Lo necesitaba. Tras dos años grises plagados de infortunios, de caídas, de malas decisiones y de salidas de tono de su histriónico jefe, Julian Alaphilippe ha mostrado su mejor versión para volver a ganar casi un año después. Y no lo ha hecho en un escenario cualquiera: lo ha conseguido en el Giro de Italia, una carrera que hasta ahora nunca entraba en su calendario, a pesar de que fue concebida para locos de la bicicleta como él, y que ha acudido en su auxilio cuando más falta le hacía.
Porque sólo un loco plantearía la etapa de hoy como lo ha hecho el doble campeón del mundo, que no quería volver a quedarse con la miel en los labios. En la jornada del sterrato, un extraordinario Pelayo Sánchez se interpuso en su camino cuando ya sonaban cantos de victoria. El día de Prati di Tivo, la escapada no cuajó por falta de entendimiento entre los fugados, a pesar de que Alaphilippe empujó y empujó hasta el agotamiento y la desesperación.
Pero hoy no. Bastaba ya. Sabía que su presencia en una fuga numerosa incomodaría demasiado, y que provocaría descoordinación y anarquía. Si quería ganar, necesitaba irse con solo uno o dos corredores más, y cuando saltó del pelotón en el primer repecho de la jornada, delante había demasiada gente. Era una etapa muy jugosa para los equipos que no están peleando por la clasificación general de este Giro, y nadie quería dejar pasar una oportunidad como ésta... pero pronto se acabó la emoción. A falta de 137 kilómetros, Alaphilippe volvió a atacar, y se marchó en solitario junto a Mirco Maestri. No le volverían a ver.
Perfectamente compenetrados, pedalearon a relevos durante horas hasta la última cota, donde ahí Alaphilippe, a falta de 11,5 kilómetros, ya sí voló en solitario, disparado hacia la meta en Fano, donde celebró una victoria que no ha sido la mejor de su carrera deportiva, pero sí una de las más simbólicas; y es que ha sido en Italia, precisamente, donde ha firmado varios de sus más importantes triunfos: la Milán-San Remo del 2019, el Mundial de Ímola de 2020 y, desde hoy, su primera etapa en el Giro.
La clasificación general, sin cambios
Tras dejar la general vista para sentencia en la primera semana, Tadej Pogacar ha bajado el nivel de revoluciones. Sabe que tiene que guardar para el Tour de Francia, por mucho que insistan en que sólo están pensando en el Giro. En el final montañoso en Boca della Selva apenas hubo movimientos entre los corredores que están peleando por la general, y hoy tampoco. El fin de semana, con la contrarreloj del sábado y la etapa reina en Livigno, será decisivo, y nadie quiere gastar fuerzas de más en los días previos.
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