España ha puesto el listón por las nubes después de sus dos primeros partidos en la Eurocopa. El grupo de la muerte, con Croacia, Italia y Albania, se ha convertido -hasta el momento- en un cuadro de exhibición para los de Luis de la Fuente.

Los vicios de siempre que condujeron al fracaso de España en el Mundial de Qatar 2022 son parte del pasado. El efecto del limpiaparabrisas que también condenó a España en Rusia o que impidió dar la puntilla a Italia en la semifinal del último europeo es ajeno a la Selección actual.

El combinado nacional presume de todo aquello que ha añorado desde 2012, cuando la generación de oro cerró su ciclo glorioso con una oda al fútbol en Kiev. Los Xavi, Iniesta, Fàbregas, Silva, Torres y compañía bailaron a Italia con un 4-0 para el historia y lo hicieron con el tiki taka más vertiginoso que se recuerda.

Aquel grupo de jugadores consiguió encumbrar el juego asociativo hasta unas cotas insospechadas. España abrumaba y descosía defensas tal y como hace ahora en la Eurocopa de Alemania, aunque ya no lo hace desde el toque inalcanzable.

La desaparición de aquel grupo de jugadores originó una sensación de orfandad en torno a la selección. Las decepciones acumuladas en Brasil, Francia, Rusia y Qatar, donde España se estrelló en fase de grupos u octavos de final, enterraron la mística que rodeaba al equipo invencible de 2008-2012. 12 años más tarde, España ha resucitado en los extremos.

La imposibilidad de volver a juntar un centro del campo con varios de los mejores peloteros de siempre, hasta el punto tal que el delantero centro era Fàbregas -otro centrocampista por naturaleza- ha obligado a España a mutar. La evolución del juego de España no significa el abandono de su mejor amigo, el balón, sino una refundación sostenida en dos motivos: Nico Williams y Lamine Yamal.

La nueva España

Williams (21 años) y Yamal (16 años) han vuelto a hacer creer a los españoles que pueden ganar a cualquiera. Quizá España tiene mala suerte, sufre un gatillazo o un partido en los cruces donde todo se tuerce. No tiene por qué ganar la Eurocopa, de hecho, solo un equipo lo consigue, pero la sensación transmitida por la Selección no es la que ha acompañado al equipo desde 2014 hasta ahora.

Ni en la última Eurocopa, donde se alcazaron las semifinales, España consiguió asombrar como lo hizo en el debut con Croacia y en Gelsenkirchen con Italia, vigente campeona del torneo. 'Qué lección de España' titulaba la versión digital de La Gazzeta dello Sport tras el baño a la Azzurra.

El gran triunfo de España en lo que va de Eurocopa es la autoridad con la que ha sometido a sus rivales. Tres fogonazos bastaron para liquidar a Croacia, mientras que con Italia el acoso solo dio un gol, pero no permitió que la tetracampeona del mundo disparara más de una vez a la portería de Unai Simón.

El poderío de España viene por los flancos. El descaro, la ingenuidad -bien entendida- y las ganas de vencer de España galopan a lomos de Lamine Yamal y Nico Williams.

"Si veo que estoy en uno contra uno, voy a por el lateral siempre porque al final es un juego muy psicológico porque a la que me voy una vez de él ya va más asustado", señaló, con tanta sencillez como colmillo, el adolescente Yamal en una entrevista para El Partidazo de COPE.

Williams, mejor del show ante Italia, espetó las siguientes palabras tras el partido: "Tenemos ganas de hacer algo grande en esta Eurocopa". El extremo del Athletic Club evidencia el sentir de una selección que se equilibra con Rodri y Fabián en el centro del campo y con Dani Carvajal como líder de la zaga y socio de lujo para Lamine Yamal en la banda derecha

España, nación con poco espacio para los grises, es un país de extremos. Dos victorias y España es la mejor selección del mundo, una derrota, un empate, duas y pasa a ser una de las más decepcionantes.

En línea con las declaraciones de Kylian Mbappé que tanta polémica han generado, Lamine Yamal y Nico Williams llenan de vida a España. "Los extremos están llamando a la puerta del poder y tenemos la oportunidad de dar forma al futuro de nuestro país", pronució el talento francés en unas palabras que bien se podrían atribuir a la huella de Nico Williams y Lamine Yamal en la Selección.