Se acabó. Si no lo estaba ya, el Giro de Italia ha quedado sentenciado a falta de una semana para que concluya en Roma. Tadej Pogačar ha ganado la etapa reina en Livigno tras atacar a 13 kilómetros para el final en una jornada maratoniana de 222 kilómetros, de las que ya casi no se ven en las grandes vueltas, donde los ciclistas han estado más de seis horas encima de sus bicicletas. Conviene no olvidar que el ciclismo, ante todo, es un deporte de fondo y resistencia, y que el menosprecio que vienen sufriendo este tipo de etapas en el Tour de Francia y en la Vuelta a España no son sino una afrenta directa a la historia y naturaleza de este deporte.

La victoria de Pogačar se ha cocido a fuego lento. La jornada constaba de cinco puertos de montaña: Lodrino, Colle San Zano, Mortirolo (por la vertiente menos dura), Passo di Foscgano y Mottolino. Los dos primeros sirvieron para que se formase una numerosísima escapada que, no obstante, nunca llegó a tener más de cinco minutos de ventaja sobre un pelotón que mantuvo las diferencias controladas en el larguísimo valle que conducía a los corredores al Mortirolo.

Allí, como suele ser habitual cuando se asciende por la vertiente suave, nadie se movió. El pelotón, encabezado por los gregarios de Pogačar, bajó un minuto la diferencia con los fugados, que tras el descenso no acabaron de entenderse, enterrando definitivamente sus opciones de pelear por la victoria. En todo caso, de nada hubiera servido una coordinación mejor, porque la maglia rosa quería ganar. Y cuando Tadej Pogačar quiere ganar una etapa de montaña, sólo Jonas Vingegaard, que no está corriendo este Giro, puede impedírselo.

El pelotón comenzó a subir Foscagno al ritmo de Felix Grossschartner y Rafal Majka, que estaban preparando el ataque de Pogačar, que llegó a falta de 13 kilómetros, cuando el grupo se estaba aproximando a la zona de la muerte ciclista: los 2000 metros de altitud, donde cuesta pensar, respirar y pedalear. No es casualidad que fuera Nairo Quintana el que estuviera liderando la carrera en esos instantes. El colombiano del Movistar, en fuga desde los primeros compases de la jornada, iba camino de lograr un triunfo fantástico de no haberse encontrado en su camino con un Pogačar que sabía que hoy tenía que sentenciar el Giro para, ya sí, activar el modo ahorro de batería en la tercera semana pensando en el Tour de Francia.

Geraint Thomas y Daniel Felipe Martínez, que han cruzado juntos la línea de meta, ya están a 6:41 y 6:56 en la clasificación general. Martínez trató de atacar después de que lo hiciera Pogačar, pero tardó poco en levantar el pie. No es que sea superior, es que el esloveno pedalea en una dimensión distinta. Es otro nivel. El Giro está sentenciado, pero la lucha por el podio entre el británico, el colombiano y Ben O’Connor, cuarto a 1:02 de Thomas, será emocionante.