Carlos Alcaraz Garfia agranda su leyenda. El joven tenista español extiende su reinado en Wimbledon tras revalidar su corona con una exhibición que ha atropellado al todopoderoso Novak Djokovic por 6-2/6-2/7-6 en 2 horas y 30 minutos.

Los 24 grandes que colocan a Djokovic como uno de los más grandes en la historia del deporte de la raqueta parece que suenan a cotidiano para Alcaraz, que vuelve a superar al serbio en el escenario definitivo londinense para sumar su cuarto Grand Slam a los 21 años.

El primer juego sirvió para comprender la dimensión de la batalla. 14 minutos y cinco bolas de break fueron necesarias para que Alcaraz transmitiera a Djokovic que no iba a ceder ni un milímetro. El español dio el primer paso con un incio totalmente psicológico que cayó a su favor para estrenar el marcador con rotura.

Alcaraz confirmó la rotura con autoridad y sin sufrimiento para marcar distancias con el 2-0. El español, más serio que nunca, no aflojó. Impecable con su saque y rocoso y acertado al resto, el de El Palmar voló hasta ponerse 5-2 al servicio. Un primer set impecable cayó para Alcaraz tras 41 minutos en los que el murciano bordó el tenis para apuntarse la manga por 6-2.

La derecha de Alcaraz dominó sobre la hierba del grande británico desde el primer instante. El ciclón murciano zarandeó a Djokovic, que entregó su saque al arrancar el segundo set. El ganador de 24 Grand Slams trataba de resistir y minimizar daños, pero Alcaraz no cedía. Otro 2-0 de salida empujaba a Djokovic, obligado a reaccionar para buscar su momento ante el ritmo implacable del pupilo de Juan Carlos Ferrero.

El serbio creció y apretó en cada punto, pero Alcaraz no se inmutó. Una madurez superdotada guió al español, que superaba a Djokovic en todos las facetas del juego. A lo grande, como lo que es el gigante de El Palmar, clavó otro 6-2 a Djokovic en poco más de media hora.

Djokovic sentía la amenaza de Alcaraz, que acabó con la tiranía del serbio en Wimbledon hace un año, y aceleró en busca de una solución a la avalancha sufrida hasta el momento. El esfuerzo era inútil ante el festival de Alcaraz, que lejos de tambalearse por el envite se remangó para redondear una faena de época.

La garra y la maestría de Djokovic aferraban a la final que siete veces le ha coronado como rey de la hierba; sin embargo, la película tenía un único protagonista, Carlos Alcaraz Garfia.

Con 4-4, Alcaraz consiguió una rotura que se antojaba definitiva para extender su reinado en Wimbledon, pero ahí volvió a asomar la grandeza de Djokovic. El de Belgrado levantó tres bolas de partido y alargó una final que parecía sentenciada. Las dudas se dejaron ver por primera vez -y solo por instantes- en el murciano, que se olvidó de haber dado una vida extra a Djokovic y se centró para forzar el tie break.

Desde el fondo, con la volea, de derecha, de revés y en definitiva, de ganador en ganador, Alcaraz confirmó su superioridad con un desempate valiente que acabó con la resistencia de Djokovic, que solo pudó que rendirse a la exhibición apabullante de Carlitos.

La gesta de Carlos Alcaraz cobra aún más valor si se tiene en cuenta que hace poco más de un mes escribió su nombre en el club de los campeones de Roland Garros. El triunfo encadenado en los dos grandes encumbra a Alcaraz, que es uno de los seis hombres que en la Era Open han ganado Roland Garros y Wimbledon en un mismo año junto a Rod Laver, Bjorn Borg, Rafael Nadal Roger Federer y su víctima en Londres, Novak Djokovic.