Hace no tanto tiempo, antes de la recuperación del embrujo, el Real Madrid y la Copa de Europa atravesaron una grave crisis que puso en riesgo el que ahora es un matrimonio más que consolidado, de esos que viven en una luna de miel peredne.

Entre 2005 y 2010, durante seis temporadas consecutivas, la Champions levantó una barrera infranqueable para el Real Madrid en octavos de final. Juventus, Arsenal, Bayern de Múnich, AS Roma, Liverpool y Olympique de Lyon ejercieron de verdugos durante los últimos coletazos de los galácticos, la etapa inmediatamente posterior, e incluso en el primer año tras el regreso de Florentino Pérez a la presidencia del club.

Aquel ciclo de tropiezos en Europa, a cada cual más estrepitoso que el anterior y que tuvo como colofón la catástrofe en el Bernabéu con los franceses en 2010, concluyó con la llegada de José Mourinho. El entrenador portugués aterrizó en Madrid con un triplete bajo el brazo y con la misión de, nada más y nada menos, sobreponerse al dominio del Barça de Guardiola y romper con la maldición de octavos.

La estancia de Mourinho en el Real Madrid siempre será recordada por el gran público como uno de los momentos de mayor beligerancia en la guerra Madrid-Barcelona; aunque, además de eso, para el aficionado blanco es el preámbulo de una época gloriosa, únicamente comparable con la del Madrid de Di Stéfano.

El largo y sinuoso camino a 'La Décima' estuvo fuertemente marcado por los tres 'casi' que firmó el Real Madrid con Mourinho. El conjunto blanco se quitó de encima la maldición de octavos en Champions y alcanzó la semifinal en las tres ediciones que disputó bajo las órdenes del portugués; sin embargo, no consiguió el título y sufrió en su último intento antes de la gesta la bofetada de un equipo que asombraba a Europa: el Borussia Dortmund.

La última decepción antes de la gloria

El FC Barcelona con doblete de Messi en el Bernabéu, el Bayern con la tanda de penaltis en la que Ramos manda su intento a la grada y la goleada en Dortmund que se consuma una agónica eliminación cuando se rozaba la heroica.

El Real Madrid de Mourinho acumuló tres episodios traumáticos que desaparecieron, ya con Ancelotti en el banquillo, con el gol de Ramos en Lisboa. Desde la espina del Dortmund, que avasalló al Madrid con un 4-1 en Alemania con un 4-1, han pasado 11 años.

Lewandowski celebra su cuarto gol al Real Madrid en la semifinal de 2013

El atropello del Dortmund entrenado por Jürgen Klopp y que encontraba en Robert Lewandowski, Mario Götze, Marco Reus, Gündogan y Hummels sus principales argumentos, hundió a todo el madridismo, que se sentía favorito para llegar a la final.

El estrépito de la derrota no acabó con la esperanza merengue, que se aferró a la épica que acompaña al escudo para la remontada. El milagro se rozó con un gol de Benzema y otro de Ramos en cinco minutos, pero la gloria estaba reservada para los años venideros.

Lisboa, Milán, Cardiff, Kiev y París las ciudades; Atlético de Madrid, en dos ocasiones, Juventus y Liverpool, también por partida doble, las víctimas de una dinastía: la del Real Madrid, que aspira a conquistar su sexta 'orejona' en diez temporadas.

Los futbolistas del Real Madrid alzan la decimocuarta Copa de Europa conquistada por el club

El Borussia Dortmund-Real Madrid de este sábado en Wembley se presenta como una final de la Champions tan inesperada como plagada de alicientes. Los alemanes, un lobo con piel de cordero al que con cada ronda le asomaban más las garras, buscan su segundo entorchado en la competición continental. El Real Madrid, rey de Europa, a la caza de la decimoquinta tan solo dos años después de conseguir la decimocuarta, algo difícil de pensar con la marcha de Cristiano Ronaldo en 2018 y de Benzema el pasado verano.

La eliminación a manos de los alemanes en 2013 dio paso a una primavera merengue en Champions que ha colocado cinco Copas de Europa en las vitrinas del Bernabéu, tres de ellas de manera consecutiva. Ahora, 11 años después del doloroso final que dio el Dortmund al trienio de Mourinho, el Real Madrid podría cerrar el círculo de una de las derrotas que marcaron a una generación con la gloria. Wembley decidirá.