La versión que el Atlético de Madrid ofrece cuando juega en el Metropolitano puede con cualquiera. Lo lleva demostrando todo el año (menos en las semis de Copa contra el Athletic, la excepción que confirma la regla) y lo ha vuelto a demostrar hoy, en el partido más importante de la temporada, eliminando al Inter -con penaltis incluidos- gracias a un Memphis estelar, que se puso al equipo a la espalda cuando sustituyó a Morata, y a un Oblak decisivo desde los once metros con dos atajadas. El viernes a las 12 habrá una bolita colchonera en el bombo. Y el nuevo estadio, poco a poco, va forjando sus noches de leyenda en Champions.
Y es que han tumbado, sin lugar a dudas, a uno de los mejores equipos de Europa. Quizás también al que estaba más en forma del continente. Si alguno tenía dudas de si había sido casualidad que los nerazzurri llegaran el año pasado a la final de Champions (y le compitieran de tú a tú al City) la respuesta ha sido obvia esta temporada. Líderes destacados en la liga (+16 sobre el Milán), campeones de la Supercopa italiana en enero y 13 victorias seguidas entre todas las competiciones. Con ese imponente bagaje se presentaban los de Inzaghi esta noche en el Metropolitano.
Aún con todo, la clasificación del Atleti es más que merecida. Con sus riesgos, aceptó un partido a ida y vuelta en el que, sin duda, tuvieron más ocasiones para marcar. Y en defensa estuvieron más serios de lo habitual. El Cholo recuperó para el once inicial a Griezmann, que no jugaba un minuto desde la ida en Milán. Y se notó… al principio. Al francés, le costó carburar, pero su gol (el empate a uno) fue un balón de oxigeno para su equipo y un subidón para él, que le llevó a participar mucho más en el juego y a rozar el doblete en la primera parte, aunque luego volvió a desinflarse a partir de la segunda mitad.
Los 3.400 hinchas internistas se hicieron notar durante los instantes previos, pero el Metropolitano consiguió acallarlos. Quizás por eso su equipo empezó como un tiro, con dos acercamientos peligrosos de Lino en el primer minuto al que se sumó un disparo del brasileño en el minuto cuatro. Era la primera del encuentro, y aunque el carrilero estaba demasiado escorado sirvió para demostrar que el Atleti, hoy sí, estaba enchufado.
Los rojiblancos reclamaron poco después un penalti de Dumfries por mano dentro del área y en la jugada siguiente el Inter logró por primera vez salir con peligro a la contra. Acabó en nada, pero durante toda la primera mitad los de Inzaghi repitieron la misma estrategia una y otra vez. Tenían la lección bien aprendida.
En una de esas, una pérdida de Morata propició la primera ocasión clara del Inter. Fue Dumfries quien, después de una cabalgada -lo que mejor sabe hacer- acabó probando a Oblak con dos tiros flojitos, aunque el esvoleno sacó el segundo con algo de suspense.
Lautaro probó suerte desde lejos con un tiro que se envenenó, pero que no llevó mucho peligro, y poco después Witsel evitó in extremis que Thuram rematara a quemarropa a Oblak con una intervención providencial. El Inter se estaba creciendo, y lo que habían preparado en la pizarra les estaba saliendo bien.
Los del Cholo optaron por meter centros a la olla, pero Morata estaba perdido entre los enormes centrales interistas. A Lino no le salió la rosquita que intentó desde el pico del área. El partido estaba igualado. Y en esas estábamos cuando Dimarco adelantó al Inter. El equipo italiano logró trenzar una buena jugada desde la izquierda, que acabó con el carrilero rematando a placer desde el punto de penalti un centro de Barella. Más difícil todavía para el Atleti.
Los aficionados nerazzurri lo celebraron encendiendo las linternas de su teléfono móvil y moviéndolos al unísono. Aún quedaban algunas de ellas encendidas cuando Griezmann empató el partido dos minutos después. Un centro de Koke mal gestionado por la defensa italiana acabó con el balón muerto dentro del área y el francés empujándolo a placer ante Sommer. El árbitro lo concedió con suspense, después de revisar un posible fuera de juego posicional de Morata.
Fue clave que el Atleti reaccionara tan rápido, porque irse al descanso necesitando dos goles para igualar la eliminatoria podría haber sido mortal. Pero los del Cholo no se conformaron, y en los últimos minutos siguieron cargando de balones el área del Inter, que parecía tener cada vez más problemas para salir a la contra. En uno de ellos Griezmann estuvo a punto de poner por delante a los suyos después de una gran jugada dentro del área, pero Sommer consiguió mandar la pelota a córner.
Segunda parte
Sobre el papel al Atleti le convenía que el partido se alargase. Y es que el Inter, aunque tiene un once titular bastante potente (y sobre todo que funciona como un reloj), no tiene mucho fondo de armario. En ese sentido, el cansancio, quizás con la ayuda de una prórroga, podrían decantar la balanza para los locales. Pero para eso había que meter un gol más que ellos.
Nahuel fue el protagonista de la primera tras la reanudación, con una gran jugada personal que dejó a Griezmann solo dentro del área. El francés, que tuvo que rematar con la derecha, perdonó al Inter. Y poco después una jugada casi calcada se repetía, aunque con diferentes protagonistas. Llorente se la puso a Morata desde la derecha, pero el delantero la mando a las nubes.
Aún así, en la segunda mitad el ritmo bajó muchísimo. El Cholo movió el banquillo con cambios ofensivos (De Paul y Lino por Correa y Riquelme), e Inzaghi respondió un minuto después metiendo a Darmian y Acerbi por Dumfries y Bastoni.
El Inter pudo sentenciar la eliminaria con otra contra en la que Lautaro, que estuvo muy participativo bajando a recibir, dejo solo a Thuram. Por suerte para el Atleti, el francés, que estuvo mucho más ausente que su compañero de ataque, la mandó muy arriba. Pero fue clarísima.
El Cholo puso toda la carne en el asador metiendo a Memphis y Barrios por Morata y Nahuel, pasando a Llorente al carril derecho. Y el delantero le dio la vuelta al partido. Cuando no llevaba ni un minuto tuvo la primera con un cabezazo que no acertó a remachar. Dos minutos después, la segunda, controlando de espaldas un balón casi imposible dentro del área que la defensa del Inter consiguió sacar como pudo. Luego reventó el palo izquierdo de la portería de Sommer. Y en lugar de desesperarse, a cinco minutos del final controló un espectacular pase de Koke dentro del área para, esta vez sí, igualar la eliminatoria. De nuevo la grada colchonera prendió las luces de sus teléfono para celebrarlo.
Poco antes los italianos, que estaban cada vez más atrás, lograron conectar otra contra. De nuevo Lautaro filtró un pase espectacular para Barella, de nuevo también, dejara con vida al Atleti con un tiro demasiado centrado. Al verlo Inzaghi pensó que ya era suficiente, y sustituyó al centrocampista italiano para dar entrada a Frattesi y a Bisseck, que entró por Dimarco. Pero antes del final el que perdonó de nuevo fue el Atleti, y en concreto Riquelme, que solo dentro del área mandó la pelota al quinto anfiteatro.
Prórroga
Después del subidón el Atleti bajó un poco. Lógico, llevaban mucho tiempo jugando al límite y habían conseguido 30 minutos más de vida. El inicio de la prórroga fue más calmado, aunque el Inter merodeaba el área rival y Thuram intentaba un cabezazo lejano. Otra vez tuvo que aparecer Memphis, que conectó un remate dentro del área que, aunque demasiado centrado, obligó a emplearse de nuevo al máximo a Sommer. El delantero neerlandés estaba inspirado esta noche, no había duda.
Lautaro rozó el gol con un gran remate de cabeza después de un córner, y el Cholo, esta vez sí, hizo un cambio defensivo para dar entrada a Azpilicueta por Marcos Llorente. Inzaghi respondió quitando a Thuram para meter a Alexis Sánchez. Y cuando todo estaba tranquilo, Memphis cogió el balón en el centro del terreno de juego y decidió hacer la guerra por su cuenta contra toda la defensa italiana. Cuando ya había recorrido el campo casi entero y enfocaba el área, Çalhanoğlu le frenó con una entrada que le costó amarilla. Griezmann le dejó tirar la falta, claro, pero el delantero la reventó contra la barrera.
El Atleti volvió a ser superior, y la prueba la puso Correa con un tiro lejano. Aunque cada minuto había un acercamiento peligroso en cada área. A Griezmann le llegó la gasolina hasta el descanso de la prórroga. Todos los atléticos lo hubieran firmado antes del partido, pero el francés tuvo que marcharse para dejar su sitio a Saúl. Ya en la segunda parte del tiempo añadido, en el Inter entró Klaasen y salió Mkhitaryan.
Çalhanoğlu, un auténtico especialista en faltas, desaprovechó una que, eso sí, era bastante lejana. Había muchísimos espacios pero rozando los 120' las ideas se nublaban y las ocasiones eran cada vez menos claras. Los jugadores se caían cuando estaban a punto de rematar, las jugadas se atascaban... Todos menos Memphis, que veía el fútbol a vista de águila y robó un balón con el que a punto estuvo de dejar solo a un compañero. Bisseck o impidió con otra falta cuando el delantero ya cargaba la pierna. El árbitro no añadió nada. Penaltis.
Penaltis
Cuando se confirmó que nos íbamos a los once metros lo nerazzurri comenzaron a jalear de inmediato a Sommer, y el Metropolitano respondió cantando el himno. Çalhanoğlu y Memphis metieron los primeros, dos golazos. Pero Alexis Sánchez tembló y Oblak pudo parar el segundo del Inter. Sommer respondió de inmediato atajando, casi sin querer, el de Saúl. Pero en el siguiente el portero esloveno y su estadio se alinearon de nuevo para que Klaasen fallara el suyo. Acerbi engañó a Oblak, pero Riquelme y Correa no se achantaron y cumplieron. Lautaro la mandó a las nubes, y no hizo falta seguir. Se cumplió eso de que el bueno es el que acaba fallando. Pero sea como sea, el Atleti está dentro. A cuartos y a seguir soñando.
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