Cuartos de final de Copa del Rey en San Mamés. Poco más se necesita para comprender el tipo de cita en la que se retaban Athletic Club y Barcelona, aunque si había algún despistado, solo hizo falta un minuto para transformar esas vibraciones en un gol que provocó el primer rúgido de La Catedral, que tuvo que esperar otros 120 para el estallido que les coloca en la semifinal de la Copa del Rey y que deja a Xavi Hernández muy tocado en el banquillo culé: abrumado en la Supercopa por el eterno rival, eliminado en Copa y a ocho puntos del liderato en La Liga.
Para ser más exactos, fueron 45 segundos. El Athletic, equipo con un peso específico diferencial en Copa, mordió la salida del Barcelona desde el pitido inicial. La presión de los de Valverde ofreció recompensa y el conjunto bilbaíno pisó área con mucha presencia en una primera jugada con la que abrió el marcador Gorka Guruzeta.
El ambiente era el propio de las grandes faenas de San Mamés, pero el Barcelona, rey de copas, no se iba a rendir tan pronto. Los de Xavi apaciguaron el arranque de los leones y, a través de la posesión, tomaron el pulso al partido. El Athletic gozaba de ventaja y aunque el Barcelona comenzaba a carburar no metía en apuros a los vascos. Los culés no necesitaron brillantez, ni nada parecido, para lograr el gol, ya que una acción llena de rechaces dejó un despeje de Yuri que rebotó en Lewandoswki y se coló en la portería de Agirrezabala.
El empate mejoró al Barcelona, que en apenas siete minutos dio la vuelta a la eliminatoria. Lamine Yamal, de 16 años, recogió un balón aparentemente sin peligro y muy alejado de la meta rival, pero con mucho espacio. La promesa barcelonista condujo con verticalidad en una diagonal que no pudo frenar la defensa vasca y sacó un disparo letal imposible para Agirrezabala.
Los dos golpes mermaron al Athletic, que durante 10 minutos atravesó una pequeña travesía en una de esas noches en las que Bilbao se convierte en una caldera. San Mamés, apoyada en un incontenible Nico Williams, levantó al equipo, que volvió a empujar a los de Xavi. Iñaki Peña salvó el empate en un córner antes del descanso y el acoso vasco tuvo que esperar a la segunda parte.
Otra vez nada más empezar y con varios futbolistas en área rival, el Athletic volvió a morder al Barcelona. Nico Williams dibujó un centro maravilloso que Sancet, tras librarse de la marca de Frenkie de Jong, tuvo la consideración de picar para batir a Peña. La Catedral enloquecía con el zarpazo de sus leones, que a partir del 2-2 mostraron su mejor versión.
El Athletic vivió en campo culé de manera casi permantente en una segunda parte donde solo les faltó el gol. Los leones llegaron una y otra vez, con Nico Williams como líder y con un Unai Gómez que entró en el descanso y mejoró considerablemente a los suyos.
Los de Valverde se sentían superiores y desde una presión intensísima sometieron a un Barcelona que se limitó a tranquilizar los arreones rojiblancos con posesiones sin amenaza. El convencimiento del Athletic era tal que dos despistes estuvieron a punto de condenarles. Lamine Yamal tuvo las dos opciones más claras del Barcelona, primero en una contragolpe que picó fuera y a falta de cinco minutos en un mano a mano que mandó por encima de la portería tras regatear a Agirrezabala.
Las llegadas del Athletic, numerosas pero sin concretarse entre los tres palos, no sirvieron para desequilibrar un cruce que de manera inevitable se dirigió a la prórroga. El respiro se quedó en un suspiro, ya que después del reducido descanso el Athletic retomó su empeño de eliminar al Barcelona.
El capricho del destino quiso que el héroe fuera el mayor de los Williams, Iñaki, llegado hoy mismo de la Copa África con previa escala en París. La energía del Athletic no solo dominó el encuentro, sino que lo dedició. El enésimo esfuerzo, esta vez de un Jauregizar recién entrado, propició un robo en la salida del Barcelona que los Williams -con la colaboración de Sancet- penalizaron. Nico lanzó su centro a la llegada de Iñaki que, tras un ligero roce de Sancet, cruzó su definición contra el palo; sin embargo, después de pasar en horas de Costa de Marfil a París y de la capital gala a la concentración del Athletic, encontró el premio con un rechace que le sirvió el 3-2 a placer.
El Barcelona, con más orgullo y fe que certezas, agotó sus posibilidades a la desesperada, aunque en ningún momento fue capaz de contener a un Athletic que redondeó una vellada mágica con un golazo de Nico Williams con el exterior de su pie derecho. El Athletic acompaña ya a Real Sociedad y Mallorca en la penúltima ronda de la Copa del Rey, que espera al cuarto semifinalista que saldrá del Atlético de Madrid-Sevilla.
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