España jugará para levantar su cuarta Eurocopa en la finalísima de Berlín. La Selección vuelve a una gran final internacional 12 años después de conquistar la Eurocopa de Polonia y Ucrania en 2012.
Georgia, Alemania y ahora la todopoderosa Francia han sido los obstáculos superados por España en los cruces hasta alcanzar el escenario definitivo frente a la vencedora del Inglaterra - Países Bajos.
'No pasarán', rezaba la portada del prestigioso L'Équipe en una referencia histórica que España ha destrozado con una lección de fútbol a Francia con remontada incluida.
El 'A por ellos' retumbó en las gradas de Múnich desde el primer instante y alentaba a España a tratar de imponer su ley sobre Francia. Los galos sintieron el 'uy' de los miles de españoles presentes en la casa del Bayern de Múnich cuando no se alcanzaba ni el minuto 5, aunque fueron los de Didier Deschamps los que sacaron el guante con mayor precisión.
Un desenmascarado Kylian Mbappé recibió excesivamente suelto en el perfil izquierdo e hizo la diablura que toda España temía. El crack parisino levantó la cabeza y templó un centro que puso, por primera vez en toda la Eurocopa, en evidencia a la zaga de España. Kolo Muani cabeceó con comodidad en boca de gol y adelantó a Francia a los 8 minutos.
El mazazo anestesió a España. Francia se creció con el gol, que le facilitaba el plan de replegar y correr a la contra. Durante unos 10 minutos la semifinal entró en el territorio francés, con ritmo bajo y bajo la amenaza en las bandas de Mbappé y Dembélé para los de Luis de la Fuente.
En el peor momento de la Selección emergió la figura de un gigante del fútbol que, a sus 16 años, no puede comprar cerveza, conducir un coche ni entrar en una discoteca; sin embargo, Lamine Yamal tiene los arrestos y la calidad suficiente para agarrar el balón a 30 metros de la portería, fintar a dos rivales y sacar un zurdazo mágico a la escuadra para levantar a todo el país.
La parábola del adolescente español cambió por completo el aura del choque y la Selección, con una personalidad de campeona, domesticó a Francia. Cinco minutos de furia bastaron para que España hiciese más daño a los galos de lo que había sufrido en todo el torneo.
De lado a lado, con criterio y precisión, España encontró a Jesús Navas donde más le gusta, al espacio y en carrera. El sevillano, único superviviente en el equipo de la Selección campeona del mundo en 2010, sacó un centro cargado de peligro que puso en aprietos a la defensa francesa. Los centrales repelieron la rosca, pero Dani Olmo cazó el balón suelto para, con un control en regate de fantasía, parar el tiempo en el área y fusilar para el 2-1 a los 25 minutos.
La remontada fugaz de España tambaleó a Francia, que con el resultado en contra tenía la obligación de dar un paso al frente. La presión francesa hizo sonreir a España, que salía de la cueva con tranquilidad y efectividad para atacar el espacio.
El descanso no inmutó a España, que regresó del vestuario con tanta o más decisión que en el arranque. El guardameta francés, Mike Maignan, salvó a los suyos de una escapada vertiginosa de Nico Williams cuando se dirigía al gol. La sensación era que España no quería especular y solo tenía la marcha de dominar para ampliar la renta.
Francia se desprendió de yugo de España, que sabía de la posibilidad de finiquitar la semifinal en un contragolpe, y subió la intensidad para buscar el empate.
El ritmo francés no intimidaba a España y la selección gala, campeona del mundo en 2018 y subcampeona en 2022, era incapaz de hacer dudar a los de De la Fuente. Deschamps tiró de Griezmann, Barcola y Camavinga y sentó a Rabiot, Muani y Kanté y disfrutó de mayor presencia en campo rival, aunque el mayor peligro lo llevaron a balón parado y no con el juego lanzado.
España volvió a exhibir una personalidad superior para controlar la rebelión gala y, pese a llegar a los 10 minutos finales con solo un tanto de ventaja, contuvo la ofensiva liderada por Barcola y Mbappé. La entrada de Mikel Merino, héroe en Stuttgart, cimentó aún más un centro del campo gobernado por Rodri y Fabián mientras España mantenía la amenaza con Nico Williams y Lamine Yamal.
Ni máscara, ni Mbappé, ni Griezmann ni todo el elenco de estrellas francesas pudieron ser protagonistas en una noche en la que España ha vuelto a abrumar al mundo del fútbol. Del 'A por ellos' a los 'olés' cuando se alcanzaba el objetivo, España ha ofrecido un despliegue sin precedentes en lo que va de una Eurocopa perfecta, con seis victorias en seis partidos.
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