El libro de logros históricos de Carlos Alcaraz escribe una página más a sus 21 años. El tenista murciano ganador de dos Grand Slam jugará su primera final de Roland Garros tras una victoria heroica frente a un Jannik Sinner descomunal por 2-6/6-3/3-6/6-4/6-3 en 4 horas y 12 minutos.
Jannik Sinner, que será número 1 del mundo el próximo lunes, ejerció como tal en el comienzo de un partido que ya es en sí mismo un capítulo de oro de un duelo que apunta a generacional.
La frialdad del italiano le permitió exhibir una precisión y potencia inabarcable para Carlos Alcaraz en todo el primer set. La oportunidad de break llegó para Sinner en el primer juego y, fiel a su perfección,la correspondió gracias a un error no forzado de Alcaraz con la derecha.
Sinner consolidó el break de salida con un juego en blanco y no solo eso, sino que volvió a romper a Alcaraz y se puso con 4-0 a su favor. La posibilidad de vencer el set se diluía y quizá eso desprendió de tensió a Alcaraz, que pasó del 4-0 a tener en su mano el 4-3.
Del 40-15 para apretar el saque de Sinner al break en contra que dejó el set en la mano del italiano. 6-2, en 42 minutos, set impecable por parte de Sinner.
El guion del segundo parcial fue similiar al del primero, al menos de partido. Sinner volvió a apuntarse la rotura a la primera y Alcaraz se veía dominado por su rival por primera vez en todo el torneo. El italiano pasaba de la defensa al ataque en cuestión de instantes y continuaba con la intención de someter al español con todo su repertorio.
Un golpe de confianza marcó el camino de Alcaraz en su búsqueda de la remontada en el segundo set. La derecha de Carlitos corrió y sirvió al murciano de flotador para aferrarse al partido. El golpe maestro de Alcaraz se coló en el choque y brindó el break para pupilo de Juan Carlos Ferrero.
La derecha rescató a Alcaraz, que utilizó su mejor arma para descolocar a un Sinner hasta el momento académico, con una concentración y perfección más propia de un robot que de un ser humano.
La nube que zarandeó al español en el primer set cambió de lado y el que sufría la tempestad de tenis en la segunda manga era el italiano. La bola y Alcaraz ya no estaban enfadados como al inicio, cuando el agatorramiento hizo presa del murciano. La pelota y Alcaraz ya eran uno y, de línea en línea, ue parecían enfadados durante el inicio, se convirtieron hasta cerrar el segundo parcial por 6-3.
1 hora y 31 después del primer punto, el partido volvía a cero. La semifinal de Roland Garros se reiniciaba con un set para cada uno. Aquí no ha pasado nada. Con cinco juegos del tercer set, Alcaraz y Sinner -que parecen destinados a repartirse los Grand Slam la próxima década- ya se habían intercambiado breaks. Los dos tenistas frenaron el ritmo y se adentraron en un laberinto de nervios y desconcierto acompañados de gestos de incomodidad física para ambos que desembocó en el 3-2 para Sinner, que tuvo que recibir la asistencia del fisioterapeuta.
Los calambres de Sinner pesaron menos que las molestias que torcieron el gesto de Alcaraz. El fantasma de la lesión volvió a la cabeza del de El Palmar, que redujo la intensidad de su saque. Media concesión frente a Sinner es gasolina en un incendio y en un parpadeo el todavía número 2 del mundo se cerró el set con 6-3 a favor.
La remontada de Alcaraz a Sinner
Las dudas volvieron a atacar a Alcaraz, aunque ahora parecía una cuestión física y no psicológica, por lo que la solución se antojaba más complicada. La forma de encarar los puntos de Carlitos cambió. Sinner golpeaba cada vez más fuerte, mientras que Alcaraz apostaba por recortar los intercambios.
La batalla retomó la velocidad previa a la incertidumbre generada por los dos tenistas y, con 3 horas de partido cumplidas, Alcaraz dió ese plus para llevar la semifinal al quinto y definitivo set.
El tenista murciano destapó el tarro de las esencias y fue capaz de aunar la garra de un principiante y la calidad de la élite mundial para quebrar el saque de Sinner y poner la semifnal en un escenario de épica total.
Primer set para Sinner, segundo para Alcaraz, tercero para Sinner y cuarto para Alcaraz. Todo eso ya daba igual. Carlitos iniciaba al servicio con la intención de no frenar la inercia que le devolvió a la vida en Roland Garros. Y así fue. Alcaraz bordó el tenis y voló hasta el 3-0 de salida con una exhibición: derecha, revés, globo, dejada, volea... todo ejecutado por un Alcaraz estratosférico.
La tenacidad de Sinner trató de resquebrajar a un Alcaraz decidido a pisar su tercera final de Grand Slam, la primera en París. "Poderoso, siéntete poderoso", alentaba Ferrero desde la grada. Apenas un minuto después, la consigna era "sueltecito, sueltecito". Casi 4 horas de partido y, sin rechistar, Alcaraz trasladaba a la pista los consejos de su entrenador pese a la resistencia de Sinner.
Siempre un punto más, un golpe más, un palo más, Sinner estrujó sus posibilidades en París y levantó dos bolas de partido; sin embargo, Alcaraz supo sobreponerse a todas las trampas del italiano.
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