El Real Madrid ha dejado prácticamente finiquitada LaLiga, a punto de su resolución matemática, gracias a un golazo y a una asistencia de Brahim que han resuelto la visita del Cádiz al Santiago Bernabéu.
El partido, en mitad de la semifinal de Champions con el Bayern, pillaba a los blancos con la cabeza a otra cosa, mientras que el Cádiz necesitaba los tres puntos para agarrarse a la categoría.
Con solo dos o tres jugadores que apuntan a la titularidad en la cita del miércoles con los muniqueses, un Real Madrid de mínimos ha sido suficiente para superar por 2-0 a un Cádiz que pagó su falta de efectividad de cara a gol.
La victoria dejaba al Real Madrid con el traje de campeón a la espera de la consecución de su trigesimosexta Liga, algo que ha terminado por producirse tras la goleada del Girona al Barça.
La primera parte estuvo protagonizada por un ritmo bajo, casi perezoso, que favorecía a los intereses de un Cádiz replegado en su campo. El Real Madrid, sin urgencias, no se impacientó y se limitó a asomarse en el área rival con las internadas de Arda Güler y Brahim, aunque sin mayor amenaza. Un disparo lejano de Militao fue lo más peligroso de los madrileños. El Cádiz, por su parte, rondó el 0-1 en las botas de Chris Ramos y Sobrino, pero echó en falta la efectividad que les ha lastrado toda la temporada.
Menos de cinco minutos habían transcurrido tras el descanso cuando el Cádiz desaprovechó su opción más clara en el Bernabéu. Militao perdió el balón en el medio campo, con todo el equipo desplegado en ataque. La insistencia de Chris Ramos encontró premio. El delantero salvó el cruce de Nacho y encaró a Courtois, que regresaba ocho meses después de su lesión. Chris Ramos se plantó ante un belga que se hizo inmeso y ganó la partida. La parada se celebró como un gol en el Bernabéu.
El "gol" de Courtois sirvió de prolegómeno del golazo en mayúsculuas de Brahim. El malagueño recibió entre líneas, rodeado de cuatro cadistas, se giró con un control orientado y puso su derechazo en la escuadra con una postal que guardaba similitudes a la obra de arte que decidió en Leipzig.
La genialidad de Brahim puso cuesta abajo la tarde del alirón aniticipado que se cantó en el Bernabéu a la espera del Girona-Barcelona. El ex del AC Milan continuó con su aportación, clave como secundario durante toda la temporada, y regaló el 2-0 a un Bellingham que acababa de entrar al partido.
La fiesta era total en el Bernabéu, pese a que el Real Madrid necesita que el Barça no gane en Girona para ser campeón a falta de cuatro partidos. Como lazo a una tarde perfecta en Concha Espina para los madridistas, Nacho ejerció de capitán y homenajeó a los valores del club de su vida con una jugada de pundonor y habilidad que sirvió el 3-0 definitivo para Joselu.
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