de los aficionados ingleses recayó sobre los jugadores ingleses de color, o el caso de algunos aficionados del Burnley ante el apoyo de la Premier y sus jugadores al movimiento Black Lives Matter, contratando una avioneta para que mostrara el cartel White Lives Matter Burnley durante el partido de este equipo contra el Manchester City".
“Y ello”, añaden, “a pesar de que la Premier lleva años de ventaja en medidas para paliar el problema del racismo en el fútbol. Desde los años 70, con la llegada en gran escala de extranjeros a este deporte, los organismos públicos y deportivos realizan campañas para mitigar el problema racial en el deporte. Todos estos años de trabajo le otorgan una gran ventaja frente a sus vecinos europeos, pero este esfuerzo no ha calado en el comportamiento de la sociedad inglesa, que año tras año acumula una creciente vertiente de escándalos racistas y xenófobos en los estadios de fútbol”.
Dicen que “como reconoció la propia ministra inglesa del ramo, el deporte es el reflejo de la sociedad y España, en comparación con otros países de nuestro entorno, ha recibido la llegada de inmigrantes más tardíamente que países como Italia o Inglaterra y, por lo tanto, el problema del racismo en el deporte también ha llegado más tarde. Aun así, España es de los países europeos que menos actos racistas tiene documentados en los últimos años y LaLiga española realiza desde hace años un gran esfuerzo para evitarlos”.
Explican que la RFEF "tiene las competencias sancionadoras en esta materia, aunque LaLiga ha solicitado ya que se le conceda la capacidad de sancionar de la que ahora no dispone. Una reclamación que han apoyado desde Inglaterra como publicaba estos días el diario británico ‘The Times’ al afirmar que ‘el gobierno haría bien en otorgar a La Liga estos poderes, si eso es lo que se necesita para eliminar el racismo del juego. España se prepara para presentar su candidatura junto a Portugal y Marruecos para albergar el Mundial de 2030. Seguramente es impensable que España pueda ser elegida para el torneo a menos y hasta que tome medidas decisivas para eliminar el racismo del juego doméstico’”.
“Como patronal del fútbol español, LaLiga está plenamente comprometida en erradicar estas prácticas racistas del fútbol español e investiga y denuncia ante los organismos y tribunales competentes todas ellas. Solo respecto a las actuaciones contra Vinicius Jr., LaLiga ha presentado nueve denuncias ante la Fiscalía y juzgados de instrucción por actuaciones contra su persona por posibles delitos de odio que en España son sancionados con pena de prisión. Unas denuncias que han derivado ya en las primeras detenciones”, agrega.
El equipo de analistas de Instituto Coordenadas concluye que el fútbol español no tiene un problema de racismo diferente al de otras ligas europeas, pero en proporciones inferiores “si contabilizamos los casos ocurridos en unos y otros escenarios, tanto dentro como fuera de los estadios”.
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