El Sevilla se ha alzado con su séptima Europa League después de un encuentro cerrado y tenso, que cualquiera pudo llevarse y que tal y como dicta el guion de una final europea, solo los penaltis pudieron decidir al campeón en Budapest.

Dybala adelantó a la Roma tras una acción en la que Mancini robó en la salida sevillista y asistió al argentino, que demostró su calidad diferencial y cruzó ante el achique de Bono para poner el 0-1 a los 35 minutos.

El golpe, lejos de tumbar al Sevilla -un veterano en la máxima exigencia-, espoléo a los de Mendilibar, que gozaron de sus mejores ocasiones antes del descanso. Un remate que se fue alto en un córner y sobre todo, un latigazo lejano de zurda de Rakitic, acercaron un empate para el que los hispalenses tendrían que esperar.

El Sevilla salió con el convencimiento de que la séptima Europa League estaba a su alcance y arrinconó a la Roma de Mourinho desde el reinicio. El empuje sevillista, y un poco la fortuna, pusieron la igualada después de que Mancini rechazara hacia su portería un centro lateral.

Un penalti pitado para el Sevilla que fue anulado tras revisión y otro posible para la Roma que el VAR no consideró como tal, pusieron la emoción en el resto de una segunda mitad en la que el Sevilla llevó el peso del partido pero en la que los italianos estuvieron más cerca de conseguir el gol.

La tensión y los nervios dominaron una prórroga en la que los de Mendilibar rondaron el área romanista sinllegar a concretar su dominio con ocasiones claras. 105 minutos de tremenda igualdad que continuaron de la misma manera, y con poco fútbol,los últimos 15 (más 11 de descuento), por lo que Roma y Sevilla acordaron jugarse el título en la suerte definitiva de los penaltis, aunque los de Mourinho rozaron el título con un remate al larguero en el minuto 130.

La lotería que no es lotería, donde los pequeños detalles empujan a la gloria o al abismo, catapultaron al Sevilla a su séptima título Europa League gracias al papel decisivo de Bono en los penaltis.