España luchará por un puesto en la final de la Eurocopa. La Selección ha conseguido la proeza de eliminar a Alemania, anfitriona del torneo, después de un partido agónico en el que los locales apuraron sus opciones hasta el minuto 120.

La rosca dibujada por Dani Olmo, capital en el pase de España con un gol y una asistencia, encontró la llegada de Mikel Merino, que emergió en la prórroga cuando solo los penaltis asomaban como esperanza para los nuestros.

El combinado español vuelve a pisar el penúltimo escalón de la Eurcopa gracias a un ejercicio de resistencia. Tras brillar durante gran parte del cruce de cuartos y acariciar la victoria, España vio como Alemania empató y cambió por completo la energía de un episodio que ya forma parte de la historia de la Selección.

El pitido inicial del España - Alemania dio rienda suelta a un estallido de tensión hasta ahora inédito en la Eurocopa. Dos selecciones con aroma a campeona se medían en Stuttgart por un puesto en la semifinal.

El marcador contaba segundos cuando España mostró su tarjeta de visita. Nico Williams inauguró una triangulación tremendamente vertical que encontró a Álvaro Morata en el área. El ariete madrileño dejó de cara para Pedri y el canario se topó con Manuel Neuer.

El susto hizo apretar los dientes a los alemanes, que mostraron desde el comienzo una intensidad a veces excesiva. Toni Kroos cortó una contra de España con un faltón que provocó la voltereta y la lesión de Pedri; sin embargo, el árbitro británico se guardó la tarjeta amarilla. La contundencia alemana sentó a Pedri a los 6 minutos. Dani Olmo entró en escena y, gracias a su rapidez, provocó la primera amonestación de los germanos tras marcharse de Rüdiger.

El duro arranque de la anfitriona no intimidó a España, que pese a no contar con el control del balón supo encontrar el espacio a la espalda de los mediocampistas alemanes. Esos metros se antojaban eseciales para explotar las virtudes de Nico Williams y Lamine Yamal. Los extremos españoles amenazaron en varias transiciones que hicieron contener la respiración a las decenas de miles de alemanes presentes en Stuttgart, aunque la precisión y la contundencia en la definición no acompañó a los de Luis de la Fuente en el primer tiempo.

Después de romper a sudar, Alemania ganó presencia en el partido y durante 20 minutos se llevó la batalla a su terreno. Kroos tomó el mando e hizo circular con mayor velocidad y peligro a Alemania, que asomó con centros laterales que Unai Simón resolvió con seguridad.

El choque se cerró y dejó poca alternativa, aunque España subió un punto la intensidad y fue capaz de empujar a Alemania en los últimos cinco minutos antes del descanso.

Del vestuario volvieron tres nuevos protagonistas: uno español, Nacho por Le Normand -que tenía tarjeta-; y dos alemanes, Andrich y Wirtz, que suplieron a Leroy Sané y Emre Can.

La inercia del final del primer capítulo se extendió al segundo y España mostró el colmillo a los dos minutos con la ocasión más clara del enfrentamiento. Lamine Yamal buscó a la referencia en la delantera, Morata, que con un movimiento de pivote de fútbol sala se liberó de la marca de Tah y se fabricó el espacio al borde del área pequeña. Un resbalón impidió el grito de gol del capitán español, cuya participación sería fundamental instantes más tarde.

Laporte salió de la cueva con valentía y se atrevió con un pase rompedor para Morata, que bajó a recibir para generar espacio a su espalda. El capitán se hizo con el esférico y, con criterio, abrió para la llegada de Lamine Yamal por banda. El adolescente contemportizó hasta que abrazó la llegada de Dani Olmo, que ejecutó a la perfeccion desde la frontal para, esta vez sí, gritar el tanto que metía a España en las semifinales de la Eurocopa.

El tanto de España tuvo un efecto inmediato en el partido, que todavía tenía al menos 40 minutos por delante. La táctica parecía cada vez más ajena a un encuentro con las revoluciones al máximo. Los de De la Fuente trataban de aplacar el ímpetu alemán con la posesión para así dar el golpe definitivo y Alemania se agarraba a su orgullo para equlibrar la eliminatoria.

El paso al frente de Alemania acercaba el peligro a la portería de España, que tenía que saber sufrir para posteriormente atacar los espacios que se generaban con la ofensiva germana. Füllkrug acaparó buena parte de las intentonas de Alemania, que cargaron el área en busca de la prórroga. El tanque del Borussia Dortmund trabajó los metros de la verdad y a punto estuvo de encontrar premio tras un pase de la muerte. Füllkrug ganó la posición a Nacho que, incapaz de sostener al delantero trató de incomodar un remate que se estrelló con el poste.

La resistencia de España a la carga de Alemania se tambaleó. Un error de Unai Simón brindó la oportunidad de igualar a Havertz, cuyo intento de vaselina con todo a favor se marchó alto. Alemania convirtió el esprint final en un bombardeo que consiguió su objetivo a un minuto del 90, cuando Wirtz cazó un balón directo al corazón de España que puso el 1-1.

El subidón de Alemania, con 5 minutos por delante para llegar a la prórroga, exigía templanza en España. La Selección se centró en sobrevivir para volver a empezar en el tiempo adicional y el empate aguantó a la conclusión de los 90 minutos.

España se alió con el balón para desprenderse del acoso alemán. La Selección apresó la redonda y frenó el ansia de victoria germano, que tras el esfuerzo al borde del precipicio necesitó un respiro. Una combinación finalizada ligeramente escorada por Oyarzabal representó todo el peligro de España en el primer cuarto de hora adicional, mientras que Wirtz rondó el 1-2 con una llegada que se escapó por milímetros.

El sufrimiento para España se disparó con la reanudación, ya que un intento de Musiala impactó con la mano de Cucurella dentro del área. Taylor indicó que no había nada, el VAR respaldó la decisión y a jugar. El guion mantuvo su regularidad, con Dani Olmo -futbolista más inspirado de España en Stuttgart- como líder de la rebelión de España y con el bloque alemán más entero en lo físico.

El imantado Niclas Füllkrug, dispuesto a cabecear una nevera, puso a prueba a Unai Simón en el minuto 116, pero el meta bilbaíno respondió con una estirada que mantuvo viva la esperanza de España.

La ilusión de España se personificó en Mikel Merino, que catapultó a la Selección a la semifinal de la Eurocopa con un cabezazo clínico que ha levantado a todo el país.

El gol de Merino redondeó una actuación especial de España, de esas que se recuerdan con el paso de los años, tal y como sucedió en 2008 con Italia o en 2010 con Paraguay o la misma Alemania.