La superioridad que está mostrando Tadej Pogačar en este Giro de Italia tiene pocos precedentes en el ciclismo moderno, por no decir ninguno. No es simplemente que sea mejor que sus rivales; parece que corre en una dimensión distinta. Hace lo que quiere, cuando quiere. De las 17 etapas disputadas hasta el momento, ha ganado cinco, ha sido segundo en otras dos y tiene 7:42 de ventaja sobre el segundo clasificado en la general, Daniel Felipe Martínez.
El debate sobre si las exhibiciones del esloveno están siendo excesivas (es decir, irrespetuosas hacia sus rivales) surgió el martes, a raíz de su victoria en el Monte Pana. Sus propios compañeros de equipo reconocieron que ese día no tenían intención de salir a pelear por la etapa, pero la anulación de la subida al Umbrailpass por la mala climatología y el inesperado trabajo del Movistar Team propiciaron una situación de carrera que le puso en bandeja un nuevo triunfo. En esta ocasión, la víctima principal de Pogačar fue Giulio Pellizzari, un jovencísimo escalador italiano de 20 años que corre en el modesto VF Group-Bardiani CSF, que lo hizo todo perfecto: se metió en la fuga, gestionó bien sus energías, atacó en el momento preciso... pero se encontró con la maglia rosa de este Giro, que le sobrepasó dentro del último kilómetro, cuando rozaba su primer éxito como profesional.
En las redes sociales se desató la polémica. ¿Qué necesidad tenía Pogačar de robarle la victoria a ese joven y simpático escalador italiano cuando ya tenía cuatro en el zurrón y la carrera completamente dominada?
"Las carreras están para ganarlas"
Así de contundente fue Pogačar en una entrevista publicada en el diario Marca el pasado martes. Las carreras son carreras. Ni más, ni menos. Gana el que llega primero, y dejar que lo haga otro, siempre y cuando no tenga un sentido táctico, es absurdo. ¿Acaso Max Verstappen levanta el pie del acelerador para que sus rivales ganen en la F1? ¿Debería el Real Madrid, con la Liga finiquitada, dejarse perder contra el Betis el próximo sábado? En el ciclismo, no hay mayor muestra de respeto hacia tus rivales, y hacia las propias carreras, que competir hasta el último metro.
Por naturaleza, el ser humano tiende a rechazar a los ambiciosos y a mostrar empatía hacia los débiles, que en este Giro son todos los que corren contra Pogačar, pero... ¿Están corriendo contra él, o junto a él? Lo cierto es que el esloveno no ha recibido un sólo ataque en toda la carrera. Le han permitido dominar sin oposición desde la primera etapa, a pesar de que, por ejemplo, el equipo INEOS Grenadiers ha traído un bloque de corredores sólido y potente que podría haber intentado, algún día, una estrategia más agresiva. No se puede ganar si se juega a perder, y no se puede criticar a los que siempre, independientemente del escenario y las condiciones, juegan a ganar.
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