Entre el inicio del Giro de Italia (4 de mayo) y la última etapa del Tour de Francia (21 de julio) transcurrirán 78 días, un período de tiempo en el que Tadej Pogačar, el mejor ciclista del siglo XXI, afrontará un reto mayúsculo, el mayor al que puede aspirar un ciclista: ganar ambas carreras en la misma temporada.
La edición 107 del Giro arranca este sábado en Turín, y nadie se imagina un escenario en el que un corredor que no sea Pogačar llegue engalanado a Roma, dentro de tres semanas, con la maglia rosa. Sobre el papel, su superioridad sobre el resto es tan abismal que la única duda que tienen los periodistas y aficionados es si será capaz de liderar la carrera durante las 21 etapas, algo perfectamente plausible, puesto que la primera jornada, con dos ascensiones dentro de los últimos kilómetros, es perfecta para él.
No obstante, el corredor del UAE Team Emirates, acostumbrado a pedalear sin hipotecas, sin pensar en las consecuencias que pueda tener mañana lo que haga hoy, tendrá que controlar su ímpetu. La historia demuestra que los esfuerzos de mayo se pagan en julio, y el esloveno, aunque no lo parezca, es humano. Tendrá que dosificarse en Italia si quiere llegar fresco a Francia, y para ello necesitará, o bien controlar el pelotón con puño de hierro desde la primera etapa y sofocar inmediatamente cualquier intento de rebelión, o dejar que sean otros equipos los que marquen el tempo de la carrera hasta que lleguen los días más duros en la tercera semana.
Una participación a la baja
Mentiríamos si no dijéramos que el Giro ha conocido tiempos mejores. Durante la década pasada solía ser la mejor gran vuelta a nivel de espectáculo deportivo, un factor que cambió que tras la eclosión en 2019 de la extraordinaria generación de ciclistas que encabeza Pogačar, y que nos ha proporcionado ediciones memorables del Tour de Francia en los últimos años. En 2020 comenzó el deterioro progresivo de la emoción en el Giro, que culminó el año pasado con una edición soporífera que acabó llevándose Primož Roglič en una cronoescalada al Monte Lussari el penúltimo día.
Por ello, la organización ha querido asegurar para esta edición, con un recorrido favorable para sus características, la participación de un Pogačar que encontrará a sus mayores rivales en el veterano Geraint Thomas (Ineos-Grenadiers), segundo el año pasado y ganador del Tour en 2018, y en el australiano Ben O'Connor (Decathlon-AG2R). Dos corredores de calidad demostrada pero que, en condiciones normales, no tienen nada que hacer ante el fenómeno esloveno.
Las esperanzas del ciclismo italiano están puestas en Antonio Tiberi (Bahrain-Victorius), un corredor joven que escala bien y se defiende notablemente en las contrarrelojes, aunque aún tiene que demostrar ser capaz de estar delante en una Grande. Por parte de España, tan solo cinco corredores tomarán la salida en Turín, la participación más baja de españoles en el Giro desde 1986: Juan Pedro López (Lidl-Trek), Francismo Muñoz (Team Polti Kometa), Rubén Fernández (Cofidis) y Alberto Torres y Pelayo Sánchez (Movistar Team).
En 2022, López vistió el rosa durante varias jornadas gracias a una escapada en la primera semana, y este año llega al Giro tras ganar en abril el Tour de los Alpes, una carrera montañosa de cinco etapas en la que el andaluz demostró haber dado un salto de calidad. Es la gran baza del ciclismo español en este Giro, aunque los 72 kilómetros contrarreloj juegan en su contra. Por su parte, Sánchez, un corredor rápido, habilidoso y potente en las llegadas explosivas, intentará buscar una victoria de etapa para un Movistar necesitado de triunfos, tras un arranque de temporada gris y complicado.
Camino despejado
El último ciclista que ganó el Giro y el Tour en la misma temporada fue Marco Pantani allá por 1998, aunque en nada se parece al de hoy el ciclismo de aquellos tiempos. En fechas más recientes, ni Alberto Contador ni Chris Froome, los mejores vueltómanos del siglo XXI, lo lograron cuando lo intentaron: ganaron en Italia, pero pagaban los esfuerzos en el Tour, donde acababan cediendo ante sus rivales.
Sin embargo, la caída de Jonas Vingegaard en la última Vuelta al País Vasco, que todavía tardará en reaparecer, ha despejado el camino de un Pogacar que en las dos últimas temporadas fue vapuleado en el Tour por el corredor danés. Si gana en Italia gastando la mínima energía posible, el esloveno tendrá muchas opciones de convertirse en el primer corredor en más de dos décadas que gana el Giro y el Tour el mismo año.
La historia le espera, pero… 78 días dan para mucho.
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